sábado, diciembre 29, 2007

Nieblas

Debe de ser una sensación propia de montañeros, y que algunos sólo experimentamos cuando viajamos en avión y contemplamos un mar de nubes. Hoy caía sobre la ciudad una espesa pero inconstante niebla entre calle y calle; y al subir a la Montaña la hemos rebasado —frío en el rostro, húmeda la ropa— y hemos observado desde arriba, luminoso el cielo, la ciudad cubierta. Una ciudad cualquiera, bella por lo inusitado de su imagen desde lo alto y por la imposibilidad de identificarla. Una mañana fría, especial. A ninguno de los dos nos gusta la niebla; pero así sí, vista desde arriba, una vez aclarado todo y con ganas de llegar, de estar en la altura desde la que se divisa todo más claro.

P. S. Todos los días se muestra En un bosque extranjero, y casi todos los días leo lo que escribe sobre lo que escriben otros. Sin embargo, nos vemos poco. Hoy, Santos Domínguez ha aparecido entre la niebla. Él bajaba ya mientras nosotros subíamos con nuestro afán. Grato encuentro. Feliz Año Nuevo.

miércoles, diciembre 26, 2007

Feliz Navidad y próspero 2008

18 de diciembre. 56 inmigrantes somalíes y etíopes mueren ahogados en el Golfo de Adén, cerca de la costa de Yemen. Un guardia civil abate a un hombre que mató a una hermana y causó tres heridos.
19 de diciembre. Al menos 18 muertos y 39 heridos en dos atentados suicidas en Baquba, capital de la provincia de Diyala en Irak. Israel mata a 13 milicianos palestinos.
20 de diciembre. El drama de Congo: soldados borrachos y hambrientos combaten en un conflicto olvidado. 40 personas muertas al descarrilar un tren en Pakistán.
21 de diciembre. Descubierto un centro de tortura de Al Qaeda en Irak. Varias fosas comunes con 26 cadáveres fueron halladas en un complejo de edificios en Diyala.
22 de diciembre. Un ataque suicida causa una matanza en Pakistán: 48 personas muertas en una mezquita.
23 de diciembre. ‘Gordo’, feo y bajito: el 6.381 no gustaba a los compradores, pero repartió millones en 10 provincias. El ejército turco bombardea objetivos del PKK en Irak.
24 de diciembre. Israel rechaza una tregua de Hamás y anuncia más guerra.
26 de diciembre. 29 muertos en dos atentados en Irak contra milicias suníes.


Nota bene. La fuente es la edición impresa del diario El País. Las fechas son las de la fuente, y los hechos, siempre, son del día anterior. Sólo en tres casos y en el del Gordo de Navidad, la noticia apareció en portada. El día 25 no hubo periódico, pero sí los muertos constatados en el periódico del día 26, el de hoy. He querido citar los créditos de la fotografía, pero no aparecen en el lugar del que proviene. Es tan atroz que no doy ninguna referencia. No estamos para divulgar algo tan bárbaro. He elegido una de las más ‘suaves’.

sábado, diciembre 22, 2007

Auca

He recibido de Víctor Infantes uno de los 777 ejemplares numerados sobre papel Renovaprinte de 100 gramos, impresos como presente navideño para Ediciones de la Imprenta y Memoria Hispánica en Gráficas Almeida de Madrid, al cuidado de José Manuel Martín y del citado Víctor, del Auca del sol y la luna. [En ilustración, detalle].
Esta auca es obra de un grabador catalán llamado Pere Abadal, de Moià, y debe ser anterior a 1685, fecha de su muerte. La publicó por primera vez Joan Amades en Imatgería popular catalana. Les auques (Barcelona, Orbis, 1931), como recuerdan Joaquín Díaz y Víctor Infantes en el “Preámbulo” de este regalo, que nos llega para este día 22, “en conmemoración del esperado Sorteo de Navidad, ceremonia anual del azar que hace que muchos olviden celebrar las festividades santorales de ese día.”
Encantado y agradecido. Y suerte.

jueves, diciembre 20, 2007

Reencuentro

Esta tarde he leído este texto de un blog escrito,
creo, a cuatro manos.


“Fa uns anys, amb uns amics, vàrem fer un viatge per setmana santa a Extremadura. Un dia que trascàvem per un poblet, un amic, n'a., molt aficionat a la poesia, va comprar un llibre, de títol Crespusculario menor, i que té com a autor Agustín Villar Ledesma. Com sempre, però no sense haver d'insistir molt, n'a. em regalà el llibret.

És un petit llibre de petits tresors, en el qual l'autor reflexiona, sobre l'amor, la lluita, els principis, etc..
Vàrem debatre molt sobre el contingut de les seves màximes. I ara us n'oferesc unes quantes per si us susciten cap reflexió o posicionament. Endavant i fora por!”

Luego viene la trascripción de unos cuantos textos de este libro de teselas, de aforismos. Un libro antiguo con el que hoy me reencuentro, y con su autor, Agustín Villar. Lo que falta en el ítem de esta pareja, ella, Mujer de Agua, y él, Hombre Lobo, es la referencia completa de la obra:

Agustín Villar, Crepusculario menor. Badajoz, Departamento de Publicaciones de la Diputación Provincial de Badajoz (Col. Alcazaba, 35), 1998.

En mi ejemplar hay un recorte del periódico HOY de 25 de mayo de 1998 con una entrevista a Agustín firmada por Juan Domingo Fernández, y en la que el autor de Seducción de la bruma (1982) recomienda huir de los dogmas y apoyarse en la razón y en la emoción, y en la que dice que la virtud más excelsa es la bondad. Sí.

“Existir es ya un homenaje. Pero es preciso considerar con calma lo que nos cuesta.” A.V.

miércoles, diciembre 19, 2007

Un diccionario

Hace unas semanas que me llegó esta ‘rareza’. Es el primer Diccionario Español-Islandés que se publica, es decir, un Ordabok Spænsk-íslensk. Conozco a su principal impulsora, Margrét Jónsdóttir, que es también componente del equipo de redactores de esta obra: Gu∂rún H. Tulinius, Ragnei∂ur Kristinsdóttir, Sigrún Á. Eiríksdóttir y Teodoro Manrique Antón. Pido disculpas por el poco rigor de las grafías.
Margrét me habló de su proyecto hace años allá en Reykjavík —allí, tan lejos de casa, viví el dramático 11-S, junto a un geyser en una excursión por el Círculo Dorado. El proyecto de escribir el primer diccionario español-islandés. Ella es una de las islandesas que más ha hecho por la lengua y la cultura españolas en aquel país impresionante. Y ella, sus hijos y su compañero Már, son los únicos islandeses que yo he visto en una dehesa extremeña, en el campo de “Las Golondrinas”, de Mercedes y Manolo, en la carretera de Burguillos del Cerro (Badajoz).
El Diccionario es en una dirección, del español al islandés, y ofrece buenas muestras de que está hecho por especialistas que conocen bien España —sé de una, la de la dehesa. Tiene 27.000 entradas y una lógica orientación de uso, además de un componente de repertorio sintagmático que se ve en los destacados que definen términos como “Boletín Oficial del Estado”, “Camino de Santiago”, “Noche de San Juan” o “Las uvas”. También se anotan “franquismo”, “licenciado”, “Don” y se subrayan como palabras clave desde “ir” hasta “todo”.

lunes, diciembre 17, 2007

La lentitud

La lentitud me persigue desde hace días. Si no ella, su argumento. Me ha bastado parar mientes en la lentitud para leer algo sobre eso. Primero fue una columna el viernes pasado de J. R. Alonso de la Torre referida a esta ciudad, con sentido común. Luego referencias al libro de Carl Honoré y al movimiento slow. Luego, un sugerente artículo —como siempre— de Javier Rodríguez Marcos sobre la lectura, publicado el sábado en El País y del que Álvaro Valverde se ha hecho eco —o sea, más. Ayer, en Página 2 fue escuchar al hindú Vikram Chandra decir que escribe con lentitud. No sé si decía toda la verdad.
Como yo, que quiero hacer pasar por convicción lo que es naturaleza. Mi elogio de la lentitud esconde un modo lento de hacer dos cosas, por ahora: leer y escribir. Estuve en mi escritorio buena parte de la tarde de ayer para escribir ochocientas palabras, de las que a esta hora, por lo que leo, sólo valen la mitad. En el fondo, me siento un Balzac, como dijo Monterroso en “Fecundidad”, de Movimiento perpetuo: “Hoy me siento bien, un Balzac; estoy terminando esta línea.” (Un amigo me recordó hace unos días lo de Monterroso. Se sentía igual. Es el único poeta que me llama para decirme que ha terminado un poema. Es Ángel Campos Pámpano, que hoy me ha leído otro; uno ya escrito, recuperado. Lentamente, y bien dicho. Por teléfono.)
No me importa mucho si un autor escribe con rapidez o con lentitud, que no es lo mismo que fácilmente o con dificultad. Eso se nota cuando uno lee, sobre todo si se fija. Supongo que seguiremos hablando de estas cosas. Con tranquilidad, con paso de buey.

