miércoles, enero 26, 2011

La novela de Diego Doncel

No hace mucho que conversaba con Diego Doncel sobre el incontestable salto cualitativo de la poesía de autores extremeños en los últimos veinte o veinticinco años, y del lugar que ocupa en el panorama de la poesía española contemporánea. Lo importante es que esto es aplicable a la novela, aunque haya tardado más, y sean los noventa el momento de la explosión. Hace años no habría imaginado —o sí— que autores como él, como Jorge Márquez o como Álvaro Valverde, encasillados, en el mejor de los sentidos, en sus géneros, ocupasen también páginas de importancia en los estados de la cuestión de la novela. El caso de Diego Doncel es especialmente significativo en lo que tiene de exploración de unas nuevas vías de expresión literaria. Leí esta novela, Mujeres que dicen adiós con la mano (Barcelona, DVD Ediciones, 2010), recién salida, en junio de 2010; sin embargo, me ha pasado lo que muchas veces con lo que ha escrito Diego desde sus inicios en su pública escritura: que no encontraba ocasión, que las circunstancias no acompañaron, que no encontré palabras para escribir. Así es, aunque resulte difícilmente justificable y extraño. Me da igual; no es nada inconfesable y, menos, irreparable. Por ejemplo, cuando iba a publicar estas notas en este blog, apareció en Babelia, el sábado 4 de diciembre, el resumen de la novela que escribió Juan Goytisolo, y que supongo —y me alegro— le habrá servido para su difusión; pero que me retrajo, por no parecer oportunista al comentar una obra al rebufo de lo escrito por un admirado autor, del que, sin embargo, me sorprendió que no insistiese más en la lejanía de esta novela de los productos literarios de consumo de muchos; antes bien, en su condición de objeto de rechazo para ciertos lectores. Pero no quiero caer en lo que tan poco me gusta, poner palabras de otros, opiniones de otros —no se crea, no hay tantas—, citas literales, cuando no hay justificación; por rellenar, en una boba taracea que no conduce a nada, olvidándose uno del texto principal. En este caso, Mujeres que dicen adiós con la mano, la segunda novela de Diego Doncel, o, vale decir, el nuevo intento de este escritor por explicarse literariamente en el mundo. Los aciertos son muchos, desde el preludio musical hasta la concepción dual del todo, con sus interrelaciones, concomitancias —en la fecha del otoño de 2005— y correspondencias —en las capitales Madrid y París— de las dos mujeres que conducen —se conducen (en)— una narración anómala, como el mundo. De la banlieue parisiense y su convulsión, o sea, otoño de 2005, hasta la evocación del 11 de marzo de 2004, desde el mismo otoño del mismo año y desde otros ojos dolidos. Con todos los reparos que pueden ponerse a la forma en lo más mínimo —algunos diálogos, ciertas construcciones, reiteraciones...—, la propuesta de esta novela tiene un interés más que considerable, pues contiene un discurso reflexivo sobre este estado de las cosas en el siglo XXI y logros como la escena —con música (de Mozart)— del final de la octava secuencia de la primera parte. La novela tiene, además del preludio y una nota —que debería ser nota, sin más, y no aclaratoria—, dos mitades de veintidós y dieciocho divisiones, teselas o fragmentos. La novela es una de sus claves: "Cojo esta frase y pienso en ella" (pág. 47). Es sólo un apunte.

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