domingo, marzo 11, 2007

El cuenco de la mano


Leo “El que guarda la lumbre”, uno de los textos del nuevo libro de prosas de Basilio Sánchez, El cuenco de la mano (Villanueva de la Serena, Littera Libros, 2007), y lo tomo como una carta de ruta para moverme por sus libros de poemas. Me oriento mejor por La mirada apacible (Pre-Textos, 1996) y descubro algunos ecos de Los bosques interiores (Col. Alcazaba, 1993 y Amarú Ediciones, 2002). Evoco “Preludio elemental” y releo los primeros versos del epílogo de A este lado del alba, su primer libro, accésit del Adonais en 1983. Puedo tomar otros textos de este breve y grato libro e iluminar muchos versos del poeta, que se mueve aquí en un terreno no tan distinto al que nos tiene habituado, el del libro de poemas. Semejante en el tono y en el pulso estilístico; distinto en el objeto, y más, en la actitud ante el objeto: la infancia, el padre, la madre, el poeta mismo y su relación con la escritura, alguna circunstancia, la primera lectura pública... Y el descubrimiento de un poeta, el polaco Adam Zagajewski. Y dos gestos: el de un padre que saca su pañuelo del bolsillo para que su hijo seque el sudor de su cara; y el de una madre que canta susurrante a su hijo recién nacido un dieciocho de junio, de 1958.
Un doce de marzo, de 2007, lunes, se presenta este libro en el Colegio Mayor “Francisco de Sande” de Cáceres, a las 20.15 horas.

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