Leo “El que guarda la lumbre”, uno de los textos del nuevo libro de prosas de Basilio Sánchez, El cuenco de la mano (Villanueva de la Serena, Littera Libros, 2007), y lo tomo como una carta de ruta para moverme por sus libros de poemas. Me oriento mejor por La mirada apacible (Pre-Textos, 1996) y descubro algunos ecos de Los bosques interiores (Col. Alcazaba, 1993 y Amarú Ediciones, 2002). Evoco “Preludio elemental” y releo los primeros versos del epílogo de A este lado del alba, su primer libro, accésit del Adonais en 1983. Puedo tomar otros textos de este breve y grato libro e iluminar muchos versos del poeta, que se mueve aquí en un terreno no tan distinto al que nos tiene habituado, el del libro de poemas. Semejante en el tono y en el pulso estilístico; distinto en el objeto, y más, en la actitud ante el objeto: la infancia, el padre, la madre, el poeta mismo y su relación con la escritura, alguna circunstancia, la primera lectura pública... Y el descubrimiento de un poeta, el polaco Adam Zagajewski. Y dos gestos: el de un padre que saca su pañuelo del bolsillo para que su hijo seque el sudor de su cara; y el de una madre que canta susurrante a su hijo recién nacido un dieciocho de junio, de 1958.
Un doce de marzo, de 2007, lunes, se presenta este libro en el Colegio Mayor “Francisco de Sande” de Cáceres, a las 20.15 horas.
domingo, marzo 11, 2007
El cuenco de la mano
Publicado por Miguel A. Lama en domingo, marzo 11, 2007
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