Le robo parte del título de su nuevo libro a mi amigo Russell P. Sebold para contar que ayer, primer día de clases —no las tengo los lunes—, me llevé al aula esta su obra recién publicada, En el principio del movimiento realista. Credo y novelística de Ayguals de Izco (Madrid, Ediciones Cátedra, 2007). No tuve necesidad de mostrarla, enfrascado principalmente en la explicación de los objetivos y de los contenidos de la asignatura, Literatura Española del Siglo XIX, con la concreción de todos sabida sobre Novela Española del Siglo XIX, precisamente. Pero sabía que podía ser el primer acontecimiento bibliográfico de este curso que ahora iniciamos.
Lo será en estos días y, seguro, más, cuando hablemos de algunas formas populares de difusión de la novela decimonónica y de estas actitudes realistas en lo narrativo que el profesor Sebold se empeña en mostrar con razón, contra los lugares comunes de la historiografía literaria. La verdad es que es un placer comenzar un curso sobre novela decimonónica con una novedad literaria tan combativa y juvenil como la de este ensayista egregio y casi octogenario. Y, si no, y sólo por abrir boca, que se lean algunas líneas del ‘Prefacio’, en el que la sorna del profesor protesta por la reducción de un siglo a los últimos treinta años, desde 1870; habla de los especialistas del siglo XIX que pululan por los congresos, seminarios y otras reuniones, y a quienes llama treintañeros; y carga contra personalidades como don Marcelino Menéndez Pelayo o José F. Montesinos, cuya Introducción a una historia de la novela en España en el siglo XIX es calificada como “volumen absolutamente contraproducente para quienes quieran comprender la formación del género que aparentemente se estudia en él.” (pág. 14).
No me digan que esto no es un acicate sublime para aprender literatura del siglo XIX, el ‘completo’, no el de los treinta años. Y para que se lancen contra él muchos colegas.
Y a todo esto, el libro es una excelente propuesta de análisis de la obra de Wenceslao Ayguals de Izco (1801-1873), principalmente de sus novelas María, la hija de un jornalero (1845-1846) y La marquesa de Bellaflor (1846-1847), que no están editadas modernamente. Ni siquiera el autor figura en el catálogo de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Sin embargo, no es ningún desconocido, ni un autor menor; no es una rareza. El libro de Sebold pone sobre la mesa una necesidad que a estas alturas puede resultar sonrojante. Continuará, claro está. (Al menos, en clase).
miércoles, octubre 03, 2007
En el principio del curso
Publicado por Miguel A. Lama en miércoles, octubre 03, 2007
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2 comentarios:
Vaya.
Vuelvo a las aulas.
(Odio la verificación de la palabra. Lo sé: lo he dicho muchas veces, pero me encanta decirlo).
Por cierto, Miguel Ángel. ¿Qué tal estás de tiempo? (Sí, soy así de directa).
Me gustaría contar contigo (porque creo que eres el idóneo para ello) para un asunto. No sé si lo tengo que hacer a través de la Universidad, mediante su Gabinete de Prensa. Si es así, avisa. Mi correo aparece en mi blog (en el apartado de la columna derecha "Por si acaso").
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