Anda uno enredando con libros relativos a España publicados en el extranjero hace casi doscientos años; y este, curiosamente, trata de aquellos libros de fuera que penetraron en España entre 1790 y 1802. Me puso sobre su pista un buen investigador en libros, libreros e impresores, Gabriel Sánchez Espinosa. Esta obra fue reconocida en 2011 con el Premio de Bibliografía de la Biblioteca Nacional de España que distingue el mejor trabajo en el campo de la bibliografía hispánica. Su título: El correo de la Ilustración. Libros y lecturas en la correspondencia entre Cavanilles y el librero parisino Fournier [1790-1802] (Madrid, Ollero y Ramos, 2013). Su autor: Nicolás Bas Martín, profesor del Departamento de Historia de la Ciencia y Documentación de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Valencia. Trata los mecanismos y vías de introducción de libros en España desde Francia a finales del siglo XVIII, es decir, en un momento difícil en el que todo lo francés —con notables salvoconductos— se tenía por peligroso. La excusa de este importante estudio es la correspondencia que mantuvieron el botánico ilustrado valenciano Antonio José Cavanilles y el librero francés Jean Baptiste Fournier. Se conocieron durante la estadía de Cavanilles en París como preceptor de los hijos del XII duque del Infantado, y cuando el valenciano regresó a España en fecha tan señalada como 1789 comenzaron a escribirse entre remesa y remesa de libros que el francés enviaba a Madrid. Nicolás Bas hace un interesantísimo y documentado relato de esta relación que contiene los perfiles del ilustrado valenciano y del librero Fournier y su librería, un análisis de los circuitos del libro entre Francia y España y el repertorio de los libros enviados desde París a Madrid entre los años 1790 y 1802 a Cavanilles y a otros personajes como el duque de Aliaga, el marqués de Villafranca, Joaquín Lorenzo Villanueva o Pérez Bayer. Además, se ofrece una muestra significativa del corpus de cartas que, al decir del autor de este estudio, se convierte en un «termómetro cultural de dos países». El correo de la Ilustración es una investigación rigurosa y amena, una importante fuente de información, y es un libro de los que gusta tener.
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