domingo, noviembre 01, 2020

Riqueza

No tiene por qué sorprender que titule así esta nota sobre el número 10 de la revista de literaturas ibéricas Suroeste. Porque está enteramente dedicado —no incluye su habitual sección de reseñas o «Escaparate de libros»— a la poesía actual. ¿Otro balance de lo que se escribe en verso ahora, que es tanto y de tanto interés y de ahí lo de la riqueza? No. Este Suroeste nos trae una selección de poesía en portugués, en gallego, en castellano, en asturiano, en euskera, en aragonés y en catalán, en siete muestras precedidas de notas introductorias, respectivamente, de Pedro Serra, Montse Pena Presas, Antonio Rivero Machina, Martín López-Vega, Jon Kortazar, Chusé Raúl Usón y Adrià Targa, algunas de las cuales me han ofrecido más noticias útiles sobre el estado de la lengua que de la literatura. Así ha sido en el caso de la buena síntesis de López-Vega en su «Poesía asturiana última» y, sobre todo, de «El aragonés, lengua traslúcida», todo un ensayo con bibliografía incluida del escritor y editor de Xordica Editorial Chusé Raúl Usón, y de Jon Kortazar en sus «Últimas noticias sobre la poesía vasca de principio de siglo», que me ha permitido leer algo de autores ignotos como Peru Magdalena, Jon Benito, Ione Gorostarzu, Iñigo Astiz y Beatriz Chivite, en una breve antología de textos que son los únicos que se dan, con buen y generoso criterio, en versión bilingüe. La lectura de este número, que he hecho con el fondo musical de Keith Jarrett que ha programado Carlos Galilea esta semana en Cuando los elefantes sueñan con la música, genera una sensación muy placentera, entre el orgullo por la riqueza de la variación lingüística en nuestro ámbito ibérico y la avidez de conocimiento de todas nuestras lenguas. A falta de una nota de la redacción de Suroeste que explique los límites de la «poesía actual» (o poesia atual, poesía recente, egungo olertia, poesía d’anguañu o nova poesía), solo por algunos de los textos introductorios uno deduce que se ha tratado de presentar una muestra de la joven poesía de quienes nacieron a partir de 1980 y que han publicado sus obras ya en el siglo XXI. Este número es un amplio y blanco escaparate para asomarse al tópico repetido de la riqueza poética actual; pero, sobre todo, a la realidad de esa riqueza lingüística que nos acerca. Riqueza, sí; la que tan bien se aviene a la personalidad de Antonio Franco Domínguez, que acompaña en un suplemento tan infaustamente adosado como el del último número de Suroeste dedicado a Luis Costillo. Qué pesadumbre siento al ver que una de las herencias más visibles de esta revista de aquella que fue Espacio/Espaço Escrito tenga que seguir siendo la de la humana costumbre de las despedidas. Ay, Manuel Hermínio Monteiro, Fernando Assis Pacheco, Ángel Campos Pámpano, a quienes despedimos y con los que en esta entrega se reúne Antonio Franco, que compartió con ellos una fotografía incluida en estas páginas de familiares y amigos que hablan de él: su mujer Carmen Cienfuegos y sus hijos Carlos y Gonzalo, críticos, amigos, poetas, profesores, compañeros del MEIAC, que quiero mencionar con los nombres y los apellidos de Martín Carrasco Pedrero, Nilo Casares, Remigio Cordero, Perfecto E. Cuadrado, Miguel Fernández-Cid, Javier Fernández de Molina, Nuria Flores Redondo, Claudia Giannetti, José Jiménez, Clemente Lapueta, Leona, Iván Marino, Salvato Teles de Menezes, César Antonio Molina, Mon Montoya, Miguel Murillo Gómez, Ángela Pérez Castañera, António Cerveira Pinto, Isidoro Reguera, Gustavo Romano, Manuel Rosa, Antonio Sáez Delgado, Ángela Sánchez y Álvaro Valverde. Otro nombre y otro apellido, Carlos Galilea, comenzó el miércoles su programa aludiendo a los dos derrames cerebrales que Keith Jarrett sufrió hace ahora dos años, y que le provocaron una parálisis parcial, que hace «poco probable» —dice un optimista Galilea— que pueda volver a tocar el piano como antes o que pueda volver a un escenario. Otras fuentes anuncian ya su retirada de la interpretación. La que vuelve a acompañarme cuando cierro estas líneas. Con ricura y con riqueza algo sombrías.

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