domingo, diciembre 16, 2007

Amacetarse

Amacetarse (intr pr) 1. Quedarse quieto [en un mismo sitio]. 2. No moverse y dejar que el que venga y quiera, riegue sobre uno. 3. Echar raíces [por no moverse]. 4. (Fuera de uso) Echar flores [si el riego de 2.]

viernes, diciembre 14, 2007

Agitación y Cultura (IV)

Mi hija tiene que leerse La Celestina en primero de Bachillerato, y en esto veo, Olga, buenas tardes, la grandeza de Dios. Supongo que, como ella, y tantos otros que hemos pasado por ahí, hay miles de estudiantes españoles en el mismo trance. Se dice pronto. Miles de lectores volcados sobre el mismo libro, una obra publicada hace más de quinientos años. Esto debería salir en los noticiarios. Pero no sale.
Si fuese verdad, todo sería maravilloso. Pero, lamentablemente, ni siquiera nuestros gobernantes, los responsables de la Educación en España, se lo creen, o, por mejor decir, creen en ello. La Celestina se ha convertido en un dato, en un item más de los contenidos de un currículo. Yo les invito —a los legisladores, a esos diseñadores del futuro en los despachos—, a que se pasen una mañana por un aula de Bachillerato y que comprueben cómo una profesora lee fragmentos de La Celestina y transmite su pasión.
Pero, bueno, hoy quiero incitar a la lectura de aquella obra de Fernando de Rojas —y del "antiguo autor"— publicada en 1499. También a los que están en los despachos, sí. Y ya que los chavales de dieciséis la leen por miles según el Ministerio y no sé si las Consejerías, animar al común a la lectura de un clásico. Y pedir que no se desanimen por el lenguaje —al contrario; pues no en todas las épocas se ha escrito igual; pero sí que en todas las épocas ha habido obras literarias bien escritas, sublimes— y también les pido que no se escandalicen por su modernidad. Sorprende que en un país en que hay quien objeta por una asignatura tan inocua como Educación para la Ciudadanía, no haya nadie que proteste por que a sus hijos les hagan leer obras tan complejas, escépticas, desgarradoras e influyentes como La Celestina.
En este espacio, poco puedo desarrollar sobre los contenidos de esta obra que tiene lados excepcionales, desde el diálogo entre Sempronio y Calisto en el primer auto hasta el planto o lamento final de Pleberio, que es impresionante. Lo único que puedo hacer es animar a que se lea, por cualquier edición. Porque, como pasa con los clásicos, aquí, como en botica, hay de todo. Hay ediciones como la doctísima de la Biblioteca Clásica que publicó Editorial Crítica, en la que uno puede encontrar una información apabullante, hasta otras más escolares, como la que la editorial McGraw Hill regala junto al libro de texto de lengua y literatura para Bachillerato, o una, más antigua, de Edel Vives, con actividades como la que propone que el lector imagine que es Fernando de Rojas y que encuentra escrito el primer auto, y que ensaye una continuación distinta. No pediré tanto, sí que se lea, y, desde luego, por una edición anotada, que oriente en la lectura. Será un placer, de verdad

Del martes 11 de diciembre

miércoles, diciembre 12, 2007

Marta Sanz en el Aula literaria "José Mª Valverde"

Grata sorpresa el domingo pasado entre las calles Moret y Pintores. Unos carteles que anunciaban el programa para este curso 2007-2008 del Aula literaria “José María Valverde” de la Asociación de Escritores Extremeños. No me lo he traído a casa porque estaba pegado al escaparate de una antigua ferretería; pero recuerdo que leí los nombres de Olvido García Valdés, del poeta portugués valter ugo mãe y de Santos Juliá, que cerrará el ciclo en abril, creo —y Elena Medel, quizá, también. Y, claro, de Marta Sanz, que interviene mañana, a las ocho de la tarde, creo, en el Palacio de la Isla. Lástima que ya no podamos seguir vinculando el acogedor salón de actos del Colegio Mayor “Francisco de Sande” al Aula Valverde. Será causa mayor.
Marta Sanz (1967) cuenta ya con una obra narrativa considerable, entre la que destacan títulos como Los mejores tiempos, de 2001, que fue Premio Ojo Crítico de Radio Nacional de España en la modalidad de narrativa, Animales domésticos, que publicó Destino en 2003, o Susana y los viejos, que fue finalista del premio Nadal 2006, cuando lo ganó Eduardo Lago con Llámame Brooklyn. Será un placer volver al Aula, después de ver algún partido del Master de Tenis, que también empieza mañana.

Poemas de cocina (de 3 a 5 años)

Hace ya algunos años, no sé si tres o cinco años, Carmen Galán y Manuel Carrapiso, en su casa —la antigua—, me enseñaron un libro precioso, artesanal, con dibujos originales y textos graciosamente caligrafiados. Era una especie de florilegio doméstico con todo muy agradable a la vista. Creo que estos Cuentos mugrientos que le han editado sus amigos —y editores de su hermana Pilar, bien— de De la luna libros —especial y gratamente dados a este tipo de cosas— pertenecen a aquella obra. Carmen lo hace todo, los poemas y los dibujos, como la persona que es, como la alumna avanzada y ejemplar que fue, como la profesora querida y de excelencia que es hoy.
La petición del huevo es el primer poemita, que empieza “Érase que se era / un huevo juguetón.” Luego están el ajo atleta, la patata torera, la cebolleta literata, el higo glamour, el melón bocazas —bueno, muy bueno—, el plátano cultivado..., y tantos más, hasta la caballa celosa, que cierra una sección invisible de alimentos del mar. “Érase que se era / un sesudo calamar / abogado entre mareas / y arrecifes de coral.” No hay carnes. De 3 a 5 años. Una delicia.

martes, diciembre 11, 2007

Leña a Aranda

Esta tarde, en El séptimo vicio, en Radio 3, Manu Lechón le ha dado leña a Vicente Aranda y a su última película Canciones de amor en Lolita’s Club, basada en la novela de Juan Marsé publicada en 2005. Está bien que se exprese el malestar por una película mala, según el crítico; pero no se puede faltar al director por su trabajo, por muy desastroso que sea. Lechón ha llegado a decir de Aranda que lo mejor que puede hacer es desaparecer profesionalmente, retirarse. No creo que sea para tanto y tampoco el momento para citar casos de sublimes creaciones de senectud. El mismo día del estreno, el 30 de noviembre, El País titulaba “Sordidez cansina” la crítica de Carlos Boyero, que, sin faltar a Aranda, consideraba la película “pedestre, inane, intrascendentemente amarga, pretendidamente realista, grotescamente lírica, feísta y fea”.
Ningún oyente del programa de Javier Tolentino ha llamado para decir que la película le ha gustado; incluso un anónimo reconocido y muy entendido en cine también lo ha hecho para decir prácticamente lo mismo que Manu Lechón, aunque ha dejado más tranquilo al director. Por cierto, que tiene blog, Vicente Aranda, con su diario del rodaje, interesante para los investigadores, y con su defensa, muy faltona e insultante, frente a lo de Carlos Boyero. Edificante.
Es la cuarta vez que Aranda la toma con una novela de Marsé. Primero fue La muchacha de las bragas de oro, en 1980, luego Si te dicen que caí, en 1989, que se tituló, en la versión catalana, Aventis, las dos con Victoria Abril como actriz protagonista, y más tarde, El amante bilingüe, de 1992, con Imanol Arias, Ornella Muti, Loles León, Javier Bardem, entre otros. Sé que Marsé no está contento con ninguna de las películas que se han hecho de sus novelas. No sé qué piensa de esta última de Aranda; pero me lo imagino. Del único autor del que le he escuchado hablar bien es de uno que no ha llegado a hacer la película proyectada: Víctor Erice con El embrujo de Shanghai, cuyo guión, por fortuna, porque puede leerse, publicó bajo el título de La promesa de Shanghai (Areté, 2001). Muy recomendable. Cosas del cine. Por cierto, y a pesar de todo, tengo que ver la película de Aranda.

