domingo, abril 30, 2006

Climas

En este tiempo, sobre las siete de la tarde cae el sol justo sobre este escritorio y enardece las motas de polvo que se han posado en la superficie de esta pantalla en la que leo. Es más, he cogido de un estante un libro hace tiempo sin tocar y al abrirlo, sobre esta luz natural que cae, tan poniente, decenas de motas han volado en este espacio encendido, primero, como pájaros espantados y como fuegos de artificio que se apagan y descienden a lo oscuro luego.
El libro es Climas. Odile e Isabelle, de André Maurois, la traducción de Assumpta Roura en Ediciones del Bronce, en 1997. Lo compré hace unos seis años en Badajoz y en su segunda parte, la de Isabelle, leo:
"Cometemos el error de decir que el amor es ciego; lo único cierto es que el amor pasa por alto los defectos y las debilidades y que ve perfectamente cuando está convencido de haber encontrado en alguien lo que de verdad le importa sin tener necesidad de razonarlo."
En eso pienso en esta tarde en la que el sol sigue iluminando a trozos este espacio.

lunes, abril 24, 2006

Con Jaime Naranjo. De libros

Lunes festivo —por San Jorge, ayer domingo. Paseo de Cánovas. Feria del Libro de Cáceres. He estado con Jaime Naranjo. Hemos hablado de libros. En casa he leído en El boomeran lo que ha escrito Javier Rioyo sobre la librería de Jaime, sobre Boxoyo Libros. No lo dice, pero debería saberse que ese rincón único de Cáceres, en donde uno puede pasar horas dedicado a esos dos placeres asociados a las buenas librerías, ver libros y charlar con el librero, puede desaparecer atenazado por pleitos y sentencias que lo consideran un negocio peligroso por el peso que soporta el inmueble.
La desolación de Jaime se traduce en cerrar antes de que le cierren la librería. No puede ser. No debe ser. ¿Nos vamos a quedar callados? ¿Sólo vamos a escribir en nuestros blogs elogios y denuncias, lamentos y protestas? No debe ser.
Con Jaime Naranjo, de libros. Hemos hablado de autores y de la Feria. El periódico traía hoy buenas noticias sobre la afluencia de público y el volumen de ventas; pero el interés cultural sigue fallando, comentamos. Aun así, añado, es importante que en el centro de la ciudad, en su paseo principal, pase lo que está pasando. Claro que, luego, uno se viene abajo.
Porque uno, hoy, estaba aquí para presentar dos novedades editoriales del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura: una espléndida traducción de los Sonetos de Shakespeare, de Carmen Pérez Romero, y un libro sobre Gabriel García Márquez: crónica y novela, de Carolina Molina Fernández. Y no había nadie de la Universidad. Estaban Rosalía y Santos Domínguez, Jaime, Pepe Domínguez, algunos familiares de Carolina Molina, Teófilo González Porras, algunas señoras que pasaban por allí. A Miguel Ángel Melón, que fue director de Publicaciones de la Universidad no le dio tiempo a llegar desde Monroy, y sé de su disculpa. Nadie más.
Con Jaime, hablando de libros. Ojalá que por muchos años. Y en su librería.

domingo, abril 23, 2006

Garlito

El Diccionario de la Academia Española trae como principio de la primera acepción de la palabra garlito lo siguiente: "Especie de nasa, a modo de buitrón"... Sea.

domingo, abril 16, 2006

Un regalo, de Tato

Recomiendo leer la entrada Un regalo del blog de Tato. Hace muchos años me sentí igual después de que alguien enredase en mis libros y en mis cajones. En la mesilla de noche había un paquete de tabaco rubio —yo, por aquel entonces, fumaba Ducados— y el ladrón encendió un pitillo —había ceniza en el suelo, al lado de la cama. Acababa de comprarme mi primer ordenador, vivía al lado de la comisaría de policía y los ladrones forzaron la puerta por las bisagras. Me parecen circunstancias reseñables. A los pocos días, el periódico publicó los signos que acostumbran a usar los 'cacos' para señalar sus objetivos. En mi puerta quise ver un pictograma cuya traducción según el periódico —creo recordar— era un displicente "Nada de interés", o sea, que no había joyas, que era lo que buscaban los ladrones. Otros mensajes informaban: "Mujer sola", "Ya limpiado" o "Limpio"...
Yo también pensé en mis ladrones, en sus sueños, sus pasiones, sus problemas, sus gustos; y recuerdo cómo me sentí al comprobar que alguien había estado hurgando en mis cosas, esa desnudez...

