Tengo escrito en la penúltima hoja —vuelta— de mi ejemplar de museo de la clase obrera (Madrid, Calambur Editorial, 2018), de Juan Carlos Mestre, una especie de colofón de lector: «Sentirse acompañado por un libro, sí» —en tinta azul, que no frecuento. En la página 71 hay otra anotación en rojo —que uso casi siempre para acentuar lo que tiene importancia— que alude al subrayado de un verso en prosa de Mestre: «el poema comienza cuando estalla la bombilla». Y a la reacción enardecida de mi hermano Josemari un día de marzo del año pasado. Me entusiasmó aquel libro por su forma y por su fondo, su intención y su pertinacia en buscar la verdad de un mundo que le ha dado la razón al poeta por la incertidumbre con que nos regala y la insumisión a la que nos empuja. Lo he rescatado hoy para escribir que justo el día que quería rebajar la altura de los volúmenes apilados en mi escritorio compré once centímetros lineales. Había un clásico de los gordos, un par de novedades, y una novela flaca cuyo argumento me recordó a alguien conocido. Uno de esos libros, este, La hora izquierda (Madrid, Ya lo dijo Casimiro Parker, 2019), me costó 15 euros, a pesar de que la poesía de Mestre la tengo casi toda en casa, y en este caso se trata de una antología. De una antología hecha por un lector amigo —Emilio Torné, el editor de Mestre— y con un prólogo titulado «La imaginación insumisa», que quería tener, como también un libro publicado por una editorial tan singular e independiente como Ya lo dijo Casimiro Parker, que ha publicado obras de Luis Eduardo Aute, Eduardo Scala, Emily Dickinson, Pedro Casariego Córdoba, Ana Pérez Cañamares, Adolfo García Ortega, Alfonsina Storni… Sí, La hora izquierda es una antología de la poesía de Mestre desde sus primeros textos de La visita de Safo (1983), de su Antífona del otoño en el Valle del Bierzo (1985), o de su premiado La poesía ha caído en desgracia (1992), que fueron luego republicados por Calambur Editorial, que ha sido su editora de los libros mayores, como La casa roja —Premio Nacional 2009—, La bicicleta del panadero —Premio de la Crítica 2012— o mi museo de la clase obrera (2018). Alguien que conoce tan bien a Juan Carlos Mestre como Emilio Torné propone un nuevo libro a partir de la selección de poemas reunidos en secciones —siete— en las que quedan barajados, menos los de La tumba de Keats, que Torné considera casi un poema único y que divide en fragmentos en esta muestra, sin que sirva de precedente. Así que el lector de La hora izquierda tendrá la ocasión de habérselas con una muestra inédita de la escritura constante de Mestre, que, según su prologuista, procede por restitución —al estado original— y no por renovación; y que no tiene nada de automatismo, de irracionalismo ni de superrealismo. Bien dicho queda por Torné que la obra de Juan Carlos Mestre es una reflexión sobre «la imaginación poética insumisa que se adentra en los desafíos de la memoria y el porvenir» (pág. 10). Por cierto, antes de la penúltima hoja de museo de la clase obrera está el «índice» más creativo e inteligente, sin dejar de remitir a sus páginas, que he leído nunca. Mestre en estado impuro.
domingo, noviembre 29, 2020
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