domingo, diciembre 09, 2007

Mihura y algunas cartas con el brazo en alto

No me siento bien leyendo según qué epistolarios. “Leer cartas privadas supone un ejercicio de otredad y de usurpación, en el que se constata que el simulacro puede ser también una parte de la verdad y la seriedad una zona acotada por la ironía. La misiva privada nos enfrenta muy pronto con los límites del positivismo revelándonos al oído que lo que creíamos una confidencia personalísima es tan sólo un casillero de la astucia, una estratagema del yo. Una carta es un documento valioso, pero no definitivo.” Lo dice José Antonio Llera en la introducción de este Epistolario selecto de Fuenterrabía (1928-1977) de Miguel Mihura, que ha publicado Ediciones Espuela de Plata hace unas semanas. Yo no diría exactamente lo mismo que José Antonio Llera; y, además, lo diría más claro, con menos retoricismo. No me gusta leer las cartas de literatos que no aportan nada al conocimiento de su literatura y de sus principales circunstancias.
Lo único que aporta la tarjeta del Delegado Nacional de Prensa Juan Aparicio en marzo de 1942 es el escalofrío de su saludo afectuoso “brazo en alto”. Y sobre la que escribe Mihura a su madre, doña Dolores Santos, el 16 de abril de 1949 desde Buenos Aires, lo único que se me ocurre es reproducir parte de ella:
“Querida mamá: Ayer te escribí unas líneas precipitadamente para que alcanzase el avión de Iberia. Hoy te he puesto un cable en el que te anuncio el aplazamiento de mi vuelta. Y hoy, también, te vuelvo a escribir por si [por] casualidad esta carta pudiese ir en cualquier otro avión y llegase antes que yo, lo cual no creo.

Y te escribo porque en mi carta de ayer se me olvidó decirte que llamases al garaje, teléfono 210092, y le digas a Tomás, el encargado, que yo llegaré el día 21 por la mañana y quiero que me tenga el coche a punto; esto es: batería, aceite, neumáticos, etc.”[…]
Hay otra carta de Millán-Astray de agosto de 1943 que tiene más interés; sobre todo para aquellos historiadores que quieran acopiar datos para la caracterización tipológica del cerebro del personaje. El 5 de enero de 1937 Tono escribe a su amigo Mihura para preguntarle por su pierna. Y el 30 de diciembre de 1950 Álvaro de Laiglesia le manda una tarjeta felicitándole el año nuevo, diciéndole que se ha mudado a Claudio Coello, 86 y pidiéndole que le invite a almorzar a su “estupendo pisito, para que charlemos entre vino y vino como antiguamente.”
Dicho esto, que quiere decir que sobran misivas en esta edición —a pesar de lo exiguo en tiempo tan dilatado entre 1928 y 1977—, hay que destacar el trabajo de José Antonio Llera, que introduce y anota estos textos, sí interesantes —otros— para iluminar ciertos aspectos de la biografía de Mihura y de la historia editorial de algunos proyectos como La Ametralladora o La Codorniz, publicación ésta sobre la que Llera ha trabajado con extraordinaria solvencia. La sintética introducción de J. A. Llera sobre Mihura y la familia de esa otra generación del 27 es de recomendable lectura. Su buen hacer genera expectativas sobre lo que va a venir que se deshacen por la insulsez de algunas de las cartas.

Le debía a José Antonio Llera, que anuncia la publicación de un nuevo libro de poemas (El monólogo de Homero), un acuse de recibo también de un libro más nutritivo que apareció el año pasado en Madrid en Devenir Ensayo: Los poemas de cementerio de Luis Cernuda. Tan nutritivo que empezaba confesando que cada vez que el autor piensa en Cernuda le viene a la memoria una fábula, la de La oveja negra, de Augusto Monterroso. Con eso, todo. Y tan nutritivo por su fino análisis de la poesía cernudiana. Y, claro, también porque me tocó la fibra cuando dedicó un apéndice y tuvo en cuenta en su estudio los poemas de cementerio de Juan Ramón Jiménez. Qué recuerdos en clase sobre textos tan sugerentes como los del Diario de un poeta reciencasado.

viernes, diciembre 07, 2007

PISA o el cinismo

Si Diógenes Laercio levantase la mano me reconvendría por usar una vez más ‘cinismo’ con el valor peyorativo que ha venido derivándose por los siglos de los siglos. Quede aquí constancia, por la mención, de mi estimación —salvando las distancias— por la escuela de los cínicos antiguos. Pero es que no hay cosa más desagradable que encontrarse con esta dedicación de los medios —todos, escritos, audiovisuales, virtuales...— al Informe PISA sobre la enseñanza y los datos referidos a España. Basta que se emita cada dos años, o así, el Informe PISA para que todos los medios —todos, escritos...— dediquen un espacio al asunto de la educación. Bien estaría si se sintiese, si realmente se creyese en que el progreso de un país, de una sociedad, depende de la educación de sus ciudadanos.
Incluso he leído en algún sitio que por el informe se constata que la riqueza de los países no garantiza mejores resultados educativos. De verdad que suena a excusa para no invertir en educación lo que se invierte en armas. Claro que no, porque un altísimo nivel del PIB de un país no se traduce en un altísimo nivel de inversión en educación en ese país. Y digo yo que si alguien se ha preguntado cuál es la razón por la que la liga española de fútbol es de las mejores del mundo, que si alguien se ha preguntado si el nivel de inversión de dineros tiene algo que ver.
En fin, un desastre. Mientras tanto, los medios —todos, escritos, audiovisuales, virtuales...— y las instituciones seguirán difundiendo la necesidad de ser mejores en educación al mismo tiempo que cortan los créditos de las películas que emiten, a la vez que programan cutres tragedias pasionales que acaban en tragedias reales en las que casi siempre es una mujer la que muere acuchillada o quemada, o al mismo tiempo que financian fiestas en las que la única ‘adormidera’ es el alcohol. Hasta el nuevo Informe PISA.

miércoles, diciembre 05, 2007

Agitación y Cultura (III)

Estimé mucho a José Antonio Gabriel y Galán, a quien conocí en Zafra, en la presentación de su Poesía (1970-1985), publicada por la Editora Regional de Extremadura en 1988. Recuerdo que fue en un salón en los bajos del Hotel Huerta Honda, en un acto organizado por la Fundación Pablo Iglesias, y —como siempre en Zafra— lleno de público. Allí estaba Luciano Feria, que dispuso todo. El director de la Editora era José María Ródenas, y presentó el libro Juan Carlos Suñén, si la memoria no me falla. Dos o tres años después tuve un grato encuentro con José Antonio en Plasencia, en la presentación —a la que nadie me invitó— de un número especial de El Urogallo en el que colaboré con un artículo sobre la poesía en Extremadura que José Antonio ponderó aquella noche al tiempo que se disculpaba una y otra vez conmigo por las muchas erratas con las que salió, entre otras, la de haber aparecido sin mi firma. Ayer, en el programa de radio, quise recordarle:

Quiero hablar de un libro del que desde hace mucho tiempo, antes de que fuese tal, de que fuese libro, sabía de su existencia. Me refiero al Diario de José Antonio Gabriel y Galán, entre 1980 y 1992, un año antes de su muerte, que ha publicado la Editora Regional de Extremadura. Es un libro difícil.
No sólo porque se trata del diario personal de un escritor a quien se le diagnostica un cáncer que motiva la escritura de estas páginas. No sólo porque hable de ese bulto del cuello, de ese ganglio, de esa sentencia de muerte que se le comunicó un día feliz, el del estreno de su versión de La velada de Benicarló, la obra de Azaña. Además, me he encontrado, y también a propósito de esa enfermedad cabrona, con palabras referidas a un escritor admirado, Juan García Hortelano, que empieza a morirse en la página 143 y desaparece.
No sólo es un libro difícil porque no es de lectura fácil, y, sobre todo, porque puede llegar a no interesar más que a quienes conocieron a Gabriel y Galán, o a quienes trabajan sobre su obra literaria. Aun así, también es un libro difícil porque a su voluntad de estilo, que la tiene, sin duda, como cabe esperar de un escritor así, se sobrepone la circunstancia de motivación de su escritura, es decir, la sentencia de muerte, y una especie de ajuste de cuentas con todos y con todo que a veces estremece más que el hecho de que estas páginas estén escritas por alguien que se muere así. Un libro difícil por ese tono de amargura en el mundo literario, por ese aire sombrío que tiene la voz de un escritor que dice reiteradamente, que se queja a cada paso de que “no existo”, de que nadie lo reconoce, que nadie o casi nadie reconoce su obra.
Más difícil aún este libro, porque me da la sensación de que no nos llega directamente lo que salió de la mano debilitada de un hombre condenado a muerte. Que alguna cosmética se ha debido aplicar al contenido. Desde la mención del título de una novela, Muchos años después, para que el lector se entere, hasta la omisión de algunos nombres, como el de algún portavoz de la Junta de Extremadura. Una cosmética seguro que necesaria; pero no entiendo por qué no se menciona en esta estupenda edición que reconoce, después de muerto, una trayectoria literaria muy interesante. Como hice la semana pasada, recomiendo esta lectura y, a la vez, la de esa novela titulada Muchos años después, que publicó Alfaguara. Ya puestos.


