Uno de los más grandes escritores vivos nos regala, de vez en cuando y por fortuna, con su opinión, publicada, principalmente, en el periódico global en español El País —sobre cuya nueva imagen me gustaría escribir algo. Tengo entendido que un texto tan sugerente como Telón de boca (Barcelona, El Aleph Editores, 2003) fue su testamento novelesco. En ese momento, como el personaje de su libro, “estaba todavía entre los espectadores en la platea del teatro”, sigue estando; y opina, como siempre ha hecho.
Hoy, con un artículo sobre José Martínez y su editorial Ruedo Ibérico —en menor medida sobre Antonio Soriano y su Librairie des Éditions Espagnoles, que estuvo en el 72 de rue de Seine— en el que Goytisolo vuelve a dar su cara para que otros digan lo de siempre: “Cosas de Goytisolo”. Sí, bueno, o no; pero no sé si alguien puede centrarse en lo que dice el autor del Don Julián sobre una transición cultural que “no se ha producido aún en el ámbito de la enseñanza”. Sí, ya sé que también dice que en el de la “Institución Literaria”, pero a mí lo que realmente me interesa es esa verdad de que la transición cultural no se ha hecho en el ámbito de la enseñanza, como sí en el político, en el atinente a aquel consenso en torno a la Constitución de 1978 y a aquellos pactos para sanear la economía nacional. No se ha hecho, no. Y tiene razón Juan Goytisolo.
Sobre el objeto principal del artículo de Juan Goytisolo hay un libro muy interesante de Albert Forment que publicó Anagrama en 2000: José Martínez: la epopeya de Ruedo Ibérico. Yo lo he leído a trancos en casa de Josemari; quiero decir, que ese libro no ha salido nunca de casa de mi hermano, que lo he ido leyendo cada vez que he ido por allí. O sea, que como en una biblioteca de las grandes, en las que no había préstamo al exterior. Me he acordado de esto hoy que leía el artículo de Juan Goytisolo.
¿Qué habrá pensado J.G. con la ilustración de su artículo? La que firma Eulogia Merle y que representa a un torero con montera y con capote en un lance ante un libro. Claro, el Ruedo Ibérico. Qué cosas. Si Valle-Inclán levantase la cabeza...
martes, noviembre 06, 2007
Las cosas de Goytisolo
Publicado por Miguel A. Lama en martes, noviembre 06, 2007
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8 comentarios:
Que no hace falta que don Goytisolo, con quien mantuve una interesante relación epistolar en los ochenta sobre este asunto, diga eso..., que lo dice y es de admirar, aplaudir y decir amén en esas cosas suyas.
Salta a la vista, o es más, salta la vista hasta de los ciegos... Y si eso es general en la llamada España, la no transición cultural, sino transacción, no digamos en Extremadura, ¿ei?, no digamos... Para contar y no parar. Que esa es mi principal crítica en los años que llevo informando de ello, mes a mes, en varios portales de internet, y medios otros... Gracias por hacerme saber esto, porque no suelo leer la prensa impuesta y mayor, subvencionada con publicidad del poder político en mando, más que para cerciorarme de su mera publicidad del tinglado..., etc.
Una pregunta ¿Se puede separar al autor de su obra? ¿Puedes darle valor a una poesía si sabes que el autor es un sinvergüenza?
Buena y mala pregunta, Victoria. Desde el momento en que la obra "tiene vida propia", una expresión que gusta mucho a los autores, es separable del autor.
Sí, la literatura nos sorprende, nos entusiasma; y luego viene la vida a estropearlo todo. O a mejorarlo.
Ojalá (o no) tuviésemos la capacidad de abstraernos de algunas circunstancias que rodean a la obra literaria de calidad.
Lo normal, Victoria, es que no se valore la obra de un autor sobre el que uno sabe que es un sinvergüenza.
¿Por qué? ¿Por qué no valorar la obra de un autor del que uno sabe que es un sinvergüenza? ¿No se puede disfrutar de la poesía de un traficante de armas? ¿Sirve esa premisa también para aquellos cuyas ideas políticas no concuerdan con las nuestras?
A mí la vida de los autores, sinceramente, no me interesa lo más mínimo. De hecho, creo que con esta mediatización, me pierdo a autores que otros dicen que son maravillosos porque me caen mal (Luis Alberto de Cuenca, por ejemplo). Sí, dicen que puede arrojar luz sobre la obra y no lo dudo: pero a veces esa luz se acota: "esto lo escribió Fulanito en este momento y quiere decir tal, tal y tal". Y, además, tampoco hemos sabido nunca de la vida de los autores más de lo que se ha decidido que sepamos. Por ejemplo, de la homosexualidad de Cernuda, Aleixandre o Nieva a mí no se me dijo ni mú en ninguno de mis años de estudiante. Ni de Lorca tampoco, ahora que lo pienso. Eso sí, los líos del JuanRa con la Zenobia, al dedillo.
