Esta mañana se han proclamado en Cáceres los Premios de la Crítica correspondientes a obras poéticas y narrativas publicadas en las cuatro lenguas del Estado en 2010. La experiencia, primera para mí, ha sido muy grata. Uno gusta de este tipo de premios en los que no hay que leer a destajo, sino trabajar sobre libros ya leídos o leer con tiempo otros pendientes. Se siente uno copartícipe de una manera de funcionar con rigor y con seriedad. Me gustó esta mañana que Lluïsa Julià y Àlex Broch me dijesen que la novela del premio en catalán, la de Jordi Puntí, Maletes perdudes, había sido reseñada por Víctor Martínez-Gil en el primer número de nuestra revista Suroeste, que ayer facilité a los miembros del jurado (Ángel Basanta, Fernando Valls, Javier Goñi, Pilar Castro, Carlos Galán Lorés, Àlex Broch, Xelo Candel Vila, Araceli Iravedra, José María Pozuelo Yvancos, José Luis Martín Nogales, Javier Barreiro, Julia Barella, Jorge de Arco, Manuel Rico, Armando Requeixo, Lluïsa Julià, Laura Caveiro, Javier Rojo y Enrique Turpin) por gentileza de sus editores, la Editora Regional de Extremadura y el Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz. Una significativa coincidencia, buen ojo. Aunque de opinión poética en esta ocasión, me he alegrado por el premio a Blanco nocturno de R. Piglia, buena novela.
sábado, abril 09, 2011
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