Una compañera, Victoria Pineda, durante una clase sobre crítica textual como invitada —un placer— en mi curso de tercero, lo evocó hace unas semanas; y en una reunión en casa con una pareja amiga, volvió a salir en la conversación tras escuchar «Madrid amanece» de Hilario Camacho (1948-2006). Es el poema LXII de Soledades, galerías y otros poemas (1907) de Antonio Machado, al principio de las «Galerías», y fue publicado por primera vez suelto en 1904. Es más conocido por la versión cantada del dicho Hilario Camacho que es toda una lección de cómo se le puede sacar partido musical a unos versos espléndidos, y bien expresivos del simbolismo poético machadiano, que el cantante convirtió a otros ritmos y recurrencias hasta hacer del poema otro texto distinto sin traicionarlo.
Desgarrada la nube; el arco iris
brillando ya en el cielo,
y en un fanal de lluvia
y sol el campo envuelto.
Desperté. ¿Quién enturbia
los mágicos cristales de mi sueño?
Mi corazón latía
atónito y disperso.
...¡El limonar florido,
el cipresal del huerto,
el prado verde, el sol, el agua, el iris...!,
¡el agua en tus cabellos!
Y todo en la memoria se perdía
como una pompa de jabón al viento.
[Composición fotográfica sobre una foto de Juan Miguel Morales a Hilario Camacho y otra de Alfonso a Antonio Machado]
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