«Pasan los trenes / por el gran túnel / entre las varas de nardo / que tricotean» (Juan Larrea)
Martes, 12. Fase 1. Ayer por la mañana llamó el cartero para que bajase. Que me traía un envío certificado. Me lo había anunciado hacía unos días Julián Mesa, por si prefería recibirlo en casa, ya que suponía que aún no iba a ir por la Facultad. Yo también prefería verlo ya, y no esperar a cuando pueda bajar al campus. Era su más reciente proyecto editorial, esta vez del pintor Jorge Galindo, Álbum (Badajoz, Libros de Mesa, 2020). Creo que es la cuarta entrega, después de las obras de Luis Costillo (2017), Felicidad Moreno (2018) y Emilio Gañán (2019), y el propósito sigue siendo el mismo: la edición cuidada de una tirada reducida de ejemplares (125), ochenta de los cuales van numerados para los «socios» o suscriptores que se han sumado a esta «forma de coleccionar arte con muy pocos medios», como decía el primer prospecto de la aventura, que indicaba que cada uno de esos ejemplares incluía una obra original firmada por el autor o autora. A mí me ha tocado una de las pequeñas (13,5 x 8,5 cm.) tarjetas postales antiguas —francesas, de los años treinta y cuarenta— que conforman la base de esta colección de ochenta y una cartes con motivos florales sobre las que Jorge Galindo (Madrid, 1965) ha añadido trazos de un cromatismo muy diverso y sugerente, casi, diría, con la intención de poner la mano del presente sobre antiguos vestigios de vida, pues las tarjetitas están timbradas y escritas, la mayoría para felicitar las fiestas navideñas y el Año Nuevo. Hago todos los días en mis tareas un receso para escribir estas notas, que a veces vienen preparadas por apuntes de días atrás. Ayer, gracias a mi hermano J., dejé preparada esta referencia final al cartero que me trajo, sin saberlo, el libro de Galindo. Resulta que este cartero de mi zona se llama Juan José Ramos Vicente (Logrosán, 1960) y es un apasionado estudioso de la historia del ferrocarril en Extremadura, y tuvo contacto con mi hermano cuando se hizo en 2013 una estupenda exposición sobre los ciento cincuenta años de la circulación del primer tren por Extremadura. A veces, Juan J., cuando me ha traído alguna carta, me ha recordado el parentesco familiar; pero ayer pegamos un poco más la hebra y me contó que está ultimando otro libro gracias a este parón por el confinamiento. Tiene ya varios títulos publicados: Palazuelo-Astorga. Una línea estratégica (2013). El ferrocarril de Talavera de la Reina a Villanueva de la Serena. Historia de una ilusión. (2015). Almorchón-Belmez-Córdoba. El ferrocarril del Guadiato (2016). Todos autoeditados. Todos agotados, según me dijo ayer mi cartero. Y no menos de quinientos ejemplares. Así que con los Libros de Mesa hay que seguir aumentando la tirada, que hay mercado.
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