Un mensaje de Pilar Galán de ayer temprano comunicaba que la intervención en el Aula José María Valverde de Cáceres de la escritora Aurora Luque, que es de mi quinta, cambiaba lo programado, y que su visita se concentrará en el día 1 de marzo. Todos, supongo, hemos tomado nota; pero a mí me ha traído a la mente algo de su poesía que conozco —«El cuerpo amado nunca / es solamente un cuerpo»— y un libro que yo desconocía y que se titula Una extraña industria (De poética y poetas). Ed. de José Andújar Almansa (Valladolid, Secretariado de Publicaciones e Intercambio Cultural de la Universidad de Valladolid, 2008). Recoge esta obra más de una treintena de textos publicados o leídos —hay conferencias y presentaciones hasta ese momento inéditas— de esta poeta y profesora de griego que giran en torno al libro, a la lectura y al mundo clásico. En «La lectura como enfermedad jovial», que inauguró una feria del libro en Almería, dice: «No pretendo ser original —pero sí muy sincera— si les digo que la historia de mi vida es la historia de mis lecturas. Para saber quién soy tendría que hacer un escrutinio de los libros que he leído, al revés del quijotesco, no centrífugo, sino centrípeto, no para desecharlos como perniciosos ni para destruirlos con furia liberticida como sucedió en La Mancha, sino al contrario, con amorosa disposición, porque al acogerlos me constituyeron tal como soy». Y transcribe un poema de Jorge Riechmann («Un libro es un milagro» […]) y recuerda un libro del profesor Juan Mata (Como mirar a la luna. Confesiones a una maestra sobre la formación del lector) y una cita que lo encabeza de Chan Chao, de Dulces sombras soñadas. Se echan en falta en el libro de Luque referencias precisas a lo que lee. El poema de Riechmann es de Poema de uno que pasa (Valladolid, Fundación Jorge Guillén, 2002) y el libro de Juan Mata está publicado en Barcelona por la Editorial Graó, en 2004. De lo de Chan Chao no tengo ni la más remota idea, aunque sean Dulces sombras soñadas. Lo cierto es que mañana quiero restituir el libro de Aurora Luque a la biblioteca de mi universidad, que me lo prestó.
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