domingo, mayo 10, 2009

Diálogos de la lengua (I)

Suelo resolver algunas dudas lingüísticas —y de otras índoles— gracias a la asistencia de Pedro Álvarez de Miranda, que además me favorece con su amistad. Mi sabio amigo Pedro es catedrático de Lengua Española en la Universidad Autónoma de Madrid y se ha interesado especialmente en su carrera profesional por la lengua y la literatura del siglo XVIII español. Como nuestros diálogos —casi siempre a requerimiento de mi ignorancia— resultan jugosos y luminosos por las respuestas de mi amigo, iré dejando aquí algunos de ellos.
El primero surge de una corrección que me hicieron al texto de un artículo que escribí. Yo quería escribir: “Esta amable discrepancia no se explica por que yo esté convencido de que los gustos lectores de hace cuatro décadas hayan cambiado en esa dirección […]”. Cuando se publicó, alguien lo había modificado, corrigiéndolo, en “[…]no se explica porque yo esté convencido[…]” Pero yo no quería escribir una construcción causal. Es cierto que, como me hizo ver Pedro, el caso es dudoso y la corrección se justifica. Quizá una solución habría sido escribir “no se explica por el hecho de que yo esté convencido de que los gustos lectores de hace cuatro décadas hayan cambiado"; pero tiene el inconveniente, como dice Pedro Álvarez de Miranda, de que resulta prolijo.
El Diccionario panhispánico de dudas (pág. 513a) advierte que “No debe confundirse la conjunción porque con las secuencias siguientes, en que aparece escrito por que en dos palabras:
a) La combinación del pronombre relativo que precedido de la preposición por. Su identificación es fácil, ya que el relativo que admite la anteposición del artículo correspondiente (el, la, los, las) o puede sustituirse por otros relativos como el cual, la cual, los cuales, las cuales: «La verdadera razón por que [= por la que, por la cual] quieres quedarte es Miguel» (Allende Casa [Chile 1982]).
b) La combinación de la preposición por exigida por un verbo, un sustantivo o un adjetivo, seguida de la conjunción subordinante que: «No había que preocuparse por que me volviera la destemplanza» (Mendicutti Palomo [Esp. 1991]); «Expresó su interés por que el decreto se lleve a cabo» (Abc [Esp.] 15.11.97); «Llegan incluso ansiosos por que nos lo creamos» (País [Esp.] 9.10.97)”
Pedro allegaba algunos ejemplos más: “Una ciudad no mejora por que se le haga un Guggenheim”, que fue titular de una entrevista de Jesús Ruiz Mantilla y Miguel Mora a Santiago Cirugeda publicada en El País (22 de agosto de 2005, pág. 56). Lo curioso es que en el cuerpo de la entrevista la misma frase está así: “Una ciudad no mejora porque se le haga un Guggenheim” . Otro es del escritor Juan José Millás, que escribió en el mismo periódico el mismo día: “Cuando no se cabrean [los obispos] por la gravitación universal, se cabrean por que usted se divorcie y sea feliz”.
“Este último ejemplo —me escribía Pedro Álvarez de Miranda— es muy interesante: Millás usa "cabrearse por algo" (en este caso un sustantivo, ‘la gravitación’). Y luego quiere utilizar una construcción paralela, otra construcción que también lleve por, pero seguida ahora no de un sustantivo sino de una subordinada sustantiva. Por eso lo separa. Ahora bien, "incurre", realmente, en una causal, y sería más lógico porque: "... los obispos... se cabrean porque usted se divorcie y sea feliz". Se parece mucho a tu caso.”

3 comentarios:

Isabel dijo...

Miguel, también puedes preguntar a Antonio Salvador, a José Manuel González Calvo y a Miguel Ángel Rebollo, a los que tienes a dos metros de tu despacho. (Cuantísimas dudas resuelve Antonio,también sabio amigo y compañero de todos nosotros, tan cordial y tan generoso con su tiempo siempre)

Miguel A. Lama dijo...

Obviamente, Isabel, obviamente.

Gema dijo...

El caso es realmente "dudoso" y se percibe intuitivamente más como causal. De todos modos, es uno de los muchos escollos ortográficos que cuesta aprender y, por supuesto, enseñar.
Un saludo.