La cabra de Edward Albee tiene dos subtítulos. Uno es ¿Quién es Sylvia? y el otro Notas para una redefinición de la tragedia. ¿Tendrá algo que ver con que la cabra sea un animal asociado a la tragedia griega? Lo cierto es que me interesa más ese subtítulo que la cabra y el nombre de la cabra, aunque considero que es un acierto —uno más— el título que remite a la cabra y el subtítulo que contiene la pregunta sobre el “asunto chocante” del argumento de esta obra. Espléndida y necesaria.
Lo dijo Marcos Ordóñez, que esto es una tragedia contemporánea. Vista así, y más, como reflexión sobre el género trágico, la obra adquiere unas dimensiones inabarcables. Como la envergadura del actor José María Pou. Impresiona. E impresiona también el amor de este hombre al teatro. Porque quien hace muecas, se mueve, grita en la escena —Pou— interpretando al Martin creado por Albee es quien ha dirigido, y bien, a los otros actores, a Amparo Pamplona (Stevie), Alex García (Billy) y Juanma Lara (Ross); y es quien ha firmado la traducción del texto, como lleva traduciendo desde hace treinta años obras de Noel Coward (Un espíritu burlón), Neil Simon y Marvin Hamlish (Están tocando nuestra canción) o, entre otros, Hugh Whitemore (Materia reservada). Impresionante. Pero él ya lo ha dicho muchas veces: “—Soy actor”.
Mi vecino de butaca estuvo toda la obra sin inmutarse. A mí, ante obras así, me parece algo incomprensible. Aplaudió, sí, pero no estoy seguro de si lo hizo empujado por la unanimidad (casi, pues) del público. Luego, en la calle, alguien me dijo algo parecido, como reparo, a un cierto histrionismo en algunos momentos. No lo comparto. La exageración —y el absurdo aparente, por la incomprensión—, si merece tal nombre, forma parte de la obra de Albee y es, por ello, un elemento de la interpretación en este montaje. En esta tragedia, la banda sonora es el dar voces, y el ruido que hacen los objetos que se rompen en la discusión del matrimonio Martin-Stevie, y es también el insulto en boca de Martin dirigido a su amigo Ross. Así son las cosas. La tragedia.
Poco después de la función, José María Pou comía algo en una terraza de San Juan, a nuestro lado, mientras atendía sin enojo y agradecido algún comentario de los que por allí pasaban. Algún conocido nuestro nos dijo que ya la habían visto en Madrid —en el Bellas Artes, supongo. ¿Jode? Quizá. A veces el orgullo de provincias repara en que esta obra necesaria ha tardado en pasar por aquí. Se estrenó en catalán en noviembre de 2005, y luego fue la gira por España. Por el ‘Cervantes’ de Málaga pasó hace un año. A nosotros nos ha tocado ahora. Gracias.
sábado, octubre 20, 2007
La cabra, de Pou
Publicado por Miguel A. Lama en sábado, octubre 20, 2007
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3 comentarios:
Coño, si usas tacos.
Me encantó.
Me dio un puñetazo en el estómago, salí sin ganas de hablar con nadie (¿por qué esa manía de la gente de hablar de la obra dos minutos después de los aplausos? Dejadme que la digiera, Dios) y disfruté, me reí, me asombré, me quedé sin respiración y...
Ahora entiendo lo que me dijiste del sacrificio cabruno.
hasta cuando está la obra en cc, me encataría verla.
Ay, aquí las obras no están más que un día, a lo sumo, dos. Ésta, por desgracia, fue el viernes y ya está. Lo lamento.
Un saludo.
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