jueves, octubre 06, 2005

Asperges de notas sobre la novela PARADOJA DEL INTERVENTOR (XI)

Tomé la decisión de llevar a estas páginas electrónicas estas notas sobre mis lecturas de Paradoja del interventor para dar un sentido práctico a este cuaderno de bitácora de contenido principalmente literario. Un cuaderno cuya manuatención está reñida con mi 'usus scribendi', tan lento e inseguro que lejos de ser materia de estudio algún día lo será de diagnosis patológica. Una decisión feliz, por la calidad de la novela objeto de mis lecturas y porque me muestra una experiencia hasta el momento no conocida; a saber, la de establecer un diálogo por escrito con otros lectores —y entre éstos se encuentra, obviamente y por fortuna, el autor de la novela—, un diálogo que se da al tiempo que avanza mi ojeo crítico sobre la obra. Se trata de una nueva forma de bibliografía crítica —a la que tan acostumbrados estamos algunos estudiantes— y un nuevo uso de ella.
En tanto llego con mis notas al lugar preciso, y aluda a la lectura —bibliografía— de un lector tan cualificado como Manuel Simón Viola, quede aquí un ejemplo de proposición especulativa que dice algo de Paradoja. Página 14: “Así como la evidencia de que los efectos tengan causas racionales o científicas no proporciona ningún tipo de felicidad universal y así como la comprobación de que los errores tengan una explicación tampoco produce consuelo alguno al damnificado, salvo, acaso, la exculpación del agente, así vio el viajero el resquicio de luz en la ventanilla, como una burla del destino.” Los dos niveles del relato, la especulación sobre la trama o ausencia de trama, y la trama —o su negación— propiamente dicha, que se ve con claridad en lo que hay inmediatamente después del punto tras “destino”: “¿Cuándo hay más trenes?, preguntó entonces al camarero.”
Parece como si estuviésemos ante dos propuestas novelescas. La teoría del conocimiento y la práctica del relato. "Nihil novum sub sole", pero tan interesante como suficiente para que un lector ávido de historias abandone la lectura porque nunca entenderá a qué diablos viene tanto rodeo para expresar la desolación del personaje que ha perdido el tren; y suficiente para que otro tipo de lector... ¿Otro tipo de lector?