jueves, febrero 14, 2019

Alonso Guerrero en el Aula Valverde

Esta tarde, a las 19:15 intervendrá el escritor Alonso Guerrero en el Aula literaria «José María Valverde» (Salón de Actos del Palacio de la Isla), en la tercera lectura de este curso, que cerrará en marzo el narrador Hipólito G. Navarro. Mañana, el encuentro con los estudiantes de Secundaria y Bachillerato de los centros educativos que participan será en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres, en la que Alonso Guerrero estudió —aunque no en su ubicación actual, que ha visitado también en otras ocasiones como escritor—, a las 12:15, en un acto igualmente abierto a todo el público que quiera asistir.

miércoles, febrero 06, 2019

Valentina Varas en Letras

Valentina Varas (Buenos Aires, 1991) es autora de los libros La velocidad de una fiesta (Pánico el pánico, 2016) y Volcán (Caleta Olivia, 2018). Ambos han sido recogidos, junto a un puñado de poemas inéditos, en el volumen De todas las cosas que nunca entendí siempre vas a ser mi favorita, publicado por Ediciones Liliputienses en su Colección de poesía Fundación Obra Pía de los Pizarro (Trujillo) a finales de diciembre de 2018. En su página www.valentinavaras.com publica sus textos, fotografías e inquietudes. La escritora argentina leerá sus poemas y hablará sobre su obra en el Aula 7 de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres mañana jueves 7 de febrero de 2019, a las 12:10 horas.

martes, febrero 05, 2019

Glosolalias femeninas


He tenido la suerte de ver crecer este libro. Durante meses, he compartido con su autora, antes del diario despacho matutino sobre alguna miseria burocrática, buena parte de la fascinación por una religiosa renana como la abadesa Hildegard von Bingen (siglo XII) y sus trances o por la escritura marciana de una vidente suiza, Hélène Smith (1861-1929), a la que ha dedicado esta obra brillante, como todo lo que ha escrito Carmen Galán Rodríguez: Glosolalias femeninas e invención de lenguas. Córdoba, UCOPress. Editorial Universidad de Córdoba, 2018. También, entre la elaboración del orden del día de una reunión, la modificación del plan docente o un pedido de folios para el departamento, me contó que iba a presentarse al XXII Premio Leonor de Guzmán que convoca la Cátedra de Estudios de las Mujeres y financia la Delegación de Igualdad de la Diputación de Córdoba. Y lo ganó. Y no porque diga en sus primeras páginas que la historia de la invención de lenguas se haya escrito en masculino y reivindique la legitimación del espacio propio en femenino de aquellas que inventaron sus lenguas, no. Ha merecido el premio porque el libro está bien escrito y ofrece una investigación curiosísima y muy bien fundamentada. Explica la glosolalia o hablar en lenguas en su evolución histórica y por sus carencias e interpretaciones como patología o desorden psíquico para regenerarla con el neologismo de autoglosia bien creativa. Toda una lección. Carmen Galán se fija en un tratado del profesor de psicología Théodore Flournoy publicado en 1900 sobre las experiencias de una iletrada H. Smith para reivindicar su extraordinaria habilidad lingüística frente a los observadores masculinos que consideraron su capacidad como un trastorno psicótico. El relato sobre las autoglosias astrales de la vidente Smith y su producción marciana a partir de febrero de 1896 es asombroso, por la cantidad de ejemplos sobre esta manera de creación, y se prolonga en la escritura ultramarciana en 1900 y en el análisis de un nuevo ciclo referido al planeta Urano. Uno tiene que pararse un poco y pensar en que realmente está ante un estudio riguroso y sobre textos verificables, de tan chocante que puede resultar leer cómo esta mujer tomaba un lápiz y, en estado de trance, escribía extraños caracteres que —sostiene la autora de este luminoso ensayo— conforman una autoglosia consciente en unas mujeres protagonistas cuyas lenguas son «el espejo lingüístico que devuelve reflejado el efecto de sus deseos, un espacio propio de enunciación en cuyos límites se legitiman sus voces» (pág. 111). Extraordinario. 

viernes, febrero 01, 2019

Aula 34

Mi Facultad tiene treinta y tres aulas numeradas, sin contar otros espacios en los que también se dan clases, se hacen prácticas o se realizan seminarios. Así pues, el aula número 34 no está en la Facultad, está fuera, y hay veces que supera en mucho las dimensiones y la capacidad de los laboratorios docentes, de las salas multimedia y del resto de las aulas del centro en el que trabajo todos los días y del que en ocasiones me alejo para estar a gusto en esa aula 34 a la que, sin pedir permiso, entra mucha gente de esta ciudad, que dice que no puede desplazarse al campus. Es mentira. Se puede. Pero en la 34 hemos disfrutado de muchas horas también de literatura. Lo curioso es que casi nadie de mi Facultad entra en esa aula 34; así que el parte de firmas tiene muchos huecos en blanco. Por eso, me gustaría tanto contribuir a que el aula 34 de mi Facultad se llene de mucha gente en todos los sitios posibles. Una especie de aula que supere su número y se abra a todos los espacios. Del mismo modo, cuánto me gustaría que mis conciudadanos supiesen que hay un aula magna en Cáceres que tiene treinta y tres aulas numeradas, sin contar otros espacios en los que también se dan clases, se hacen prácticas o se realizan seminarios, y que está abierta a todo el que quiera una mañana o una tarde escuchar algo de su interés. Hay mucha variedad hasta completar aforo.