Otra de mis desacostumbradas experiencias en todos estos días ha sido mirar a lo lejos desde la ventana y alcanzar con la vista un extensísimo paisaje que incluye la línea del Monte Subasio, la población de Assisi, otros núcleos que no reconozco, quizá Spello…, unos perfiles de un verde intenso y un cielo enorme con unas tonalidades y variaciones que me han procurado naturalísimos espectáculos diarios. Un momento especial ha sido en el resurgimiento del día, como diría Borges. Anoté en mi cuaderno «Mis amaneceres en esta ciudad» sin pretensión alguna de hacer una serie de fotografías o escribir sobre ello, tan solo como el registro de una emoción. Ahora confieso esta necesidad de apuntarla, aunque sea así de torpemente; pero con el convencimiento de que me aprovecha y llena estas horas de despedidas. De personas y de lugares. Hoy mismo he vuelto por mi despacho en el Palazzo Meoni y me he quedado contemplando la majestuosa Piazza IV Novembre, que fue el primer escenario diurno que me recibió en Perugia. No sé si concluirá aquí este cuaderno. De lo que estoy seguro es de que lo último que escribiré será la reseña de mi estancia en la página de la empresa con la que contraté esta confortable casa en una calle del centro histórico que, ahora que yo me voy, acaban de asfaltar y ya no resulta tanto peligro para caminantes.
martes, noviembre 09, 2021
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