Fotografía de una lectura de Benito Pérez Galdós en el salón del doctor Tolosa Latour en 1897, publicada en El País.
Simpática coincidencia. Casi en la calle que lleva su nombre en Chipiona abrí el pasado sábado el periódico en que se publicaba esta fotografía. El eminente doctor Manuel Tolosa Latour (1857-1919) está presente en esta ciudad gaditana principalmente por la fundación junto al P. Lerchundi del Sanatorio Marítimo de Santa Clara para niños escrofulosos (1897), frente a la playa de Regla, por ser Hijo Predilecto y Adoptivo, por tener calle y un Centro de Salud con su nombre a cuya entrada un busto le recuerda. Tolosa Latour fue académico de la Real de Medicina y activo socio de varias instituciones médicas y del Ateneo de Madrid. Fue muy amigo de Galdós, que le prologó uno de sus libros de experiencias y anécdotas pediátricas, Niñerías (1889). Pruebas de esta amistad las publicó el Cabildo Insular de Gran Canaria en 1969: Cartas entre dos amigos del teatro: Manuel Tolosa Latour y Benito Pérez Galdós, de Ruth Schmith. Otra es la fotografía que el sábado encabezaba el artículo «Admirando a Galdós», de Antonio Muñoz Molina. Una extraordinaria y muy recomendable reivindicación de la lectura del autor de La desheredada, en la que Muñoz Molina comparte su experiencia de relectura de una novela como Misericordia, que le sirve para interpretar la etapa espiritualista de «un novelista que llevaba nada menos que diecisiete años trabajando en un máximo de tensión creadora, inventando y escribiendo, año tras año, una tras otra, novelas de una riqueza y una ambición narrativa que no habían existido en español desde el Quijote y Persiles, y que estaban a la altura de las obras maestras europeas de las que se alimentaban y con las que aspiraban a medirse».
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