Y lo de la vida y conocer la vida y adecuar la interpretación de las obras a la vida del escritor me lleva a las interpretaciones que se hacen de la obra en sí. Recuerdo cuando analizamos "Dublineses" en clase con el mejor profesor de Literatura que he tenido jamás. Allí estaban todos, hablando del retrato de la sociedad irlandesa, y yo muriéndome de pena por una frase, una sola frase del libro, una línea que me lo condensaba entero. Y digo yo, ahora que lo pienso, que quizá algunos considerarían un sinvergüenza a Joyce, por esas cartas guarras a Nora, habráse visto tamaña desvergüenza.
Aunque en realidad me temo que a mí no me interesa la vida de los autores porque no soy nada mitómana. Y porque su vida puede mancharme sus libros. Y, sobre todo, porque sé que lo que me cuenten otros de las vidas de los escritores que amo no será más que un dibujo absurdo de lo que él vivió. Es un misterio extraño y digno de reflexión el que todo ser humano esté compuesto de forma que haya de ser un secreto y un misterio para cada uno de sus semejantes. Un secreto y un misterio. Y los demás que sabrán de ese secreto y de ese misterio.
Por supuesto, la cursiva es una cita que no es mía, más me gustaría a mí. La escribió un tío que cantaba canciones de Navidad con un grillo en un hospicio: algunos escritores están locos.
Qué forma de retratarse en los valores de la medianía moralista de siempre y de la españa cutre, facta... Ser un sinvergüenza es algo tan etéreo, tan resbalizo, tan sin na de na... Un cajón de sastre de malpensantes, de burguesitos vestíos de limpito... Si miramos la fama de Cervantes, o de un poeta como Bukowski, por no ir a poetas espléndidos franceses, italianos, o el mismo Lope de Vega, para tí Lama, que tan cercano estuviste al maestro especialista en el mismo...
En fin, leer esto en un blog respetable, como hay que respetar esto, desde la mollera viva, inteligente y ávida, es preocupante y muestra de cierta cosa que llamaría necedad: la moral y las buenas costumbres, siempre bajo la pacata visión de grupos de interés y circunstanciales, como vara de medir los espinazos de los poetas...
¡A eso se le llama ciencia crítica y ciencia literaria, señor Lama, y "seño" victoria, que lo demás es filfa y befa de sinvergüenzas, tal vez! Porque uno creía que la obra es independiente del autor, toda obra, en todos los sentidos. Uno no es sus hechos, sus ropas, sus escritos, sus pinturas, sus esculturas, sus músicas, uno y cualquiera no es su albornoz, su caca, su graffiti, sus escribanías diversas, uno no es lo que come, ni aun lo que mira, como se atreve a decir santo Tomás...Etc., y etc... Y uno no es la valoración costumbrista que dan los otros a sus actos, vida y forma de ser, que eso es la moral, mera y pasajera costumbre de gente peor que la que no tiene vergüenza, porque toda moral es dominio y eliminación de la libertad, y más la moral dominante ahora, señores, mucho más... Por ello a ese poeta a que posiblemente se refiera victoria y apostille Lama debe ser la máxima expresión de a decencia, seguro.
En fin...
Echo de menos tu opinión sobre todo esto, profesor.
Estoy de acuerdo con Goytisolo en que no se ha producido una transición en el ámbito educativo. La ensenanza en Espana sigue siendo demasiado magistral, el alumno a tomar apuntes y aprenderlos para recitarlos como un lorito en el examen. En cuanto al canon que se nos ensena, ha variado poco desde los sesenta. Para mí están al mismo nivel, por lo menos, Miguel Delibes con Max Aub, pero muy poca gente piensa lo mismo (personalmente Max Aub me parece un escritor más completo). Bravo por Goytisolo, uno de los pocos ejemplos de escritor inconformista en una sociedad en la que casi todo escritor daría un brazo (incluso aquél con el que escriben) a cambio de un sillón de la academia.
Bueno, no ya sillon en la Academia, no ya, sino sillita en una covacha de editora institucional o algo similar, o carguillo cultural cualquiera... Que hoy hayn muchio escritorrrr..., y mu asociao en Asociaciones de Escritores Unicas...
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