«La música, lo recuerdo ahora» (José Hierro)
Martes, 17. Ayer Extremadura no aparecía en los datos que daba El País por comunidades autónomas. No es que se olvidasen de nosotros; es que no llegábamos a los cien casos que hoy ya superamos (128). Hoy sí estamos en la tabla con nuestra tasa de un 12.0 de afectados por cada cien mil habitantes. Por la radio, principalmente, me llegan conmovedoras muestras de adaptación de la vida a una situación inédita. Un profesor de gimnasia que da clases a todo el que quiera seguirle desde su terraza, una pareja de novios que tiene que cancelar su boda y que simula casarse en la radio, una señora mayor que vive sola y que es ayudada por unos vecinos que juegan al bingo voceando los números por el patio de luces, mientras otros pelotean de ventana a ventana en una conexión entre imaginaria y real que nos mantiene a todos solidarios, responsables y expectantes. Tengo una sensación permanente estos días de comunidad —extraña sensación sin ver a nadie— y a la vez del lujo de un espacio propio y aislado que parece un paraíso raro —por obligado— porque escucho a un volumen generoso piezas como el aria del segundo acto de Las bodas de Fígaro o el concierto para trompeta y orquesta en mi bemol mayor de Haydn. Me gustaría compartirlo desde este estado de sitio. Hoy, la novedad ha sido hablar por videoconferencia con mi hermano J. y con mi hija, por separado; pero en estos días quedaremos para reunirnos todos de algún modo. Y es reconfortante saber que podemos seguir viéndonos. Me he quedado con la cifra de 200.000 millones de euros de la rueda de prensa del Presidente del Gobierno y con que ha utilizado en varios momentos el término frente para aplicarlo a lo sanitario, a lo social y a lo económico. Tres son las acepciones que trae el diccionario de esa palabra referidas a lo militar, y me confirma que estamos ante una gravedad similar al estado de guerra. Tenía que tocarnos y sabremos salir.
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