Algunas cositas leí hace años y con desigual aprovechamiento sobre teoría narrativa, desde La retórica de la ficción de Booth, la perspectiva semiológica de Bobes Naves en La novela, lo de Bourneuf y Oullet, o muchos textos sobre análisis literario, de Carlos Reis, de Darío Villanueva, de tantos otros…; pero esto, más reciente, me pareció formidable cuando nos lo regaló su autor, sin notas a pie de página, sin apoyo bibliográfico: «Nunca, nunca, aunque no pase nada, la gente deja de contar, y si hay infierno, también allí seguirán contando por los siglos de los siglos, dándole cuerda una y otra vez al juguete de las palabras, intentando entender algo del mundo, tanteando en el absurdo de la vida en busca quizá de algún resorte que abra su ciega cerrazón, como la cueva de Alí Babá al conjuro de una palabra mágica, y nos descubra el gran tesoro de la razón, de la luz, del sentido exacto de las cosas…» (Luis Landero, Lluvia fina. Barcelona, Tusquets Editores, 2019, pág. 225).
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