martes, junio 13, 2017

Goytisolo


Lo que ayer publicaba en La Marea el gran fotógrafo Gervasio Sánchez sobre Juan Goytisolo es verdad: «Juan me demostró su generosidad con creces. Era muy celoso de su intimidad y no le gustaba que se supiera las gestiones que solía hacer en privado para ayudar a tal o cual persona». Ya no está, y no se va a molestar por que yo ahora publique esta muestra documental de esa generosidad a la que aludía su amigo y admirador Gervasio Sánchez. Fue en Cáceres, el lunes cinco de septiembre de 2005, cuando vino a recoger el Premio Extremadura a la Creación con el que le reconoció la Junta de Extremadura. Habíamos viajado a Zafra en mi coche. A la vuelta, como si yo fuese un alumno aventajado, respetado; pero probablemente ignorante, me dejó en el reverso de una hoja de esas libretillas de los hoteles —Sol Meliá de aquel entonces— este apunte al que he quitado las direcciones y los números de teléfono que Juan Goytisolo se preocupó de anotar para que no tuviese ninguna dificultad, no solo de localizar las obras de sus amigos, sino de contactar con ellos si hiciese falta: Antonio Pérez Ramos, José María Pérez Álvarez, Javier Pastor, José María Ridao y Juan Francisco Ferré. Las novelas recomendadas: El Paraíso Perdido (Seix Barral, 2001), Nembrot (DVD Ediciones, 2002), Fragmenta (Editorial Lumen, 1999), El mundo a media voz (Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2001) y La fiesta del asno (DVD Ediciones, 2005). Tengo todos esos títulos en mi biblioteca, leí todas esas obras y, en su mayoría, por la sencilla razón de que un escritor tan reconocido como Juan Goytisolo, con toda su obra narrativa principal ya publicada, se había demorado en hacer esa lista antes de bajar a la cafetería del hotel después de la siesta, para entregársela a un profesor y lector potencial de sus amigos escritores, de los que habíamos hablado la noche anterior cenando en El Figón. Semanas después, sería el presentador de una mesa redonda sobre nuevos narradores en el Instituto Cervantes de París, y en la que participaron casi todos ellos. Tiene razón Gervasio Sánchez en lo de la generosidad.

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