Del martes 4 de diciembre.

Dioni

Sabía que a mi madre iba a gustar algo así. Anoche fui con ella al recital que dio Dioni en el Gran Teatro con su grupo Tango 3. Estaba lleno. Cantó como nunca. Fue emocionante. Los que sepan de música y de canto que se abstengan de opinar si no conocen a Dioni. Lo de ayer fue uno de esos actos que te regala la ciudad sin que la ciudad lo note. Llamé a Carmen para contárselo, porque no pudo venir. Disfruté con el cuento. Luego, al llegar a casa después del concierto, llamé a una amiga que vive muy lejos, casi a oscuras, en Islandia. Daré noticias.
Dioni está estupenda. En el homenaje a Gonzalo Barrientos comimos en la misma mesa, y noté su pálpito y su gana, superadas las tinieblas de un desgraciado accidente. El desgraciado accidente del14 de agosto que ella relató ayer noche antes de cantar “Gracias a la vida” como cierre de su recital. Mi madre, que no sabía nada de nada, salió encantada del teatro, emocionada. Cenó lo justo, habló poco y se acostó, sin siquiera hacer amago de encender el televisor. Tarareaba por el pasillo algo parecido a con todo a media luz... crepúsculo interior y que suave terciopelo... y que la media luz de amor... Fastuoso.

martes, diciembre 04, 2007

Peor sería que tuvieras hambre

No sé por qué me he acordado esta tarde de José Agustín Goytisolo. Algo ha debido de moverse en los desvanes de los que hablaba Bécquer para que esta tarde haya revivido la emoción del gran poeta de Salmos al viento aquí en Cáceres, aquí al lado, hace más de diez años, cuando le recordé que me había dedicado en 1991 su poema “Palabras para Julia”, para mi hija, Julia. Cuando mi niña luchaba por vivir. No sé por qué, esta tarde, así, de pronto, he tenido la necesidad de leer algo de José Agustín.

NON NON
Si son las tres y no puedes dormir
y ves en la pared la sombra de una bruja
u oyes cómo en tu baño se duchan los espíritus
si los muebles comienzan a gruñir
y el viento en el postigo recita tus mentiras
no te pongas nerviosa ni despiertes a nadie
piensa en la vida fúmate un cigarro
lo mismo no te mueres nunca más
y alguien te compra unas braguitas nuevas
las cosas son así todo es extraordinario
peor sería que tuvieras hambre
o que en la calle te dijeran fea
lee un ratito escríbeme un recado entérate
de las noticias por la radio canta

non non cuenta corderos muy despacio así
non non duerme mi amor corderos y corderos...
(De Palabras para Julia)

Estoy convencido de la bondad de estos versos para ser leídos. Y da igual todo.

Agitación y Cultura (II)

El pasado martes —hoy saldrá al aire otra reseña— hablé de este volumen sobre Ferlosio de Gonzalo Hidalgo:

Quizá ocupe el espacio de que dispongo con una justificación y una explicación sobre esta obra: El desierto de Takla Makán, de Gonzalo Hidalgo Bayal (Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2007). La explicación es referida a su título. No sé qué puede resultar más extraño, más críptico o más necesitado de aclaración. Si el título, El desierto de Takla Makán, o el subtítulo, Lecturas de Ferlosio. Y es que quiero justificarme por seleccionar esta obra que no es para todos los públicos.
Lo que me pide el cuerpo es que el público se atreva con estas cosas, y que disfrute. Yo reconozco que estas lecturas de Ferlosio pueden resultar de difícil deglución. Uno puede siempre leer directamente a Ferlosio, o disfrutar también, antes de leer a Gonzalo Hidalgo en sus ensayos, hacerlo con sus novelas, especialmente con la última.
Me refiero a esa espléndida obra que se publicó aquí en Extremadura por primera vez, Paradoja del interventor, que salió en Del Oeste Ediciones en 2004, y que luego, por arte de que cayó en manos de lectores con voz y con voto en los grandes medios, la reeditó Tusquets en su conocida colección Andanzas. Claro, se dieron cuenta de que era buena.
Estoy seguro de que, por muy grave y sesudo que sea Ferlosio para según qué lectores, o por muy impenetrable para algunos, caerá bien conocerle a través de la buena prosa y de la agudeza de Gonzalo Hidalgo, como cuando nos cuenta que Ferlosio no es un teórico de su propia escritura, que no se mira mucho a sí mismo, y que puede más el objeto que el sujeto, puede más que el “Conócete a ti mismo” de Sócrates su “Antisócrates”, que viene a decir:
“¡Sí, hombre, como si no tuviera uno otra cosa en que pensar!”.
Por cierto, el desierto de Takla Makán está en China y es inmenso, tanto, que significa “si entras, no saldrás”. Como le ha pasado a Gonzalo Hidalgo con Ferlosio desde que entró en él para leerlo. Nunca he animado a nadie a adentrarse en un desierto así. Es la primera vez; y lo hago con muchas ganas.


Del martes 27 de noviembre.

lunes, diciembre 03, 2007

Agitación y Cultura (I)


Llevo ya tres semanas colaborando con el programa de Canal Extremadura Radio Agitación y Cultura, que dirige y presenta Olga Ayuso y se emite de lunes a viernes de 19.30 a 20.00. Comencé en martes y 13, con una entrevista en directo para abrir boca y contar el propósito. Cada semana, hablar de un libro, o cosa parecida, cualquiera que sea.
Así, el martes siguiente dije sobre “Fenómenos de quiosco”, y copio, más o menos, lo dicho:

[…] Porque, junto a las extrañas propuestas de colecciones que surgen todas las temporadas en los quioscos de prensa, de vez en cuando uno puede encontrarse con promociones de un extraordinario interés para los lectores. No hablo de una serie más de novela negra o de novela histórica, de esa literatura de género tan vendible; hablo de obras tan sobresalientes como los cinco tomos del Diccionario de Filosofía de Ferrater Mora, que hace un par de años lanzó RBA Editores, en su facción de Coleccionables; o la posibilidad más reciente de tener en casa a un precio que no pasa de los diez euros en ningún caso de una reedición de aquellos maravillosos tomos, encuadernados en piel, de Aguilar de los Grandes Clásicos o las Obras Completas de tipos como Dostoievski, Dickens, Pérez Galdós, Balzac, Tolstoi, Dante o William Shakespeare.
Tengo delante uno de los tomos de las Obras completas del dramaturgo y poeta inglés. Cuando lo recogí de mi quiosco junto al periódico del día, no me lo podía creer. La traducción de comedias como Mucho ruido y pocas nueces, Sueño de una noche de verano, Trabajos de amor perdidos, La tempestad, El cuento de invierno, entre otras, y de las obras líricas, de sus sonetos...; la traducción, sí, de Astrana Marín, la clásica, la de siempre, la tenía en casa, en una edición asequible pero con la prestancia de aquellos libros de antaño, hasta, casi, con su olor. No es mala recomendación, no. Lo único que dice en su contra es ese aspecto de libro de salón, con lomos en oro deleble, demasiado decorativos. Pero, bueno, todos sabemos que uno puede llegar a tener la tentación —y la condena para siempre— de leerlos. Fenómenos de quiosco.


Del martes 20 de noviembre.

La saga/fuga de G.B.

