lunes, junio 15, 2020

Diario hablado

Bueno, no puedo decir que he escrito esto sin poner las manos en el teclaso —perdón, en el teclado. Pero casi. Es mi primera entrada de diario dictada a este ordenador que vive conmigo. Salvo la puntuación y algún error que habrá sido mío, todo lo que aquí está escrito es el resultado de este hablar solo. Así que, de pronto, he probado a decir que «Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. “No dejes de ir a visitarlo —me recomendó—. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte.” Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas». Asombroso. Lo tengo que probar más veces. Quede constancia aquí de que es mi primera entrada hablada en este blog. Diario hablado. Una lectura.

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