jueves, abril 13, 2006

Mi hermano y yo


La lectura de Años de ignorancia..., un libro de cuatrocientas treinta y dos páginas de mi hermano Luis R. y con una tirada de poco más de una docena de ejemplares, que consiste en evocaciones personales y reflexiones sobre acontecimientos entre 1946, año de su nacimiento y 1970, antes de casarse, me incita a recuperar esta foto que otro hermano, José María, arbitrista y autor del prólogo al libro citado, iba a publicar en su blog.
La foto de José María y yo está tomada un domingo a la salida de misa, en la iglesia de Santa Marina de Zafra, y se las trae. Obsérvese la diferencia entre los hermanos a partir de una mera pose: el carácter resolutivo y extravertido de la postura de mi hermano —mano izquierda en el bolsillo del pantalón, piernas en una actitud dinámica y abierta— frente al hieratismo hermético y de firmeza castrense del que luce el flequillo más tupido y atemorizado. Sólo un detalle rompe la distributiva fraterna: mi lazo al cuello, no parece propio, de tan desarreglado.
Se admiten comentarios.

martes, abril 11, 2006

Un cuaderno antiguo

La búsqueda de un dato me ha llevado a detenerme en la lectura a saltos de un cuaderno antiguo (9 de marzo a 20 de junio de 2001). Contiene muchos apuntes y notas, algunas entradas de teatro o de cine (se borran, sí, se borran con el tiempo las del cine), un recorte del periódico, citas, listas, comentarios... De todo hace cinco años.
Hay un apunte sobre el ensayo público de la obra teatral de un amigo, El pan de la vida, de Honorio Blasco, en la Sala Trajano de Mérida. Hay una nota sobre el cumpleaños de mi hija —con quien leí Asterix y Latraviata, con Uderzo y sin Goscinny— y al día siguiente otra a propósito de la intervención de Manuel Rico y Javier Rodríguez Marcos en "La estación azul", el programa de Radio 3 que dirigen Ignacio Elguero y Javier Lostalé. Llamé y no entré en directo. Hay una frase de una amiga que hoy es preciosa —la amiga, no la frase: "No me gusta que estés malo". Hay también unas líneas tristes del cuatro de abril por la muerte de la madre de un amigo, Ángel Campos ("Yo también te quiero mucho" es un verso real que no está, así, en La semilla en la nieve, su espléndida elegía). Hay un jersey echadizo, unos pantalones piratas, una ocurrencia: la propuesta de que un recluso de Cáceres-2 curse estudios de Filología en la Facultad. Están las notas sobre Don Giovanni de Mozart y las de una tarde de mayo de consultas en la Biblioteca Nacional. Está un apunte sobre un título anterior para el Memorial de un testigo de Santos Domínguez: Plaza de la palabra. Están las notas para un acto literario con Manuel Neila y Basilio Rodríguez Cañada que no llegó a celebrarse. Y hay una frase que escuché a mi hijo decir a su amiga Marta: "—Tengo ganas de hacer caca, ¿quieres acompañarme?". De todo hace cinco años.

sábado, abril 08, 2006

Asperges de notas sobre la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR (XVIII)