Ya hablé aquí de Gonzalo Barrientos. Hoy se celebra un merecido homenaje con motivo de su jubilación. Acudiremos varias decenas de amigos y compañeros a comer con él y con su familia. Sé de alguno, como Ángel Campos Pámpano, que lamentará no estar; y también sé que puedo disculpar su inasistencia en su nombre, como certificar su admiración hacia el homenajeado, aunque no venga de nadie que haya compartido con él los pasillos de una Facultad. Ángel debió de conocerle en alguno de esos espacios comunes —pongamos, por ejemplo, la Revista de Estudios Extremeños— que confirman el perfil humanista de este geógrafo, y siempre habló de la Geografía de Extremadura (Universitas Editorial, 1990) de Gonzalo como de un libro muy bien escrito.
Desde los inicios, Gonzalo Barrientos ha venido enseñando Geografía —y más— en nuestra Facultad de Filosofía y Letras. Ha sido un compañero mayor con el que he buscado siempre la conversación, como un sustituto amable de las clases que no me dio. En Cáceres o en Chiclana, en la calle o en su despacho. Últimamente, ahí, en un reducido espacio lleno de libros en estantes y en cajas, pues preparaba en esos días su donación a la Biblioteca Central de la Universidad en Cáceres. Ahí me regaló el otro día un tomito de las Poesías de Ventura Ruiz Aguilera, de aquella colección de los Mejores Autores, la de la Biblioteca Universal, de 1880. Sabe cómo valoro el regalo.
Hoy escenificamos su despedida, que no será tal. Vendrán otros ratos para conversar sobre lo que pasa en la calle y en la vida con alguien que ha sabido cartografiarlas con elegante ironía y escepticismo lúcido.

domingo, diciembre 02, 2007

Cádiz

He estado en Cádiz en un Congreso sobre Manuel José Quintana, con motivo del 150 aniversario de su muerte. Allí me he reencontrado con amigos y colegas que no veía desde hacía tiempo. Principalmente, con los del animoso y activo grupo de estudios sobre el siglo XVIII de la Universidad gaditana, organizador del encuentro, con Alberto Romero, Fernando Durán, Marieta Cantos —hoy Vicerrectora de Extensión Universitaria—, y con Alberto Ramos, Alberto González Troyano... También estaban Pepe Lara, de Málaga, Pepe Checa y Joaquín Álvarez Barrientos, de Madrid, Emilio La Parra, de Alicante, y de Cáceres, tan cercanos, Malén y Jesús. Congresos así son una delicia. Por el formato, por la ciudad en la que uno vive durante unos días —yo, menos días—, por el hospedaje, cómodo y con el atractivo de despertar a un lado con la vista del mar y al otro con la de las calles estrechas que rodean la Torre Tavira, por esa maravilla de desplazarse a pie a todos los lugares de interés. Los primeros y los más cercanos, claro está, la Facultad y el aulario “La Bomba”, donde se celebraron las ponencias. Y luego, tiempo para todo en tan poco tiempo. Para tomar manzanilla y algunas raciones con aceitunas machás riquísimas, en el Veedor —allí, de pronto, Luis Mateo Díez, otro grato reencuentro, por celebrarse las cien presencias literarias en la Universidad de Cádiz, cien— o manzanillas varias —la fina, la olorosa, la madura...— en Don Miguel. Impresionante. Dio tiempo a ver con tranquilidad la exposición de la Catedral Vieja, La imagen reflejada, sobre el Barroco andaluz —ha habido y hay otras en Sevilla, Jerez, Málaga, Córdoba, y Granada—, y no dio tiempo —y ya está bien— a intentar conocer desde lo más dentro posible un poquito del arte flamenco gaditano. Si llego a encontrarme con Chano Lobato le pido un autógrafo. Yo, tan poco dado a esas cosas. O, si alguien, como hizo Alberto González Troyano con ciertos rincones de tertulia y copa, me hubiese llevado a los del cante, estaría ahora hablando del aire que fue de Enrique el Mellizo, de Rancapino, o de ‘El Cascarilla’, a quien el sábado escuchábamos en el coche, en Duendeando, de Radio 3. Música de fondo.
—Madre, la cultura que da el moverse de donde uno está.

martes, noviembre 27, 2007

El valor de las letras (del Tesoro)

Hoy el periódico me ha traído estas imágenes en páginas distintas que aquí fundo. Las he leído en el pasillo del hospital, en la antesala de la consulta del alergólogo —acompañaba a Julia— y mientras un tipo tocado con una gorra de las que usa Miguel Delibes hablaba por su móvil —que había ‘descolgado’ a los sones del himno del ‘Atleeeeti’—, a voces, situado entre dos carteles grapados a la pared. En uno dice que no está permitido el uso de teléfonos móviles; y en el otro se recuerda al lector —a “usted”— que está en un hospital y que “Silencio”.
Tener la oportunidad de releer “Crucifixión” de Federico García Lorca en el periódico del día es un regalo, aunque la razón sea que mañana Sotheby’s saca a subasta en Londres el manuscrito de ese poema que perteneció a Miguel Benítez a un precio inicial entre 27.793 € y 41.689 €. No deja de tener un aire viscoso el reencuentro con este poema por ese motivo. Un poema que comenzó a difundirse en ediciones modernas, muy dispares algunas por el mal estado del autógrafo. Mario Hernández lo difundió hace años y hoy hay edición asequible del libro en el que está, Poeta en Nueva York, en la de María Clementa Millán en Ediciones Cátedra (Letras Hispánicas, 260). Y es que “La luna pudo detenerse al fin por la curva blanquísima de los caballos” y “Entonces salieron los fríos cantando sus canciones / y las ranas encendieron sus lumbres en la doble orilla del río.”. Siempre le pongo imágenes de Guillermo Pérez Villalta a estos versos.

domingo, noviembre 25, 2007

Ordovás

No es que yo sea un experto en música moderna, aunque nunca he dejado de mirar con mi oreja hacia ese lado, y siempre he estado escuchando con mis ojos lo que me ha ido llegando durante muchos años a través, principalmente, de Radio 3. Una de las voces que han ido formando mi gusto sobre los sones y las voces de la música moderna ha sido Jesús Ordovás, al que parece ser que han invitado a marcharse —como parece sugerir Ramón Trecet, otro ‘gurú’ de la casa— de ese lugar ameno que sigue siendo esa esquina escondida y esquinada de la radio pública: Radio 3.
El martes 27, en la Sala EL SOL de Madrid, desde la ocho y media de la noche hasta las dos de la madrugada va a concelebrarse un macroconcierto que, además y cómo no, será retransmitido por Radio 3, en homenaje a Jesús Ordovás, con la participación de más de cuarenta músicos. A esas horas yo estaré en Cáceres, en mi casa, quizá releyendo algunas cosas del siglo XIX y pensando en lo que tengo que decir a mis alumnos al día siguiente, y en que el progreso depende de estar a bien con todo siempre que se pueda, y que lo principal de todo sean las personas que se aman. A Jesús Ordovás, por su mucho tiempo.

viernes, noviembre 23, 2007

Buena gente


Tendré ocasión de comprar este disco, ya que no podré acudir mañana sábado al Gran Teatro, a las 21.30, para escuchar a este grupo y a su vocalista, José Manuel Díez, paisano y poeta, compañero también en estos modos de la blogosfera. Hay que darles ánimos con este disco y con lo que emprendan, igual que con su reafirmación de una canción como “Macetas de colores”, que hoy he leído que es ejemplo de un estar en cierta inopia. Espero que no de controversia. Suerte.

jueves, noviembre 22, 2007

La reserva inteligente

En el programa de Radio 3 que dirige y presenta Tato Puerto, En un mundo feliz —lunes a viernes de 18.00 a 19.00—, hoy, jueves, ha intervenido, como todas las semanas, Joaquín Araújo. Sus palabras hoy sobre Extremadura deberían reproducirse permanentemente en esta región cada vez que alguien habla de aeropuertos, de refinerías, de hormigón..., sin orden ni concierto, con el único objetivo de parecerse a los que más tienen, a los que más pueden, a los que más progresan.
Hacía tiempo que no escuchaba un elogio de esta tierra tan cabal como el que hoy ha hecho Joaquín Araújo, que vive en ella, y que la trabaja. Los valores de esta “reserva inteligente”, que debería ser ejemplo del desarrollo y del progreso sostenibles, son tan evidentes que acallarían cualquier asomo de intención de parecerse a los otros.

