jueves, diciembre 31, 2015

Atisbos de fin de año


© CMD
En este año que termina leí en una columna de Patricio Pron en El País Semanal  que la capacidad de atención del lector medio en la red es de ocho segundos. Eso quiere decir que, con sus debidas pausas, ocho segundos son dos endecasílabos. Dos endecasílabos, por ejemplo, de un poema como este de Blas de Otero: «Pasa un obrero, un niño, una muchacha / con un pañuelo blanco, pasa un taxi / y un autobús, un hombre con paraguas / y un pájaro volátil. / El día enciende un cenicero nítido / en la cara del cielo, ya las nubes / bogan lejanas como un fiel navío / entre olas azules. / La casa está parada. En la terraza / un hombre abraza a una mujer hermosa. /Pasa un obrero, un niño, una muchacha... / La realidad desborda», que está aquí desde hace poco más de un año, con el buen propósito, como ahora, de felicitar a todos y desear lo mejor. Igual alguien lee o relee esta postal urbana en endecasílabos y heptasílabos del gran poeta y puede que le sirva para evocar algo, para sentir, para aprender, quién sabe, o para recordar que no hace falta una fecha señalada para vivir la realidad de la mejor de las maneras, aunque entre estas no tenga un lugar preeminente celebración tan volátil como la de la señalada fecha de hoy. Feliz año.

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