jueves, febrero 05, 2015

Juan Goytisolo


© Bernardo Pérez
He encontrado entre mis papeles —léase mis documentos en carpetas de cartas personales en mi ordenador— este texto que no llegué a enviar a El País en septiembre de 1996: «Mientras la noticia de un eventual descenso de dos equipos de la primera división de fútbol suscita movilizaciones y griteríos, retransmisiones especiales, llantos y desgarros, y remoción de directores generales, columnistas y gentes del ramo, la actitud conmocionada de un intelectual español atento y solidario con el drama del pueblo bosnio como Juan Goytisolo, lejos de ser vista como un privilegio con el que cuenta nuestra comunidad —con la excepción de su periódico por la publicación de los artículos del propio Goytisolo o alguna llamada de atención como aquella de Joaquín Estefanía (El País, 31-10-1993)—, sospecho que es tachada de oportunista o de síntoma inequívoco de su natural rareza. La convicción de que la única moral del escritor es devolver a la comunidad literaria y lingüística a la que pertenece una escritura nueva y personal, distinta de la que recibió de ella en el momento de emprender su tarea, reiterada por pasiva y por activa en entrevistas y conversaciones por Juan Goytisolo y presente en la intención de sus artículos de opinión y de crítica literaria o recogida literalmente en sus confesiones de En los reinos de taifa no ha limitado la actividad y el compromiso social de este intelectual, uno de los pocos de su especie, en su obstinada, solidaria y perturbadora presencia como testigo denunciante de la barbarie que un día tras otro desde hace cuarenta meses se nos televisa desde Bosnia-Herzegovina. Contar hoy con la escritura activa de este escritor de algunas de las novelas que con más justicia resistirán el paso del tiempo en nuestra historia literaria es un privilegio incontestable para todos aquellos que con inocente simpleza nos limitamos a seguir los acontecimientos del mundo sentados en nuestros sillones, y, en algún caso, como mucho, a vivir la aventura y la subversión de releer con placer los relatos de viajes, los artículos y las novelas de Juan Goytisolo, uno de los escasos intelectuales coherentes y lúcidos que nos quedan en la guerra abierta contra la injusticia, la falta de libertad, el jibarismo, los clisés y los mitos». En fin, algo así.

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