jueves, noviembre 30, 2006

Con Isidro

Ayer por la tarde estuvo en casa mi amigo Isidro. Le llamé el domingo para decirle que me encontraba indispuesto —mucho lo lamento— para asistir al estreno oficial de Espuma de Paquita, la obra interpretada por tan sobresaliente actriz como la cacereña Maruchi León, y quedamos emplazados para vernos sin falta. Mi amigo Isidro Timón es el director del único teatro público de mi ciudad, el Gran Teatro. Una hora y menos de charla —quehaceres— que nos supo a poco y en la que le hablé de mis intimidades públicas y en la que él pudo transmitirme su alegría por lo de Génesis de una guerra, un gozo que ahora hago mío.
Esta obrita incluida en el volumen que le publicó la Asociación de Autores de Teatro con el título ‘Mundos’ y otras piezas, ha sido representada el martes 28 por el grupo “La Torre” del Centro de Atención a Minusválidos Físicos de Alcuéscar (Cáceres) —qué buen recuerdo tengo de mi visita hace años junto a José Luis Mañas, médico allí— y por el grupo “Carpe Diem” de Arroyo de San Serván (Badajoz), compuesto por actores de trece a diecisiete años.
La iniciativa tenía una motivación y una dedicatoria: a Isidro Timón por su constante apoyo al mundo de la discapacidad en el teatro.

domingo, noviembre 26, 2006

La Raya portuguesa de Antonio Covarsí


Ayer estuvimos Carmen y yo en Badajoz para ver la exposición de fotografías de Antonio Covarsí Vivir en la Raya, un centenar de fotografías en blanco y negro, oscuras y luminosas, en torno a la raya portuguesa. Recorrimos dos veces dos de las plantas circulares del MEIAC de Badajoz contemplando la obra de Antonio. En silencio. Contrastes del blanco y del negro. Las marcas de la edad en algunos rostros de los retratados. Enseñanzas que te ofrecen los que han vivido. Como si te dijesen con mirada penetrante que no caigas en errores. Que vayas más despacio. Que no merece la pena desmadejarse con lo que, al cabo, no tiene importancia. Que hay que quererse. Todo eso en unas fotografías. Impresionable.
Ayer Badajoz estaba enmarcado por uniformes de policías en la cumbre, en la Plaza Alta —quién lo diría. No acaban de llenarme esas fotos de Antonio Covarsí difuminadas, pero ayer me dieron ganas de pasar un paño por ellas para ver al otro lado, aunque eso emborronase este otro lado, demasiado gris.
Hoy he intentado entrar en la página web de Antonio Covarsí y todo lo que hay son imágenes fantasmas.

jueves, noviembre 23, 2006

Tengo


A mi amigo Anónimo

Tengo este recorte del diario HOY de ayer, miércoles 22 de noviembre de 2006. Tengo la satisfacción de leer lo que dice. Tengo el informe del Defensor del Pueblo al que alude la noticia y en el que se decía que el propietario había solicitado una corrección de errores y que le contestaron cerrándole la librería.
Tengo un discreto y bien conservado ejemplar de las Poesías escogidas de Meléndez Valdés, comprado hace muy pocos días allí (Barcelona, Imprenta de la Viuda e Hijos de D. Antonio Brusi, 1821), sólo el Tomo Primero, lástima, que quizá sea el que citaba Colford como de Araluce en dos volúmenes. Tengo ese gozo, en fin.

martes, noviembre 21, 2006

Mínima picadura de polilla en el margen externo de las primeras hojas, sin afectar texto

Tienen razón algunos libreros de viejo cuando nos envían sus catálogos —bellos y costosos algunos— a los que no tenemos medios de adquirir ni la más barata de sus ofertas. Tienen razón estos libreros porque saben que, de una forma o de otra, sea escribiendo algo como yo hago ahora, sea llamando a los amigos o a entidades con posibles, servimos para difundir sus piezas. Hoy —mañana extraña— he anotado que tengo que decirle a un colega —sólo para su curiosidad— que la edición de Zaragoza de 1587 de la Crónica de Lisuarte de Grecia y Peiron de Gaula, de Feliciano de Silva, figura en el catálogo de Susana Bardón para el X Salón del Libro Antiguo de Madrid (Hotel Miguel Ángel, 29 de noviembre a 2 de diciembre de 2006), a 18.000 €. Más asequibles —¡y qué ganas!— nueve volúmenes del Theatro Crítico de Feijoo (Madrid, Lorenzo Francisco Mojados, 1727-1746) a 1.ooo € y la primera de El sí de las niñas de Moratín a 1.200 €.

