martes, septiembre 25, 2007

Una calle para mi hermano

Mi hermano merece una calle en Zafra. La merece más que Cánovas del Castillo, que Gregorio Fernández, que el Olivo, el Almendro, el Laurel, la Cruz, que Santa Catalina y, por supuesto, que el comandante —o lo que fuese— Castejón. Mi hermano José María ha dedicado tanto tiempo y tanto trabajo, inteligencia e ingenio a su ciudad que cualquier calle sería estrecha, si así tuviese que medirse uno de los reconocimientos que merece quien decidió vivir en Zafra y dedicarse a ella. Artífice de tanto, puso en pie una de las más pujantes universidades populares de aquellos años, ideó y construyó luego un taller de educación que hoy tienen como madre varias iniciativas modernas que dan de comer a muchos; estuvo una década entregado a la política municipal como concejal del Ayuntamiento de Zafra y ha escrito uno de los libros principales de historia local —y universal— que pueden escribirse, por valiente, justo y riguroso. Por menos, algunos nombran avenidas.
El final del fin de semana, que cayó en domingo, casi como siempre, fue apoteósico. Me planté en Zafra en hora y poco con el único propósito de escuchar a mi hermano diciendo el pregón de la Feria de nuestro pueblo, quingentenaria y superior. Una pieza oratoria memorable la de mi hermano José María, que tomó como hilo de su discurso el ingenio como blasón inmaterial de nuestro pueblo. Eché en falta a nuestro amigo Manolo Peláez —y allí estuvo, como siempre, Mercedes Santos—, a quienes saludo desde estas líneas que sé que sentirán muy cercanas, por dedicadas a Josemari. Sea. Esa misma noche, después de un rato en el espléndido patio del Parador, el Castillo de los Duques de Feria, dormí en casa, en mi cama. Era tarde ya, casi la una y media de la noche; y soñé que volvía a Zafra porque mi hermano descubría el letrero de su calle en un acto multitudinario —y en vida, claro—, como el de la otra noche.

En la fotografía, puede observarse, de nuevo, su actitud protectora. Además, parece como si me tomase el pulso. Sin duda, merece una calle. Impresionante.

6 comentarios:

josemarialama dijo...

Eres un cachondo, Miguel. Supongo que la gente disculpará tu desvarío por el yugo fraterno.

Muchas gracias por tus palabras y un abrazo.

Ah, y como sigas publicando fotos de infancia te voy a denunciar a la guardia civil.


josemarialama

Unknown dijo...

Dónde hay que firmar para cambiar el nombre de la plaza chica por la de los hermanos lama?

Anónimo dijo...

Angel, cambiar el nombre a la Plaza Chica es complicado pero propongo en su lugar la plaza del Pilar Redondo (que no lo es tanto). Os quiero. Miguel

Miguel A. Lama dijo...

Otras adhesiones recibidas por correo electrónico: José Antonio Zambrano, que propone no calle, sino plaza; y Elías Moro.

UnaExcusa dijo...

Vaya: tres entradas de golpe...

Leía y sonreía y me gustaba: el amor de hermano, el reconocimiento, la entrega y demás.

Pero la respuesta de José María (Lama) es impagable.

Álvaro Valverde dijo...

Apoyo, por supuesto, la moción. Sólo por el pregón, estaría del todo justificada.
En lugar de una plaza para los dos, eso sí, mejor una calle para cada uno.