Salimos esta mañana a las diez y cuarto de Alcalá de Henares y a las once menos cuarto pasábamos por el paseo de Recoletos frente a la fachada de la Biblioteca Nacional. El mismo recorrido que algunos de los libros a los que alude Juan Mª Marín en su carta al director publicada hoy en El País, con cuyo texto no puedo enlazar porque ha desaparecido misteriosamente de la edición digital del diario. Como lo tengo delante en papel, dice Juan Mª Marín: "En estos tiempos de demagogia y de ataque a lo público, cuando se oyen por cualquier parte los disparates más insensatos e injustos sobre el funcionariado, quiero llamar la atención sobre el trabajo impecable que realizan quienes trabajan en la Biblioteca Nacional de Madrid. A diario está ocurriendo la maravilla de que alguien ha podido consultar desde su ordenador el catálogo de esta biblioteca; ha solicitado desde su teclado unos libros para un día determinado; ha entrado en esa fecha en la sala de lectura llamativamente limpia; se ha sentado en una mesa impecable, y allí dispone de los libros, algunos traídos (siempre puntualmente) desde Alcalá de Henares hasta el paseo de Recoletos. Y todo esto sucede cada día porque el Estado aporta los fondos necesarios recabados a través de los impuestos y sus funcionarios están trabajando eficiente y amablemente, muy lejos del estereotipo del vago y rancio empleado que ha consagrado la tradición." La carta, en la —al parecer, única— edición en papel, se titula 'Chapeau' por los funcionarios y termina dando mil gracias al Estado y, sobre todo, a sus "servidores". Supongo que el Juan Mª Marín que la firma es el profesor de literatura española autor de varios libros de lengua y literatura para Bachillerato y Enseñanza Secundaria y el editor de los Pasos de Lope de Rueda, de Fuente Ovejuna de Lope de Vega, y de numerosos trabajos críticos de historia literaria, desde el Lazarillo hasta Benito Pérez Galdós. Lo celebro.
viernes, enero 06, 2012
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2 comentarios:
Lo maravilloso de internet es que no sólo permite leer el día elegido los libros seleccionados y profesional y eficazmente servidos por los funcionarios excelentes de la Biblioteca Nacional; también permite encontrate con quienes hacía siglos no veías-leías-oías. Mil gracias por tu atención, Miguel Ángel, y supongo que compartes mi alegría con lo público y con la eficiencia de los funcionarios. Un fuerte abrazo.
Pues claro que comparto tu opinión, Juan. Qué alegría encontrarte esta mañana en las páginas del periódico y ahora aquí. En mi perfil tienes mi dirección de correo electrónico. Dame la tuya y nos escribimos. Un abrazo.
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