En la crónica publicada el viernes en El País de la presentación en Barcelona de la nueva novela de Eduardo Mendoza, Mauricio o las elecciones primarias, que ha editado Seix Barral, se recogen las declaraciones del novelista, que compara la escritura de una novela con un viaje: “Uno piensa que viaja a París, pero luego decide quedarse en un pueblo del trayecto, triste y mal iluminado. Descarrilé en esta novela.” ¿Habrá leído Mendoza la novela de Gonzalo Hidalgo Bayal? Ojalá.
La idea de Mendoza del viaje —en tren, claro— aplicada a la escritura narrativa da pie para subrayar una vía de la intención de la Paradoja del interventor como exploración sobre las posibilidades de un narrador frente a su personaje. Esa vía o ese marco es el de un individuo que escribe y que se propone inventar a un personaje vacío y llenarlo con su palabra a partir de relaciones causales. El narrador explora sobre lo narrable y se empeña en crear desde la nada, en someter, a través de la palabra, los componentes convencionales de una trama novelesca, para demostrar —si cabe empeño tan presuntuoso en un escritor como GHB— qué puede hacerse a partir de un personaje interventor que no es interventor, de un tren que no pasa, de un misterioso sobre, de un cuaderno de hule negro...

Dijo un campesino a su amada

"Si el dinero no basta, apuesto el corazón. Es una moneda que también tiene precio. Me lo arranco del pecho, y todavía fresco lo pongo sobre la mesa para que oigamos juntos los latidos de un órgano que me hizo amarte desde la mañana hasta el anochecer, para conmoverme a tu lado con las lágrimas que sin duda has de derramar por mi sacrificio. Pero, si aun así pensaras que ni siquiera un corazón vierte la sangre de la que esperabas nutrirte por muchos años, podemos ir en busca de otras partes de mi cuerpo, no me importa que tomes los pedazos, no hay en ellos nada que ya no haya cedido por adelantado."
Hace pocas horas que me contaba Nélida Piñon que el cuento que comienza así, y que se titula "Dijo un campesino a su amada", provocó que una lectora se pusiese en contacto con ella para agradecerle el haberlo escrito. Está en O calor das coisas (1980), y en español está incluido en el volumen El calor de las cosas y otros cuentos, que, en traducción de Elkin Obregón publicó Fondo de Cultura Económica en 2000 y reeditó en 2005 en España al calor del Premio Príncipe de Asturias.
Nélida Piñon ha estado en Cáceres en el I Congreso Nacional de la Lectura. He pensado en el imperio narrativo de su personaje Scherezade, de Voces del desierto (Alfaguara, 2004, en traducción de Mario Merlino), como analogía posible con su creadora. Juan Domingo Fernández, periodista, que sabe de escuchar a buenos conversadores, lo confirma.

miércoles, abril 05, 2006

Una clase con Cernuda

Hoy he llegado a clase y en la pizarra estaba escrito, como un residuo de la clase anterior, el nombre del poeta sobre el que íbamos a hablar. Luis Cernuda. No era letra de profesor, sino de alumno que había expuesto un ejercicio meritorio. Circunstancias concretas merodean sobre lo hecho y sobre lo que escribo un día como hoy. Demasiado pedestres.
Olvidado de todo, me interesa especialmente destacar la importancia de la lectura de unos versos (Sólo dos tonos rompen la penumbra: / destellar de algún oro y estridencia granate.), y los que siguen, hasta ciento ocho (Luis de Baviera escucha 'Lohengrin', nuevamente). Ha sido sólo el principio de algo. Hemos quedado para mañana. Qué obligación.

Criptografías

No me extraña que algunos se inquieten cuando escuchan que uno escribe sobre aquellos licenciados en Filosofía y Letras que ahora se dedican a encuadernar libros o sobre los estúpidos libreros que se hicieron médicos y ahora están operando. En realidad, es para inquietarse, si uno escribiese así. Siempre he reivindicado el dar nombres, cuando no haya ofensa. Pero últimamente, todo el mundo escribe en clave, y yo, que soy un ignorante, y, además, soy poco susceptible, no me entero de nada.

P.S.: lo de los licenciados en Filosofía y Letras que ahora se dedican a encuadernar libros y lo de los estúpidos libreros que se hicieron médicos y ahora están operando son frases que han intentado construir un argumento, nada más. Por si acaso.