© Eric Hadj. El País
Al ver esta mañana el pequeño recuadro en la portada de El País sobre la muerte de John Berger he supuesto que dentro me encontraría el nombre de Javier Rodríguez Marcos como firmante de la noticia. Así ha sido. En la página 19 y con el titular de «El silencio abraza para siempre a John Berger». No es que Javier trabaje y escriba en El País, por lo que sería lógico que cubriese noticias culturales como esta, sino que Berger es para él un autor predilecto desde hace mucho. Desde que Julián, su hermano, y él me hablasen del escritor británico afincado en Francia desde hacía décadas, de sus Modos de ver, de su actitud ante la contemplación del arte; o de novelas como la espléndida Hacia la boda, que ahora no recuerdo si me la prestaron ellos o fue Gonzalo Hidalgo Bayal. La noticia de la muerte de John Berger me ha llevado a aquellos años en los que uno, gracias a otros lectores, empieza a frecuentar lo escrito por alguien que tiene buenas ideas y las plasma en el papel de una manera atractiva. La contemplación de la fotografía de Eric Hadj, hecha en su casa de Antony (París) el pasado octubre, a sus noventa años, le ha dado un aire placentero al lamento por su muerte, como el que envidia a todos los que llegan hasta el final al borde de una mesa en la que escribir o leer o en torno a otra en la que charlar con las personas que uno siempre ha querido. Una suerte.
1 comentario:
No puedo explicármelo pero al leer ese recuadro sobre la muerte de Berger en El País me entró un mal humor insoportable. La muerte enfada, ya, es lo de siempre, lo de todos los días, ya lo sé, pero hay gente que los quieres vivos siempre. Como cuando los leías. Gracias por citar la pérdida.
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