martes, noviembre 14, 2006

Los discursos del gusto, apud Francisco Rico

“Si al principio de un relato se ha dicho que hay un clavo en la pared, ese clavo debe servir al final para que se cuelgue el protagonista”. Me he acordado de esta frase de Chéjov citada por Francisco Rico... Para no resultar pedante e instalarme en la natural franqueza, que hace tan poco daño y es tan buena como confesar soberbia, diré que me he acordado de Rico, que cita esa frase de Chéjov en uno de sus breves textos de promoción de su “Biblioteca Clásica” que aparecieron hace algunos años en la revista Qué leer. Rico ya había traído sabiamente la frase en un ensayo antiguo.
A lo mío. Que me he acordado de Rico y de lo del clavo al hablar en clase, un año más, de las piezas de ese “sistema cabal” que es el texto artístico. A veces pongo el ejemplo elemental de la imagen del Padre de El tragaluz de Buero recortando con sus tijeras de las revistas ilustradas.
Y de esto a lo otro. Que Rico recogió estos breves textos y otros muchos en un volumen misceláneo de notas y nótulas sobre clásicos y contemporáneos titulado Los discursos del gusto (Barcelona, Destino, Col. imago mundi, 40, 2003). Compré el libro hace años y hace poco lo difundí para decir que en él se incluía el dibujo de Juan Manuel Rozas que hizo Eduardo Arroyo (Garibay, por Francisco Rico y Eduardo Arroyo, Paris, Maeght Éditeur, 1999) y que utilizamos para el homenaje a Rozas en los veinte años de su muerte. Y que fuera de envidias, pleitos y memeces, y con la debida justicia intelectual, este libro, Los discursos del gusto. Notas sobre clásicos y contemporáneos —dedicado “A Chomin, con quien tanto he reído”—, que reúne gran cantidad de textos escritos desde 1983 para públicos distintos de los especialistas, deberíamos llevarlo periódicamente algunos profesores a clase para leer fragmentos, señalar propuestas y caminos, incitar a la lectura o, simplemente, mostrarlo en lo que tiene de muestras lúcidas de “un cierto modo de entender y gustar la literatura.”

lunes, noviembre 13, 2006

¿Dónde está Candi Valle?

La petición de un amigo me ha llevado a hojear la antología Diez años de poesía en Extremadura (1985-1994) que publicó el Ayuntamiento de Cáceres en 1995, y en mi ejemplar he hallado el recorte de El Periódico Extremadura de 27 de abril de 1996, de la sección “Cartas de los lectores”, que incluye la misiva firmada por Leandro Monroy Blázquez, que ponía en conocimiento de todos sus sospechas sobre la coincidencia de unos versos incluidos en aquella antología que preparé y otros del libro de Candi Valle titulado Tu presencia en el viento, publicado en 1985.
En uno de los textos antologados se leía:
“No quiero que me encuentres de pie en la madrugada
pidiéndole prestados rumores a la noche.”
Al parecer, Candi Valle, en el libro citado, había escrito:
“No quiero que me encuentres
de pie en la madrugada
pidiéndole prestados
rumores
a la noche.”
Es obvio que yo no tenía conocimiento de la existencia del libro de Candi Valle. Después de más de diez años, sigo preguntándome quién es Candi Valle, dónde está, si ha seguido escribiendo, dónde se publicó su libro Tu presencia en el viento... Me gustaría leerlo. Conste que es curiosidad de filólogo, que no dudo de nada. Más bien, lo contrario. Han pasado diez años.
P.S.: En la misma sección, a continuación de la carta de Leandro Monroy, se publicaba otra de don Víctor-Gerardo García Camino en la que hablaba de que compartía —salvadas las diferencias ideológicas, por supuesto— la oposición de Izquierda Unida a la recalificación de terrenos para la construcción en La Montaña de Cáceres. “El Ayuntamiento —decía— debe servir no a una clase determinada, sino a todas, y no al beneficio de algunos, sino al bien común, y no a la generación a la que debe servir, sino a las futuras. Que Dios los ilumine.”. Don Víctor-Gerardo García Camino. Hace diez años.

sábado, noviembre 04, 2006

De vita et moribus

¿Sabrá Pere Navarro, Director General de Tráfico, que en mi ciudad han solicitado que, en una vía en la que está limitada la velocidad a 50 kilómetros por hora, pueda circularse a 80 kilómetros por hora? Supongo que sí.
¿Saben algunos que en mi ciudad, las plazas céntricas en las que no se puede aparcar a ninguna hora del día, salvo la carga y descarga, de siete a doce de la mañana, están llenas de coches mañana, tarde y noche? Supongo que sí. che.
¿Sabe el lector que cuando Juan José Millás escribe “Me echaron del último bar a las seis de la mañana” o “Encendí un cigarrillo” no miente, y, sin embargo, no es verdad? Supongo que sí.
¿Sabes, querida, que esta mañana pensaba en ti y que de tanto pensar se me ha roto el cántaro? Supongo que sí.