«Terra da fraternidade» (José Afonso)
Sábado, 25. Dos amigos me enviaron esta mañana sendas grabaciones distintas de la canción Grândola, vila morena, de Zeca Afonso, para recordar el cuadragésimo sexto aniversario de la Revolución de los claveles. Qué bien, porque me emocionan la música y el hecho histórico. Coincide con el cumpleaños de mi amigo J., a quien debo mi carrera académica. Siempre me ha llevado once años, aunque a mí me quedan cuatro meses para cumplir los cincuenta y ocho. Hablamos un rato grato por teléfono. Todo bien, afortunadamente, a pesar de que salió en la conversación el nombre de un profesor ya jubilado de la Autónoma de Madrid que fue amigo de J. hace mucho tiempo y que ha muerto por coronavirus estos días. Lástima. Hoy, sábado, como otros desde casi el principio del confinamiento, me he reunido por videoconferencia con un grupo de amigas y amigos —salvo J., todos antiguos alumnos, también de J.—, en la sastrería, que es como el bueno de A., inteligentemente mordaz, ha llamado a este foro en que desde el primer día empezamos a cortar trajes a unas cuantas personas conocidas que se han ganado a pulso nuestro inocuo y divertido escarnio. Se nos pasa el tiempo volando porque lo pasamos bien, aunque siempre abordemos las cifras y la información de la semana, aunque siempre comparemos Portugal con España, y aunque siempre Portugal nos de lecciones. Así que hoy uno de los editoriales de El País lleva el título de «Ejemplar Portugal». Estamos haciéndolo bien. Me refiero a nuestra tertulia. De la que, por cierto, tuve que ausentarme unos segundos para recoger el periódico que mi vecina me dejó en la escalera —si puedo, me gusta agradecérselo—, y traía la recomendación de J.R.M., amigo de todos los que hablábamos, sobre Autorretrato en el estudio, del filósofo italiano Giorgio Agamben, que esta mañana temprano estuve leyendo en una entrevista que hace casi un par de años publicó la revista Ñ del diario argentino Clarín. Qué coincidencias.
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