domingo, enero 17, 2021

P.C. (x 3)

«A lo largo de medio siglo la trayectoria poética de Pureza Canelo desde Celda verde hasta Retirada está presidida por un motivo: la autocrítica de la poesía y de la existencia». Así comenzaba el prólogo que escribió José Teruel para la antología Habitable (Antología poética, 1971-2018). Edición de José Teruel. Sevilla, Renacimiento, 2019 (pág. 7). Es así, y sigue siendo así. Conservo en una nota manuscrita en tinta azul la valoración de la autora de ese prólogo «magnífico, de referencia», y, en mi ejemplar una dedicatoria en la que Pureza Canelo me hace llegar con generosidad «el recorrido de una fe en la creación». La poeta de Moraleja siempre insiste en apuntar o llamar la atención sobre aquello que le importa sobre su escritura, y que yo creo que el lector, como no puede ser de otro modo, percibe y exalta. Lo hace algunas veces con paratextos que no están incluidos en el texto —¿serán exotextos?—, como el pequeño pósit que en mi ejemplar de Habitable me avisaba de que la sección inédita de «Aire donde estuvo una casa» hablaba sobre la casa familiar del pueblo, demolida. Se comprende. Se siente. El texto de Teruel es una síntesis muy bien hecha y muy difícil de hacer de una trayectoria poética tan dilatada como la de Pureza Canelo, una antesala de una selección muy incitativa a la lectura completa de otros libros. Ojalá volúmenes tan atractivos como el editado por Renacimiento puedan llegar a lectores que quieran ir más allá, a la lectura completa de obras capitales como Oeste (2013) o Retirada (2018). Algo de esa voluntad sumaria o recapitulativa, de una suerte de mirada hacia atrás con afán de hacerse presente y de proyectarse hacia lo venidero, o hacia los que vendrán, está en las otras dos novedades editoriales que con la firma de esta autora han aparecido el recién pasado año 2020, el que debería compartir con 2021 el marbete de «los años de la pandemia». Y que alguien me lo niegue. Lo de la casa de Moraleja no es baladí. Si la sección final de la antología de Renacimiento terminaba mirando hacia ella, el libro siguiente la lleva a sus primeras páginas en la imagen de una fotografía de Luis Méndez coloreada por José Mª Muñoz Reig, que, junto a Luis Canelo y a su hermana Pureza, componen un libro precioso, Poemas y otros nidos (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2020), una delicia nostálgica, sobre un tiempo pasado. Pero una delicia presente para quien quiera ver y leer, porque, en realidad, es otra recuperación de textos anteriores. Como Palabra naturaleza, otra espléndida edición a costa de la Fundación Ortega Muñoz, en la que, en mi ejemplar, también hay dedicatoria declarativa —«esta reordenación o nueva entrega fiel a una poética»— y también pósit —«Contextualizar lo imposible. P.»—. Es decir, que también sigue esa autocrítica de la poesía y de la existencia de la que hablaba José Teruel en su prólogo. En este caso, sobre una clave que une lírica y territorio en textos que van desde Celda verde (1971) hasta el citado Retirada y los últimos poemas dados como inéditos de ese Habitable (Antología poética, 1971-2018), en un libro bien cuidado de una colección supervisada por otros dos poetas, Jordi Doce y Álvaro Valverde. Este último ha escrito con mucho conocimiento sobre estas novedades de P.C., que yo triplico en estas líneas que espero que sirvan de eco justificado. Gracias sean dadas por estas lecturas. 

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