Miguel Ángel Muñoz Sanjuán (Madrid, 1961) es uno de los autores de la generación de los ochenta que más ha explorado en sus libros nuevos modos de expresión poética en los últimos años, que, para él, literariamente, son ya del nuevo siglo. Quizá fuese Las fronteras (Calambur, 2001) el primer libro que le conocí, que ahora retomo para constatar cómo vive el autor la escritura, desde aquellos versículos llenos de simbologías que luego insistieron en las declaraciones esenciales por tanta mitología y lucidez de las Cartas consulares (Calambur, 2007). Hay poetas que combinan la llamada poesía discursiva con la experimental a lo largo de sus trayectorias literarias —y pienso en alguien tan cercano a mí como Antonio Gómez—; pero hay otros en los que su experiencia experimental parece como una consecuencia de una pertinaz convivencia con el lenguaje poético que va poco a poco transformándose desde claves simbólicas —pero ajustadas formalmente a lo elocutivo— hasta llegar a quiebros y propuestas como aquel Cantos : & : Ucronías (Calambur, 2013) en el que me detuve aquí, o : Memorical-Fractal : (Calambur, 2017), primero de sus libros, si no estoy equivocado, en el que la conversión del significado o representación material en signo —o, en este caso, personal o identitaria— se da por primera vez y el autor Miguel Ángel Muñoz Sanjuán de Las fronteras, de las Cartas consulares, de aquella edición firmada con el grande Juan Carlos Mestre de El Señor de Bembibre del grande Enrique Gil y Carrasco (Espasa-Calpe, 2004), se convierte en MAMS. Y ahora es de nuevo MAMS quien firma este nuevo libro, Etime (El sastre de Apollinaire, 2020), con un «previo» de Agustín Sánchez de Antequera, en el que Muñoz Sanjuán propone otro modo de expresar: el collage, o el recorte —cut-up de tradición tan precisa y tratada como la que proviene de William Burroughs y tanta presencia en toda vanguardia. Creo que el autor logra con esta formalización del texto convertir cada uno de ellos en único. Lo que en la poesía convencional se unifica por la disposición en la página a una misma altura, con la misma tipografía, y con la diversidad de un cambio formal de prosa a verso, de diferente métrica, y otras variaciones, aquí se convierte en un hecho único —pues ni siquiera hay paratextos ni uniformidad en el comienzo y el final de los poemas. De manera que «La Memoria jamás es ni otro lugar ni otros adioses» cobra un significado muy especial en su presentación en las páginas de Etime, cuyo título parece remitir, como ya indicó Santos Domínguez en una reseña a este libro, a un término canario que alude al precipicio, al abismo, y que, sin ir más lejos, está en el «etime de tantas & tantas palabras predestinadamente rotas:» de Cantos : & : Ucronías (pág. 67). Sin duda, es un corte, un abismo, un nuevo reto lo que muestra con sus recortes MAMS en una obra distinta a todo lo que rodea el medio ambiente. Un medio ambiente que propicia también, desde otras generaciones, creaciones como las que está difundiendo un sello editorial como RIL editores con títulos como Donde es aquí (2019), de Julio César Galán, o Des en canto (2019), de Mario Martín Gijón, que estimo están en la línea que en esta ocasión ocupa una entrada como esta. Habrá que prestar atención a todo esto, cuando quiera que sea.
martes, marzo 09, 2021
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