domingo, mayo 06, 2012

Feria del libro

Hoy termina la feria del libro de Cáceres. Con minúsculas. Un año más, vuelve a ser derrotada por el fervor mariano de una población que se ha echado a la calle para adorar a su Virgen de la Montaña, su Patrona. Con mayúsculas. Se sorprendía el otro día una pareja de turistas andaluza del gentío que había en la calle y se preguntaba si sería por la feria. —No. Ya decían ellos. La feria del libro cacereña con minúsculas sigue pasando sin pena ni gloria, a pesar de que los libreros midan su repercusión con las cifras de ventas. Desde su punto de vista, la Virgen en Cáceres también contribuye a que se vendan libros. Desde el mío, esta feria seguirá sin levantar cabeza si no hay criterio de calidad ni imaginación para envolverla de un ambiente de verdadero interés por la lectura. No la levantará si su programación no refleja ni de lejos lo bueno que se está escribiendo en España o, si me apuran, en Extremadura. No levantará cabeza si no discrimina entre las editoriales que publican literatura de calidad contrastada y trascendente y aquellas que son meramente vocacionales y que se nutren de aficionados animosos. Lamentablemente, nadie les ha dicho que eso está muy bien y que hay que persistir; pero que eso no es la literatura todavía. (Yo juego al tenis. No sé jugar; pero juego.  A veces le pego a la bola con gracia; pero no se me ocurre ir a ningún torneo, ni a muestra ni a feria algunas). Y no levantará cabeza si se siguen haciendo presentaciones de libros en las que los autores y los presentadores, con ese afán de tener sus diez o quince (o cuarenta) minutos de gloria, nos afanamos en que nadie del auditorio —compuesto por algunas personas que nunca han leído un libro y que pasaban por allí— tenga interés por la obra que se presenta. He vuelto a ser testigo estos días. Es tan poco atractivo lo que uno escucha en esa carpa... Así que alguien sin mala fe tendría que poner orden en esto. Y que le paguen por ello, como al mecánico que repara una avería.

P.S.: Este texto estaba escrito desde ayer, antes de subir a este blog el comentario a la entrada sobre el Taller de Estudios Textuales. No soy tan buen mandado, y menos por un anónimo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene toda la razón, y se lo dice una aficionada animosa, sin ninguna animosidad hacia Vd.
Como bien dice, yo tuve mis diez minutos de gloria, pero se equivoca en una cosa: las personas que formaban mi auditorio si habían leído un libro, puede que más, y no estaban allí por casualidad.
No me queda muy claro que quiere decir con, "que nadie tenga interés por la obra que se presenta". Como le digo más arriba, mi público no pasó por allí por casualidad, sino que sabía que una escritora prácticamente desconocida como yo, presentaba un libro, no literatura, Sr. Lama, por supuesto, sólo un libro, y tuve la impresión de que les interesó lo suficiente como para escucharme y quedarse.
De todas maneras, le doy la razón en que esta feria no pasará a la historia ni por la calidad ni por la trascendencia, pero supongo que ya sabe que la crisis lo abarca todo, ha llegado a la literatura y este año era impensable que autores de más talla pudiesen presentar aquí. Es cuestión de ajuste presupuestario, Sr. Lama, ni más ni menos. Solomillo y bacalao se sustituyen por pollo y calamares. Simple economía doméstica.
Si me hubiesen preguntado por escritores para traer a la feria, sin duda y dados mis gustos, habría elegido a los Sres. Marías y Murakami, pero me temo que ambos quedan lejos de los bolsillos de esta feria.
Sr. Lama, si le pagaran por poner orden en esto, sería lo justo, pero aunque no le pagaran, debería Vd. ofrecerse para arreglarlo, para que gracias a sus gestiones, la próxima feria del libro de Cáceres contara con la presencia, vamos a poner, de Javier Marías: yo le estaría eternamente agradecida.
Sin ninguna animosidad hacia su persona, atentamente,
Victoria Pelayo.

Miguel A. Lama dijo...

Gracias por su comentario, Victoria. En mi texto no había tampoco ánimo alguno de ofender, sino la voluntad de expresar una opinión crítica sobre la pasada feria con algún ejemplo extremo —el que no lee libros, pasa por allí y se sienta— y alguna hipérbole sobre lo poco atractivos que hacemos a veces los actos literarios. Y suele ocurrirme esto en la feria cacereña, sin ánimo de ofender; y menos a quienes tienen —tenemos— la digna dedicación a la escritura. No estoy de acuerdo en lo del ajuste presupuestario —o solomillo por pollo y bacalao por calamares—, pues no hay que confundir lo bueno con lo caro. A una propuesta tan difícil como la de traer a Marías y Murakami yo respondería con una lista muy larga de nombres de gran calidad, de mucho interés y muy asequibles. Hace bastantes años ya que Javier Marías me dijo que no venía a Cáceres; pero no estará de más intentarlo de nuevo. Por último, no hablaba de que me paguen para poner orden en esto, estaría bueno; sino de profesionalizar con seriedad este asunto. A mí me han pedido muchas veces opinión para la feria de esta ciudad, y la he dado, y participación también, sin cobrar nada. Pero al que sea que lo haga bien, que le paguen. Un saludo, Victoria, y gracias de nuevo.

Tomás Libros y café dijo...

Miguel Ángel, leo esta entrada con muchos días de retraso. El cierre de la feria, buena o mala, en ventas o en actividades, nos da mucho trabajo y tengo que cambiar mi bacalao (que es leer tu blog) por cargar cajas de libros (que son los calamares). Aquí si me refiero al valor de las cosas, no al precio.

Sabes que en los últimos años he sido un crítico furibundo con la feria del libro, sin consecuencias prácticas para la feria pero con consecuencias económicas para mi negocio. Este año me he mantenido al margen por varios motivos. El principal es que los responsables de la organizción acaban de aterrizar en sus cargos. La gerente de IFECA escasamente ha tenido dos meses para preparar una feria que arrastra un lastre muy pesado.

Por supesto que las actividades han sido muy pobres. No sólo eso, el sector editorial (mejor, las editoriales que se han interesado en la feria) han abusado del desconocimiento (¿ignorancia?) de los organizadores.

Pero hay un par de detalles que me han gustado (en un mar de detalles muy feos, con bula episcopal). El primero es que desde el Ayuntamiento se ha definido la feria como "local". El segundo es que han aceptado sugerencias (aunque los cauces para hacerlas no estaban claros).

Por mi parte voy a seguir esperando. De momento no veo esa mezquindad y mala leche que tenían algunos miembros del comité organizador de los gobiernos del PSOE. Puedo tolerar al que no sabe, pero a un sinvergüenza no. De momento el comité organizador no sabe, aunque considero tampoco ha tenido tiempo para aprender.

Creo que lo principal es que los responsables se den cuenta de que lo que se necesita para organizar una feria del libro no se aprende en una o dos legislaturas.

Miguel A. Lama dijo...

Gracias, Tomás, por tu comentario. A mí me gustaría que la Feria del Libro de Cáceres estuviese tan radicada y tan asumida que, como ocurre con alguna que otra actividad en esta ciudad, no le afectasen los cambios de gobierno, y, por consiguiente, la inexperiencia de los que llegan. Es bueno, al menos, que admitan sugerencias; no tanto que se conformen con lo "local". A ver si con las aportaciones de todos se puede hacer algo. Un saludo.