con un pañuelo blanco, pasa un taxi
y un autobús, un hombre con paraguas
y un pájaro volátil.
El día enciende un cenicero nítido
en la cara del cielo, ya las nubes
bogan lejanas como un fiel navío
entre olas azules.
La casa está parada. En la terraza
un hombre abraza a una mujer hermosa.
Pasa un obrero, un niño, una muchacha...
La realidad desborda.»
—Blas de Otero—
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