Hace unos años escribí una carta a un colega matemático que parecía preocupado por una posible digitalización de los contenidos de su revista —y la desaparición de su versión en papel— en la que le decía que el cambio de formato no podía suponer una calidad menor. Creo que no le convencí. Yo sí estoy convencido de ello, así como de las posibilidades que ofrecen los nuevos formatos digitales para la aplicación del más estricto de los rigores en cuanto a criterios de edición o de presentación de un texto. Es verdad que no siempre es así; pero de igual modo ocurre con los libros publicados en papel. Hay de todo. Y no se debe ser más riguroso en una versión que en otra. Este curso, en mis clases del Máster de Formación del Profesorado de Enseñanza Secundaria quise mostrar ejemplos de edición de textos literarios españoles en la red. Hay mucho donde elegir. Vimos textos de poetas de los 50, de algunos de los novísimos y de poetas extremeños contemporáneos. Me anoté una conclusión: que todavía el texto impreso en papel sigue siendo más fiable que el que se edita en la red. No hay razón plausible; pero así es. Pondré dos ejemplos que salieron aquellos días. El poema «Noción de lugar», de Álvaro Valverde, campea por el ciberespacio con llamativas variantes que deshacen la bien pensada medida de sus versos; lo que solo podría corregirse con la consulta de una edición cabal como la del libro al que pertenece, Ensayando círculos (Tusquets Editores, 1995). Peor suerte tiene uno de los grandes poemas de Pere Gimferrer, bien editado en algún sitio, la «Oda a Venecia ante el mar de los teatros», de Arde el mar (1966); pero trunco y desfigurado —sin entrar en aspectos de estética— en demasiados lugares en la red, que repiten el mismo atropello. Me echo a temblar solo de pensar en que un profesor de literatura tire de internet para hacer un comentario del poema.
miércoles, julio 03, 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Uno de los problemas es que todavía la red tiene mucho de voluntarioso afán de gente que no tiene grandes conocimientos sobre la edición. Supongo que estamos en los primeros latidos...
Pues sí, Pedro; pero cada vez hay más calidad en lo que se muestra en la red. El problema es que lo que más se ve es lo malo. Gracias por el comentario.
Y sin embargo, Miguel Ángel, la literatura en la red tiene un peso significativo e ineludible. Sigo y descubro a autores que gracias a este medio pueden llegar instantáneamente a cualquier lector y parte del mundo, y que a la vez están escribiendo gracias a este soporte. No sé si el medio crea el mensaje, pero es cierto que este medio prodigioso está posibilitándolo. No existiría lo que escribimos sin él. Ahí va quedando y ha encontrado el mejor de los sitios. Empezando por la pulcritud y seguridad del texto, no pocas veces vulnerado en descuidadas ediciones o caprichos de los editores.
Pese a la crisis que está llevando al filo de la supervivencia a editoriales y reduciendo los libros que se editan, siempre se publicará en papel un alto número de libros insignificantes a la vez que otras obras elaboradas y valiosas encuentran serias dificultades o desisten de hallar un hueco impreso.
Internet, los blogs por ejemplo, están posibilitando el mostrar una creación y reflexión surgida al día cuya forma y cuidado depende en exclusiva de sus propios autores. Nunca he sido tan dueño de una coma, de un tipo de letra, de un gusto de formato u otros detalles materiales y físicos como desde que de mí depende lo que por internet muestro. Y los lectores y amigos que han llegado y dialogado (en público y en privado) con los textos mostrados han sido tan gozosamente inesperados como oportunos y generadores de mejor o más escritura al hilo de sus interpretaciones y sugerencias.
Se nos olvida que la vida hacia adelante no tiene que ver con las referencias ya pasadas que equivocadamente quisieramos comprobar cerca y sí con las posibilidades no habidas, con los lectores y situaciones inesperadas. En ello veo como está sucediendo lo mejor de esta inconclusa e incesante aventura y diálogo.
Un abrazo.
Publicar un comentario