No es habitual encontrar en la prensa diaria noticia o mención de algo relacionado con la materia de mis clases cuando estas atienden a la literatura española del siglo XVIII. El primer sábado de este mes leí con gusto en Babelia un texto de Juan Francisco Fuentes titulado «Abate Marchena, fama y leyenda», con dedicatoria a la memoria del hispanista Jean-René Aymes; pero dedicado a recordar la singular figura del escritor y político revolucionario José Marchena (Utrera, 1768-Madrid, 1821), de cuya muerte se han cumplido —el pasado 31 de enero— doscientos años. El artículo de Fuentes no solo volvió a traerme uno de esos nombres destacados de un período tan sugerente como el que va desde el reinado de Carlos III hasta el Trienio Liberal. Me trajo el recuerdo de uno de mis primeros congresos como meritorio, en el que estaba alguien que yo consideré en ese momento discípulo de Antonio Elorza, que también estuvo en aquella reunión, y que poco después publicó un libro en la Serie General de Temas Hispánicos de Editorial Crítica, con cuya cubierta ilustro esta entrada. También vino ese sábado el recuerdo de cuando no existía Google Books y tuve que encargar fotocopias de las Lecciones de Filosofía Moral y Elocuencia o Colección de los trozos selectos de Poesía, Elocuencia, Historia, Religión y Filosofía moral y política de los mejores Autores Castellanos… (Burdeos, Pedro Baume, 1820), de Marchena, cuyos dos volúmenes resultaron seis, encuadernados en cartulina a tamaño folio, y que conservo. A una cara. Y también el recuerdo de mi participación en la publicación del libro de Jesús Cañas Murillo La obra poética de José Marchena. Entre la teoría y la práctica (Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 2010), introducción a un apéndice con los poemas del autor y una bibliografía selecta. Escribe Fuentes sobre el mal llamado «abate» Marchena —para confundir y zaherir por su relación con el pensador Enmanuel-Joseph Sièyes— que su «pensamiento político, económico y filosófico tuvo más matices y recovecos de lo que podría sugerir su fama revolucionaria». Sí, por eso debería ser leído y estudiado. Yo sé de su liberalismo económico; pero me encanta su anticlericalismo hasta que dejó de serlo. Ayer me acordé de esta entrada pendiente cuando leí un artículo sobre el 23-F del estudioso de Marchena, de Juan Francisco Fuentes, y autor del libro 23 febrero 1981. El golpe que acabó con todos los golpes (Taurus, 2020). Menuda barbaridad aquella de hace cuarenta años que hay que recordar. Y hoy también he pensado a propósito de lo que sucede en la calle en que no se puede meter en la cárcel a nadie por ser gilipollas.
martes, febrero 23, 2021
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