jueves, julio 21, 2016

Tómate un blog (I)


Lamenta Diego Hidalgo Schnur, que fue presidente del Consejo Social de la Universidad de Extremadura, que la gente del PP siempre pensara que era del PSOE y los del PSOE que era del PP. Dice que no le molestaba, salvo «una vez que Juan Carlos Rodríguez Ibarra estaba elogiándome y Alfredo Pérez Rubalcaba le interrumpió y le dijo: —Sí, es un tipo excelente; pero es un hombre de la Derecha. Lo dijo despreciativamente y me chocó,  precisamente porque yo le admiraba y le consideraba amigo [...]». Lo de Diego Hidalgo es un comentario en un blog de un amigo que ha pasado incompleto a la letra impresa de un libro. Pero ha pasado; quiero añadir. Hace ahora unos seis años la editorial sevillana La Isla de Siltolá creó una cuidada colección llamada «Álogos» de libros compuestos con entradas de los blogs de sus autores. Me pareció una gran idea y todavía hoy acudo a alguno de esos pequeños volúmenes para releer compendiada la actitud de esos escritores en el género; y, sin duda, pasados los años, es mejor hacerlo con el papel que con la pantalla del ordenador. Recuerdo aquella «Breve aproximación teórica al blog como género», de Juan Antonio González Romano en su Alguien me responde (2010), que recordaba las diferencias entre el formato electrónico, interactivo, con vínculos, y el papel impreso, en donde habría que prescindir, por ejemplo, de los comentarios. Pues no. Porque el comentario de Diego Hidalgo —5 de junio de 2014—, aunque trunco, puede leerse en este libro de Antonio Sáenz de Miera, que ha querido publicar una amplia selección (51 de 79) de entradas de su cuaderno de bitácora Allende Guadarrama bajo el título incitante Tómate un blog (Madrid, Bubok, 2016), con dibujos de Jorge Arranz y prólogo de Eduardo Martínez de Pisón, y con algunos de los comentarios que en su día se vertieron en la red a propósito de sus apuntaciones. Compré el libro aquí, y sus beneficios se destinarán a la Fundación Vicente Ferrer. Me parece digno de nota que un comentario perdido en el limbo de la red se lleve a la letra impresa de un libro tan resultón. Sigue.

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