domingo, mayo 15, 2022

Atlas de Literatura Latinoamericana

Este Atlas de Literatura Latinoamericana ha sido un buen colofón de mis clases de Textos de la Literatura Hispanoamericana en el tercer curso del grado de Filología Hispánica. He propuesto una especie de reseña pública de esta notable y bella novedad editorial —un regalo de persona muy apreciada—, con la pretensión de ofrecer a mis alumnas un buen número de nombres y de rasgos que sobrepasan con mucho los estrictos límites de nuestra asignatura. Es la gran virtud de este libro. En cierta manera, constata la magnitud inabarcable de la literatura en lengua española de un continente y la imposibilidad de acaso acercarse a ella en la ficha docente de una asignatura de un grado universitario. Coordinado por Clara Obligado e ilustrado por Agustín Comotto, este Atlas de Literatura Latinoamericana (Arquitectura inestable) (Madrid, Nórdica libros, 2022, 222 páginas) propone cincuenta nombres de veinte países presentados con semblanzas por cuarenta y siete escritores y profesores. La nómina puede escandalizar, además, a quien se lleve las manos a la cabeza por no ver en ella a Borges, Cortázar, García Márquez, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, Elena Poniatowska, César Vallejo, Cristina Peri Rossi, Horacio Quiroga o Carlos Fuentes, entre otros muchos. Como es lógico; pues no caben y hay que optar por un criterio. En este caso, el criterio principal es ir contra lo más obvio por visible a lo largo de la historia de un canon instituido hasta en los programas de las universidades de medio mundo. Evitar esos nombres tan sonados. Respetable. En palabras de Clara Obligado, se trata de una selección anti-canon en donde no están los del boom por eso, por obvios y ya demasiado visibles. Otro afán es el de dar visibilidad a muchas mujeres que la merecen por sus obras. Así que está Elena Garro y no Octavio Paz, y Silvina Ocampo y no Bioy Casares; pero también un buen número de escritoras de un interés notable, como Julia de Burgos o Alejandra Pizarnik. Bienvenidas sean propuestas así, que nos permiten sobrevolar por la «arquitectura inestable» de este Atlas, que es una buena forma de agrandar o aumentar nuestra visión de una literatura inmensa. Así lo he aplicado en mis últimas clases, convencido de que podría montar, con el Atlas de Clara Obligado como mapa o guía docente, un curso estupendo de «Textos de Literatura Hispanoamericana», que es el título de mi asignatura. Mis dos principales reparos es que un libro así no contenga textos —una antología mínima, al menos— de las autoras y autores que se reseñan. Eso conllevaría una edición de más páginas, y yo comprendo las dificultades editoriales. Pero no habría supuesto tantas incluir una información sucinta —mínima, al menos— para el lector que quisiera saber dónde encontrar la obra de Salarrué, las mejores ediciones de Gabriela Mistral, dónde leer a Blanca Varela o a Elena Garro, que ha sido editada en Extremadura por La Moderna (Cristales de tiempo. Edición, estudio preliminar y notas de Patricia Rosas Lopátegui. Galisteo. Cáceres, Rosas Lopategui Publishing y La Moderna, 2016). Curiosamente, se dan más datos de quienes colaboran en este libro —sabemos que Ana María Shua obtuvo el Premio Nacional de Argentina y una beca Guggenheim, y que su último libro fue publicado en Madrid y en Buenos Aires en 2019, que ha sido traducida a quince idiomas—, que de los autores protagonistas —de Augusto Monterroso, «escritor hondureño, nacionalizado guatemalteco y exiliado en México», no se da ni una sola referencia de sus obras. No es un prurito de profesor, es solo el reproche de un lector al que le gustaría conocer parte de lo mucho mostrado en esta atractiva forma de difundir una literatura tan plural. Que un Atlas así permitiese también una orientación sobre dónde leer la obra de Marosa di Giorgio, y si la editorial de Adriana Hidalgo (A.hache) distribuye bien su obra, y si se puede adquirir algo de lo que escribió. O si puedo leer la poesía de Julia de Burgos en la antología Yo soy mi ruta que publicó Torremozas en 2019. Este Atlas es un bonito montaje editorial que se podrá leer, como quieren sus promotores, como una obra de creación, pero que no ha tenido la generosidad para con sus lectores de ser un poquito más útil por informativa. 

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