© Fotografía de Ismael Rozalén

miércoles, noviembre 21, 2007

Encuentro

Mañana, a las 11 de la mañana, en el aula 30 de la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres, van a intervenir los escritores Inmaculada Chacón y Antonio Sáez en un encuentro con alumnos de Filología Hispánica y todos los interesados que quieran acudir. Lo hacen como los dos escritores becados por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura para su incorporación temporal, que pronto concluye, tras cinco meses, a la Universidad.
Desde 2001, han pasado por las aulas autores, siempre por parejas, como Dulce Chacón y Diego Doncel, Julián Rodríguez y José Muñoz Millanes, Ada Salas y María Rosa Vicente, Alonso Guerrero y Juan Margallo, Eugenio Fuentes y Pilar Galán, Santos Domínguez y María José Flores.

domingo, noviembre 18, 2007

Cierta especie de ciudadanía

Un sistema en el que el entendimiento del hombre goce “de cierta especie de ciudadanía”, escribía Alberto Lista (1775-1848) al referirse al mejor sistema de enseñanza de un gobierno liberal en uno de los artículos recogidos en este impagable volumen de Ensayos publicado por la Fundación José Manuel Lara al competente cuidado de Leonardo Romero Tobar, que ha tenido el buen criterio de combinar la pura cronología con una organización temática que responde a las grandes cuestiones literarias que preocuparon al autor: la teoría literaria, la enseñanza de las Humanidades, la Historia de la Literatura, los géneros literarios y aquellos textos y autores que le interesaron especialmente.
Siempre me ha interesado este autor. Hace años albergué la idea de editar y anotar el largo poema —plúmbeo e interesante— El imperio de la estupidez, “traducción” de The Dunciad de Alexander Pope. No he desalojado la idea; amenazo. El prólogo en prosa de aquel poema abre la edición de estos ensayos, que contienen las “Reflexiones sobre la educación literaria”, de las que proviene la cita inicial, y también aquella defensa de la ciencia de las artes o de las Artes frente a las Ciencias de que para que Tales calculase los eclipses, antes fue necesario que las liras de Orfeo y de Anfión arrancasen a los griegos del seno de la barbarie.
Sobre las formas dramáticas, sobre el romanticismo, sobre el lenguaje poético, sobre Espronceda, sobre Zorrilla, sobre el sentimiento de la belleza, sobre el estado actual de la literatura europea... No voy a seguir enumerando los temas y autores que fueron causa de esa sonrisa de satisfacción con la que salí hace ya unas semanas de la librería con el libro en una bolsa.

Dulce Pontes


Ayer por la noche la gente que salía del Gran Teatro estaba contenta. Con frío; pero contenta. Llevaba prendida esa satisfacción que sentimos cuando algo, fundamentalmente un alimento para el espíritu, nos llega y nos llena. Pasó con O coração tem três portas, la última obra de la cantante portuguesa Dulce Pontes (Montijo, 1969), que ocupó la mayor parte del concierto de dos horas con que nos regaló anoche.
Hacía tiempo que no rabiaba tanto el aplauso en el Gran Teatro de Cáceres, que había agotado las localidades hacía días. Alguien dijo algo parecido a “tremendo” al terminar una de las canciones; otro nos dijo al salir que aquello era un “derroche de voz”; también, es verdad, que, desde una butaca detrás de nosotros, y mientras el público pedía más canciones —la Cançao do Mar o Lágrima—, escuchamos:
—¡Canta una en español!
¿Será posible?

martes, noviembre 13, 2007

Homenaje a un hispanista

Mañana miércoles, a las 12.30, en el Salón de Actos de la Biblioteca Central de la UEX en Cáceres, vamos a presentar este libro: Aufklärung. Estudios sobre la Ilustración española dedicados a Hans-Joachim Lope (Cáceres, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura —Colección “Magistri”, 1— 2007). Es un homenaje filológico a un hispanista que ha venido estudiando a lo largo de muchos años la cultura y la literatura españolas, con trabajos sobre autores y obras como Cadalso y sus Cartas marruecas, Feijoo y su Teatro crítico, Antonio Ponz y su Viaje, José de Cañizares y El pleyto de Hernán Cortés, Juan Pablo Forner, Gustavo Adolfo Bécquer... Fue Catedrático de Literaturas Románicas en la Philipps-Universität de Marburg (Alemania) hasta el curso 2003-2004.
Además, es un homenaje a una persona —por eso ilustro este item con la cubierta del libro y el rostro del homenajeado— que dedicó mucho tiempo al intercambio y la comunicación entre las universidades europeas. Fue, como se indica en la página del Secretariado de Relaciones Internacionales de la UEX, impulsor principal de uno de los primeros convenios internacionales que se firmaron en nuestra Universidad.

lunes, noviembre 12, 2007

Una navaja sin filo

Acabo de escuchar leer poemas a Basilio Sánchez en mi Facultad. Escribo a los cinco minutos de la conclusión del acto. Ha sido en el III Encuentro de Literaturas Románicas que organiza el Área de Filología Italiana. Esta mañana ha intervenido Jordi Virallonga, mañana José Ramón Trujillo, el jueves José Muñoz y el próximo lunes Emilio García Wiedeman.
Basilio ha citado la consabida definición de Celaya de la poesía como arma cargada de futuro, y, sin querer contradecir, con todo respeto, ha hablado de que se la imagina, a esa arma, a la poesía, como una navaja sin filo metida en el bolsillo de alquien que camina por una calle cualquiera, por ejemplo. Un placer.

domingo, noviembre 11, 2007

Los objetos perdidos de Joaquín Gómez

Seguro que hubo un tiempo en que la única manera de conocer a Joaquín Gómez (Montijo, 1951) era a través de Antonio Gómez, cuyos parentescos no van más allá de las afinidades estéticas, si cabe. En realidad, no conozco a Joaquín. Creo que le vi por primera vez en mayo de 1995, en la I Semana de Poesía Contemporánea que organizó Julián Rodríguez en Cáceres. Desde la Facultad ayudé a montar una exposición con obra experimental de él, de Antonio, de Juanma Barrado, de Corpá y de Antonio Orihuela. Luego, sólo he conocido su obra. Hace años vi una de sus más interesantes imágenes creativas, que luego se publicó en el catálogo del I Premio de Poesía Experimental de la Diputación de Badajoz (2002), un ejemplo, por cierto, de solidez y acierto en materia de premios renovadores.
Joaquín, digo yo, ha aprovechado la oportunidad que se le ha ofrecido de publicar y ha incluido en este libro la mayor cantidad posible de sus “objetos perdidos”. Por eso las tres secciones de esta obra, que articulan un conjunto desigual, con poemas discursivos, con caligramas y con textos mixtos; con objetos llenos de sentido e imágenes de base letrista entre las que hay de todo. Por eso lo desigual; y que se pierde una cierta unidad de tono necesaria en un artista que sabe lo que quiere decir. De lo mejor, lo que no parece pieza del conjunto: el índice, otra forma de ingenio, otra declaración, como los lemas elegidos para abrir la obra. Entre ellos, el de Huidobro y su Altazor: “Porque todo es como es en cada ojo”.
También tengo asociado al nombre de Joaquín Gómez aquel poema que iba en la cubierta posterior del primer número, de 1995, de El espejo, la revista de la Asociación de Escritores Extremeños, que fue, el poema, Premio Internacional de Investigaciones Poéticas de Barcelona aquel año. Su hija Ana, a quien tengo este curso en clase de tercero de Hispánica, me ha hecho llegar este libro publicado por el Ayuntamiento de Montijo. Gracias.

viernes, noviembre 09, 2007

Albert Pla

Hago de eco con la entrada publicada el pasado día 6 de este mes en el blog de Alex Chico sobre un artículo de Albert Pla que se publicó en El Periódico de Catalunya.

jueves, noviembre 08, 2007

Obras raras de Luzán

El vasto mundo editorial está lleno de contrastes. En él es compatible un manual de autoayuda con una novela sobre San Ignacio de Loyola, un libro de cocina con otro de poemas de tirada para bibliófilos, una enciclopedia en diez tomos con la edición facsimilar de un opúsculo del siglo XIX, también para bibliófilos. Las librerías son ese pequeño agujero a través del cual uno puede contemplar tan vario cielo.
La publicación del tercer volumen de las Obras raras y desconocidas del escritor y preceptista Ignacio de Luzán (Zaragoza, 1702-Madrid, 1754) me lleva a esta reflexión que constata, en este caso, la reducida recepción de este tipo de libros para especialistas. Una vez instalados en este 'nicho de mercado', como se dice ahora, uno no puede más que felicitarse por tener —gracias a su estudioso y editor— los tres volúmenes hasta el momento publicados de estas obras que no han conocido más edición moderna.
En 1990, publicadas por la Institución Fernando el Católico de la Diputación de Zaragoza, aparecieron la Traducción de los Epigramas latinos de C. Wiegel, la Carta latina de Ignacio Philalethes, el Plan de una Academia de Ciencias y Artes, el Informe sobre Casas de Moneda y el Informe sobre las Cartas de Van Hoey.
En 2003, la misma institución aragonesa y la Universidad de Alicante editaban el Discurso apologético de Don Íñigo de Lanuza, un texto de 1741, que es como una gran nota sobre la Poética (1737) a raíz de la reseña sobre esta obra en el Diario de los literatos de España.
Cuatro años después aparece este volumen tercero, ahora publicado por las Prensas Universitarias de Zaragoza en su cuidada y nutrida colección “Larumbe” de Clásicos Aragoneses, y con el patrocinio de la ya citada Institución Fernando el Católico, el Instituto de Estudios Altoaragoneses, el de Estudios Turolenses y el Gobierno de Aragón. Quizá sea el más complejo de los volúmenes de todo el proyecto —el cuarto contendrá las Memorias literarias de París—, por la diversidad y el número de obras que contiene (oraciones gratulatorias para Academias como la de la Historia, la de las Bellas Letras de Barcelona, disertaciones, observaciones sobre la Ortografía de la Academia, cartas, censuras de libros...), y por ello también en el que concurren diversas responsabilidades de autoría, como Margarita Vallejo, Álvaro Soler del Campo, Joaquín Álvarez Barrientos o Giovanni Battista de Cesare, que, al lado del coordinador de todo, se reparten el trabajo, además de otras personas como María Angulo Egea.
El artífice de todo esto es Guillermo Carnero, el catedrático de Literatura Española de la Universidad de Alicante, el poeta, el estudioso de nuestro siglo XVIII, quien desde hace muchos años viene dando a conocer los escritos menos divulgados de una de las figuras más determinantes, si vale el término —quizá hoy sí— del Setecientos, Ignacio de Luzán. Por primera vez leo lo que el propio Guillermo Carnero me contó en Alicante hace ya algunos años, las circunstancias de un accidente de automóvil que explican grosso modo la dilatada historia editorial de estos volúmenes. El relato de Guillermo Carnero en su “Prólogo y justificación”, lo que dice de las cajas que quedaron en el maletero de un coche totalmente destruido con los materiales acopiados a lo largo de los años y destinados a esta edición, me ha recordado a El primer hombre, el libro póstumo de Albert Camus, cuyo manuscrito fue encontrado entre los restos del vehículo en el que se topó con la muerte en 1960. Carnero, por fortuna, nos lo ha contado.

