domingo, septiembre 25, 2022

Alicia Lázaro

Anoche, ya de madrugada, leí un correo electrónico de Ana Zamora (Nao d’amores), ya de vuelta en España de su representación de la Numancia de Cervantes en Los Ángeles (California), en el que me daba la noticia de la muerte de la musicóloga Ana Lázaro (Jaca, 1952), directora musical de la compañía de Ana Zamora desde su creación. Hoy me ha dado más detalles y he sabido que falleció el pasado domingo 18 de septiembre, prácticamente mientras su grupo mostraba sobre las tablas su trabajo al público americano, cuyos arreglos y dirección musical han sido de Alicia Lázaro. He tomado la fotografía de arriba de la página de la revista Scherzo, en la que Eduardo Torrico escribe una necrología que resume su vastísimo y extraordinario currículum como instrumentista —vihuela, laúd y guitarra barroca— e investigadora de la música española del Renacimiento y el Barroco, y da un dato que yo no conocía: que sus hermanos regentaron el café «La Fídula» en la calle Huertas de Madrid, que uno frecuentó cuando pasaba por Madrid a finales de los ochenta del siglo pasado. Era titulada por el Conservatorio Superior de Música de Ginebra, y había estudiado en la Schola Cantorum Basiliensis con los profesores Eugen M. Dombois y Hopkinson Smith, y de esa etapa Torrico cuenta también que allí «conoció a Jordi Savall y a Monserrat Figueras. En cierta ocasión, ella misma me confesó que había trabajado esporádicamente como choferesa de Savall y como niñera de sus hijos, Ariadna y Ferran, para poder financiarse los estudios en Suiza». Genial. Fueron numerosos sus conciertos y direcciones de programas dedicados a la música española de los siglos XVI y XVII por muchos países de Europa y de América. Por su imponente trayectoria como directora musical de espectáculos teatrales, vino a Cáceres en junio de 2010, para participar en el Curso de Verano de la UEX «Lecciones de Teatro Clásico. Teatro y música», junto a Ana Zamora, con una ponencia titulada «Nao d’amores: música y acción dramática en la puesta en escena del teatro prebarroco». Ya llevaba casi diez años dirigiendo la música de montajes de esa compañía (La Metamorfosea,  Auto de la Sibila Casandra, Auto de los Cuatro Tiempos, Misterio del Cristo de  los Gascones, Auto de los Reyes Magos, y luego, Danza de la Muerte, Farsas y églogas de Lucas Fernández, Nise, la tragedia de Inés de Castro… o la tan reciente Numancia), y cinco colaborando con la Compañía Nacional de Teatro Clásico (Romances del Cid, Manos blancas no ofenden, De cuando acá nos vino, y luego Un bobo hace ciento y otros). Fue la directora desde 1997 de la Sección de Investigación Musical de la Fundación Don Juan de Borbón en Segovia, y la Capilla de Música Jerónimo de Carrión. Ambas, Ana y Alicia, volvieron unos años después a Cáceres para participar en una mesa redonda «En  torno a Lucas Fernández y su actualidad escénica», que organizamos en la antigua sede de la Biblioteca Zamora Vicente, con motivo de la representación de Farsas y Églogas de Lucas Fernández, coproducción de Nao d´amores y la CNTC, en el Festival de Teatro Clásico de Cáceres en junio de 2012. A esa tarde en la que hablamos de teatro, de música y de filología pertenece la foto de abajo, en la que está Alicia Lázaro entre nuestro compañero Antonio Salvador Plans, Catedrático de Historia de la Lengua Española, y Ana Zamora; esa tarde en la que este moderador tanto aprendió de ellos. Justa y emocionada honra a Alicia Lázaro, que nos daba consuelo con sus melodías. Con su sabiduría. 



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