Principalmente desde los primeros años de la década de los noventa, cuando en 1993, la Editora Regional de Extremadura publicó una edición moderna de Letras, notas de un lector, de Francisco Valdés (Don Benito, 1892-1936), la figura de este atractivo representante de un regionalismo literario extremeño del primer tercio del siglo XX ha venido teniendo más difusión. Por los empeños de José Luis Bernal Salgado, responsable de esa edición rescatada de Letras, y de otro estudioso como Manuel Simón Viola, que, aparte sus trabajos sobre la prosa narrativa extremeña del siglo pasado, firmó junto a Bernal en 1998 y en 2013 dos ediciones anotadas de las 8 estampas extremeñas con su marco, otra de las obras principales del dombenitense. Son precedentes, como los de otros estudios parciales, que no restan fundamento a la denominación de «autor olvidado» que se lleva al título de este libro de Guadalupe Nieto Caballero. Leí buena parte de él en la tesis doctoral de su autora, dirigida por José Luis Bernal y Antonio Sáez Delgado, y que fue defendida en 2019 ante un tribunal presidido por el prestigioso Carlos Reis, de la Universidad de Coimbra, y en el que también estaba un especialista y gran experto en la Edad de Plata como el profesor Julio Neira. Contar con una monografía que estudia la obra de un autor tan esquinado como Francisco Valdés es un acontecimiento en el panorama de estudios de la historia literaria del siglo XX en Extremadura y me apetece celebrarlo de nuevo, ahora con la publicación de este Francisco Valdés en sus libros: estudio de la obra de un autor olvidado de la Edad de Plata (Berlin, Peter Lang, 2020). La obra está estructurada en cinco secciones que sitúan el marco de estudio en la Edad de Plata, o «la otra» Edad de Plata, la trayectoria biográfica del escritor, y el recorrido por la prosa creativa y la prosa crítica de Valdés, que está representada por sus dos ediciones de Estampas extremeñas con su marco (las cuatro en 1924 y las ocho en 1932), sus Resonancias (1932) y Letras. Notas de un lector (1933), que reúnen artículos sobre libros y autores, muchos publicados en la prensa de la época. Francisco Valdés despuntó en un ambiente y un contexto muy depauperados, poco propicios para que sus escritos fuesen reconocidos en unos años de ebullición de modernidad. Guadalupe Nieto repasa, a través de la prensa y de la obra publicada por Valdés, un tiempo crucial de la cultura española anterior a la guerra civil, y las aportaciones de su estudio son evidentes, tanto en la trayectoria biográfica como en la literaria, y en la localización y ordenación de un corpus disperso y extendido que luego pasará al formato de los libros que conocemos. Escribe en sus apuntes finales Guadalupe Nieto: «Valdés, en suma, ofrece al lector un conjunto de estampas vitales y literarias que reflejan un compromiso ético y estético con sus circunstancias. No hay dudas de que pese a su reducida bibliografía Valdés cosechó un éxito relativamente destacado para ser un autor procedente de un entorno provinciano entonces y un olvidado hoy» (pág. 153). Y en esos apuntes finales, en ese remate de un trabajo admirable, vuelve a aparecer —como en otro estudio académico dirigido por José Luis Bernal y que también devino en libro, el de Antonio Rivero Machina, Posguerra y poesía (Anthropos, 2017)—, el Rodríguez-Moñino de su construcción crítica y su realidad histórica como afán metodológico. Qué bien. Y qué bueno que nuestra mirada sobre la historia cultural se haga a partir de solventes trabajos como el de Guadalupe Nieto, cuya bibliografía como cierre es, hasta hoy, la más completa y exhaustiva que se ha publicado sobre el autor de Resonancias.
domingo, diciembre 27, 2020
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