miércoles, noviembre 07, 2007

Contadores

Me pregunta alguien que por qué no tengo en mi cuaderno electrónico uno de esos contadores que cuentan las visitas o lo que se asoma a esta página que ya tiene su edad y que tantas satisfacciones me ha dado. ¿Para qué?, me pregunto.

martes, noviembre 06, 2007

Las cosas de Goytisolo


Uno de los más grandes escritores vivos nos regala, de vez en cuando y por fortuna, con su opinión, publicada, principalmente, en el periódico global en español El País —sobre cuya nueva imagen me gustaría escribir algo. Tengo entendido que un texto tan sugerente como Telón de boca (Barcelona, El Aleph Editores, 2003) fue su testamento novelesco. En ese momento, como el personaje de su libro, “estaba todavía entre los espectadores en la platea del teatro”, sigue estando; y opina, como siempre ha hecho.
Hoy, con un artículo sobre José Martínez y su editorial Ruedo Ibérico —en menor medida sobre Antonio Soriano y su Librairie des Éditions Espagnoles, que estuvo en el 72 de rue de Seine— en el que Goytisolo vuelve a dar su cara para que otros digan lo de siempre: “Cosas de Goytisolo”. Sí, bueno, o no; pero no sé si alguien puede centrarse en lo que dice el autor del Don Julián sobre una transición cultural que “no se ha producido aún en el ámbito de la enseñanza”. Sí, ya sé que también dice que en el de la “Institución Literaria”, pero a mí lo que realmente me interesa es esa verdad de que la transición cultural no se ha hecho en el ámbito de la enseñanza, como sí en el político, en el atinente a aquel consenso en torno a la Constitución de 1978 y a aquellos pactos para sanear la economía nacional. No se ha hecho, no. Y tiene razón Juan Goytisolo.
Sobre el objeto principal del artículo de Juan Goytisolo hay un libro muy interesante de Albert Forment que publicó Anagrama en 2000: José Martínez: la epopeya de Ruedo Ibérico. Yo lo he leído a trancos en casa de Josemari; quiero decir, que ese libro no ha salido nunca de casa de mi hermano, que lo he ido leyendo cada vez que he ido por allí. O sea, que como en una biblioteca de las grandes, en las que no había préstamo al exterior. Me he acordado de esto hoy que leía el artículo de Juan Goytisolo.
¿Qué habrá pensado J.G. con la ilustración de su artículo? La que firma Eulogia Merle y que representa a un torero con montera y con capote en un lance ante un libro. Claro, el Ruedo Ibérico. Qué cosas. Si Valle-Inclán levantase la cabeza...

domingo, noviembre 04, 2007

Un escritor y sus obras (Fragmento)

Me confesó que tenía casi terminado el relato de un pescador cubano que hacía muchos días que no cogía un pez cuando se enteró de que Hemingway había publicado en 1952 El viejo y el mar. Fue cuando, dos años después, le dieron el Nobel al escritor americano. Su pescador —me dijo— también se llamaba Santiago y por fin un día pescó un pez enorme. Recordaba incluso haber escrito en algún momento algo parecido a que el viejo pescador soñaba con los leones marinos.
—Que es el final de aquello—me recordó.
No fue la primera vez. De muy joven, cuando escribía versos, escribió sobre un amigo muerto en Sevilla un romance que empezaba así: “Voces de muerte sonaron / cerca del Guadalquivir”. Cuando le dijeron que aquello lo había escrito Lorca no se lo podía creer.
—¿Por qué? —me dije; sin preguntárselo, pues me dio reparo admitir que no había sido capaz de comprender los términos precisos de aquella tácita comparación.
Tiempo después tuvo que renunciar a otro relato con un río y una selva que había titulado El corazón de las tinieblas. Vivía aquello como un padecer arcano, una extraña ironía de una vida centrada en la afición por la escritura. Nunca dejó de escribir; y nunca le abandonó el temor de volver a escribir Cinco horas con Mario, algo parecido al último capítulo de Señas de identidad o Últimas tardes con Teresa, tres títulos que citó como del mismo año.
—1966. Escribí mucho aquel año. No llegué a publicar nada.
Luego me contó que aquel año murió su mujer, a la que había conocido en el 54, cuando se dio cuenta de que había escrito El viejo y el mar. Una mañana se sorprendió al leer en el folio aún enroscado en el carro de la máquina de escribir la frase: “El suelo de mi alcoba supo mucho de entregas.”. Desde entonces, fue buscando entre libros y lectores al autor de aquello. Murió en 1996, un año después de nuestro encuentro, sin haber logrado averiguar nada sobre la autoría de aquella frase que era el principio de un relato. Tenía ochenta años.

viernes, noviembre 02, 2007

Mutilado

El ejemplar de esta edición de 1813 de las Poesías de Quintana está mutilado. Proviene del fondo antiguo de la Biblioteca Central de la UEX en Cáceres y trabajo con él para un estudio en el que ando ocupado por el Congreso Manuel José Quintana (1772-1857). 150 aniversario de su muerte, que se celebrará en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz entre el 28 y el 30 de este mes de noviembre. Está organizado por el Grupo de Estudios del Siglo XVIII de esa Universidad, y dirigido por los profesores Marieta Cantos Casenave, Fernando Durán López y Alberto Romero Ferrer. Más adelante, en las próximas semanas, recordaré esto.
Ahora, mi interés se centra en la desagradable sorpresa que me he llevado al comprobar cómo despiadadamente alguien ha mutilado el ejemplar que manejo de esta discreta edición de la Imprenta Nacional. Ahora da igual saber si ha sido antes de que la Universidad adquiriese este libro o después; aunque lo dudo, pues su préstamo está bastante restringido —quiero decir, que es muy probable que yo sea el único a quien se ha prestado después de comprado hace ya años. ¿Pero quién habrá querido cortar a tijera —las marcas son evidentes— las páginas 215 a 224 que contenían la oda “A la invención de la imprenta”? ¡Qué barbaridad!
¿Que cómo puedo saber que el bibliogalafate sin escrúpulos se ha llevado ese poema tan famoso de Quintana? Sencillo. El índice se conserva. Además, de mis amigos no sólo sé el número y el nombre de los hijos que tienen, sino, en algún caso, número y nombre de los libros de su biblioteca. Así, con la de Jesús Cañas, que tiene la suerte de tener un ejemplar de la misma edición de 1813, pero sin mutilar. Ha bastado una llamada telefónica para comprobar qué había en esas páginas desaparecidas. Para alguien que se dedica al estudio de la historia literaria también hay otras maneras de averiguar esto, pero ésta es la más humana.


Mi opinión sobre la colocación del sello y el trato recibido por este ejemplar cuando
me fue confiado queda para una íntima relación de causas lamentables.

