viernes, septiembre 05, 2025

Una belleza terrible

Tenía este apunte avanzado, pero sin terminar, cuando leí a finales de julio un texto de Edurne Portela y José Ovejero, «El misterio de Germaine», publicado en el número de verano (julio-agosto) de la revista Tinta Libre, de cuyo índice, por error, se omitió (págs. 56-58). Como un «hijuelo» que le ha crecido a la novela escrita por ambos Una belleza terrible (Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2025) presentaban este relato sobre Germaine Huot d'Anglemont, la madrina de Raymond Molinier (1904-1994), el revolucionario troskista protagonista de esa obra, que, cuatro meses después de su publicación, se extendía para sus lectores con esta suerte de apostilla que confirmaba ese carácter de Una belleza terrible como singular ente literario. Para mí, prolongaba el magnífico sabor que me dejó la lectura de esa novela, que comencé muy motivado por la fascinación que sentí con la obra anterior de Edurne Portela, Maddi y las fronteras (Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2023), la brillante narración sobre la vida de María Josefa Sansberro (Maddi) (1895-1944), una mugalari en la resistencia contra los nazis, que fue deportada y murió en un campo de concentración en Alemania. Añadiré que poco antes había leído Mientras estamos muertos (Madrid, Páginas de Espuma, 2022), el libro de relatos de José Ovejero que se alzó con el XVIII Premio de Narrativa Dulce Chacón en 2023. Teniendo en cuenta que ambos son pareja y que con Una belleza terrible han emprendido una tarea de escritura compartida muy sugerente, estas líneas quieren agradecer a ambos sus trayectorias como escritores y demostrar admiración por lo que hacen, y por lo último que han hecho. Han elaborado juntos una obra a partir de una biografía trepidante con tantos accidentes y derivaciones, «giros y acontecimientos sorprendentes» que «hacen muy difícil relatarla y apenas pueden caber en un solo libro» (pág. 177), con lo que incorporan a su definición —de la vida de Raymond Molinier— la valoración sobre la ejecución del empeño. Una sugestiva propuesta metaliteraria. Sobre una vida, además, que arrastra otra de las virtudes o implicaciones de esta novela, las mujeres que se relacionaron con el personaje principal y que estuvieron en el centro de la historia, pero que no dejaron testimonio ni memoria (pág. 178) —y cuya importancia subraya el apéndice aludido de Tinta libre. Muy a grandes rasgos, hay dos flujos en Una belleza terrible —el título proviene del poema de W. B. Yeats a los rebeldes republicanos irlandeses de 1916—, el de la narración que reconstruye unas vidas al servicio de la revolución —de las principales luchas revolucionarias del siglo XX— y el del relato, como fragmentos de diario, del proceso de escritura de una novela y los problemas que esa escritura suscita. En cierto modo, nos encontramos con una investigación que ficcionaliza a partir de los testimonios que la historia ofrece: imaginar, dicen los autores, frente a inventar; es decir, intentar deducir lo que no sabes una vez que conoces, aunque no enteramente, los hechos históricos: «No es lo mismo inventar e imaginar. No da lugar al mismo tipo de novela. La invención renuncia a acercarse a la verdad de los hechos, la imaginación lo intenta sabiendo que es imposible lograrlo por completo» (pág. 188). Seduce esta forma de revelarse: lo único verdadero, dicen, es su deseo de ver y de encontrar un orden en lo visto, es decir, construir un artefacto literario, una creación que hace presentes los materiales del pasado (pág. 185). La disposición de las cuatro secciones de la obra quizá no refleje estos dos flujos: I. Europa. II. Tierra de nadie. III. América. IV. Los huesos. El corazón. Son rotulaciones que expresan claves o etapas del recorrido biográfico de Molinier, y serán las divisiones internas —también tituladas— las que contengan, en algunos casos, los incisos metanarrativos de los escritores que escriben al alimón, completando esta doble cara que, sin menospreciar la historia —apasionante— que sirve de base a esta novela, la vida real de Raymond Molinier y de su gente, es para mí el gran valor de Una belleza terrible y lo que hace de ella una obra admirable. Y esta excelencia está en la forma que han dado a un material a la mano, el de las vidas de otros; pero también el de la propia vida de los que hacen literatura; de tal manera que el lector se asoma a la intimidad de los autores al mismo tiempo que imagina, gracias a ellos, la de los personajes de la historia, como una suerte de exaltación de la vida que explica la dedicación a la literatura. Excelente demostración de talento y de honestidad literaria. 

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