El Ambroz

Dos horas caminando entre los castaños del Valle del Ambroz. El silencio de aquel boscaje, su color, el encuentro con alguien que miraba hacia el suelo, que recogía castañas o que buscaba setas. Un día festivo, el de Todos los Santos, con un aire distinto. Y qué luz. Nuestros pasos, sobre la tierra húmeda y blanda, han fijado en este espacio exacto un doble goce visible y fabuloso.
También, claro, Hervás. Grato encuentro con Delia Sánchez-Matas y Miguel-Lorton, su marido, en uno de los locales más interesantes de nuestro entorno: el bar-librería “Las Flores”, que regentan Ana y Manolo, y en el que uno puede encontrarse —como nos ha pasado hoy— a Chano —Marciano de Hervás—, todo un personaje de allí y un apasionado estudioso de la historia de aquello, principalmente de los judíos. Los de Hervás, los de Plasencia, de Candelario, de Coria... Una bandera del Atlético de Madrid, las últimas novedades editoriales, libros de saldo, revistas, la lotería primitiva, un televisor apagado.... Abren a las nueve de la mañana y cierran a las ocho de la tarde. Ayer no; ayer se iban a la una del mediodía.

miércoles, octubre 31, 2007

Bécquer en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes



No, no, hombre, no, no digáis que agotado su tesoro...

Podrá no haber poetas, claro, pero...

pero siempre habrá poesía (sobre IV, 1-4).

Y digo yo...

martes, octubre 30, 2007

Manga Ancha (0)


De Emilia Torrado recibo el número 0 de la revista Manga ancha, de la que hablé aquí el primer día de octubre.
Me agrada mucho encontrar imágenes tan conocidas y cercanas para mí como las de las creaciones de Antonio Gómez. Y, cómo no, de los poemas de María José Flores. Pero también la oportunidad de leer a algunos poetas marroquíes como Zohra Almansouri, Mohammed Bennis, Salah Boussrif y Hassan Najmi. (Qué buenos recuerdos de un encuentro en la antigua Facultad de Filosofía y Letras, en aquella 'capilla', hace algunos años con los poetas marroquíes que leyeron sus versos. Hace ya algunos años). Y otros poetas, más conocidos, portugueses. Con Fernando Pinto do Amaral me encuentro en tantos sitios...
La cubierta de aquel número Cero —¿de 2004?— es obra de Máxima Pérez.
Gracias a Emilia Torrado por completarme la colección de esta revista.

lunes, octubre 29, 2007

Ser querido y la materia de los sueños

Le he escuchado hoy a José Luis Borau que no hay cosa más bonita que ser querido. “No hay mayor regalo —creo que ha dicho— que se pueda dar a un hombre que el ser querido.” Borau ha recibido el I Premio al Cine y los Valores Sociales, y ha hecho estas declaraciones con el convencimiento de que se trata de algo no merecido.
Las circunstancias de un día han convertido esta frase del autor de Furtivos o de Tata mía en un bálsamo confirmativo de un cierto tipo de felicidad indefinible. Ser querido, sí. Y querer. Querer como se quiere en las historias más impresionantes que la literatura nos ha permitido leer. Querer como en la vida que tantas veces ha pasado a la literatura, a la letra impresa, a las canciones escuchadas con pasión. Querer, que es una de las energías alternativas sobre las que aún no ha investigado nadie. Que no investiguen, a ver si van a llegar las multinacionales y van a ponerle precio a la materia de los sueños, a los sueños, a la materia. Eso.

viernes, octubre 26, 2007

Esparpitaos

En el libro de Manuel Bohórquez sobre Tomás Pavón. El Príncipe de la Alameda, del que he hablado aquí en items anteriores, se recoge una necrología del cantaor publicada en el Diario de Sevilla del 3 de julio de 1952, firmada por el seudónimo “Jatifal” y titulada “Responso al Rey de la sigueriya”. Merece la pena leerse. Habla de una fiesta que tuvo lugar en una finca al lado de Dos Hermanas que tenía un abogado sevillano, en la que cantaron Manuel Torre y Tomás Pavón, y, a la sonanta, Manolo el de Huelva. Pero lo que me interesa de ese artículo de hace más de medio siglo es una palabra: esparpitaos. La emplea el autor de aquel texto para referirse a Manuel Torre cuando arrancó una seguidilla “con los ojillos esparpitaos”.
Llevo más de dos meses prendido de esta palabra soberana. Lo sabe mi amigo José Antonio Zambrano, como ya dije. Y también lo sabe mi compañero y amigo Antonio Salvador Plans, que se pirra por una palabra que desentrañar. Dar a Antonio una palabra para que averigüe es lo más parecido al gesto de un sabueso que olisquea. Y es que en pocas horas ya tenía yo las referencias oportunas que documentaban la palabra soberana. Aparece en un Vocabulario médico empleado en el área de Educación Física, de Julio Ángel Herrador y Mª Aránzazu Núñez, como respuesta de un alumno para “ojos desencajados o vueltos hacia arriba”. El alumno había escrito: “con lojo esparpitao”. Genial. El Alcalá Venceslada (el Vocabulario andaluz) trae esparpitado como “con los ojos muy abiertos” y una saeta:

Míralo por dónde viene
er mejó de los nasíos;
los ojos esparpitaos
y el rostro descolorío.


Bonito, bonito. En el
Tesoro léxico de las hablas andaluzas, de Manuel Alvar Ezquerra, se encuentra esparpitado, que remite a desparpitado, que se da como adjetivo: “Con los ojos muy abiertos”. También “atónito, espantado”, documentado en el citado Alcalá Venceslada, en el Primer viaje andaluz de Camilo José Cela, y en el vocabulario jerezano de Juan de la Plata, El habla de Jerez.
Apasionante.

Selectividad


Otro gallo cantaría si se propusiese como ejercicio para resolver en Selectividad un texto como el de arriba. No sé si el verbo “rescantar” es conocido por el común; pero estoy convencido de que la puntuación y la sintaxis no son extrañas, y menos una expresión tan hialina como “a lo Capello”. Así, de subtitular.

jueves, octubre 25, 2007

Burgos



He traído estas fotos —tengo más y mejores— de la Catedral de Burgos para Carmen, que no la había visto limpia. No han terminado la limpieza, pero el martes por la mañana estaba así. Quizá no se aprecie bien; no sólo por las posibilidades de mi cámara, sino por la luz escasa de un mediodía encapotado, amenazante de lluvia. Veinte horas después dejaba que se alejase esa luz difusa y húmeda a través de la luna trasera de mi coche, camino de Madrid.
Sí, si subí por Valladolid, bajé por Madrid. O lo que es lo mismo: Zi zubí por Valladoliz bajé por Madriz. (Esto, sin duda, necesitará de una nota al pie —ya la preciza para los no avisados— dentro de cien años).
Madrid, lluvioso también. Pasé por la Nacional, la Biblioteca. He renovado mi carnet. ¡Qué maravilla! Todo estupendo. Me hicieron una foto con una webcam y al poco rato ya tenía mi tarjeta —de INVESTIGADOR— remozada. Charlé un rato con el sabio Julián en la parte restringida de la Sala Cervantes, después de haberme asomado a la zona de lectura de esa misma sala sin ver a nadie sospechoso de robar nada. Claro que, antes, en el acceso de todo, el personal de seguridad me examinó de arriba abajo. El pobre se quedó algo estupefacto al hojear mi cuaderno en busca de papeles sueltos. No los encontró, pero sí que se topó con una entrada para acceder a la fortaleza de Sagres, la tarjeta de la cervejaria ‘Dois Irmãos’ de Lagos, un resguardo del AVE de Madrid a Zaragoza y de Huesca a Madrid, amén de una entrada para ver El curioso impertinente en el Gran Teatro de Cáceres, otra para ver las exposiciones del MUSAC de León, y, lo más inquietante, en lo que se detuvo un buen rato, un recorte pegado —como todos los papeles citados— de un periódico, El País, del martes 10 de abril de este año con una carta al director de mi amigo Pedro Álvarez de Miranda, un asiduo de la Biblioteca Nacional. Eso no lo sabía el encargado de controlar todo lo que yo metía en la Biblioteca. De saberlo...; quién sabe. Estuvimos un rato el encargado de esa seguridad y yo hablando sobre el recorte de prensa pegado en mi cuaderno. Fue un diálogo extraño, casi monosilábico, que, al cabo, resultó favorable a mi cuaderno, que entró conmigo. A la salida, al presentar mi flamante carnet, el mismo guardia de seguridad volvió a hojear a conciencia —a exigencia— mi cuaderno, elevó el mentón para mirarme y me sonrió, dándome la venia. La mueca, yo sabía, era más para mi cuaderno que para mí. Lo reconozco, al bajar por la escalinata principal y señorial, di una palmada a mi cuaderno en señal de afecto. Me sentí mal de inmediato, pues parecía que habíamos robado algo.
He llegado a casa a las cinco y media de la tarde y Carmen no ha disfrutado de la limpieza de la Catedral de Burgos.