El hospital y el sinsonte, aprender a volar es el título de la exposición de Antonio Gamoneda (textos) y Javier Fernández de Molina (dibujos) que se inauguró el pasado viernes 13 en la galería Ármaga de León. El conjunto de esta obra en colaboración es un libro de artista compuesto por trece grabados en diversas técnicas, y un poema manuscrito de Gamoneda concebido a partir de una suerte de revelación primera en una cama hospitalaria, con un pájaro, con Javier Fernández de Molina y con César Vallejo al fondo como arúspice de la palabra: «[…] Vallejo andará por ahí bendiciendo fusiles chuecos, o clamando universal el mendrugo […]». Una situación de partida que se ha venido reflejando en las diversas variantes que el texto ha tenido desde su concepción antigua. Recuerdo haber visto hace más de un año en el estudio del pintor en Mérida algunas de las propuestas del poema de Gamoneda, y algo de esta dinámica creadora puede observarse en la muestra, en la que hay algún vestigio de otros estadios previos que lo titulaban: «El sinsonte, Vallejo, nosotros mismos». O así. «El libro —puede leerse en el texto firmado por el poeta que está en la página de la galería— se inició con unas veinte líneas de texto poemático que confirmaban esencialmente el tema y los acuerdos previos, de los autores. Seguidamente, se dio un tramo dibujístico que produjo matices y variantes. El poeta, procurando ya la “obra integrada”, los hizo suyos en gran parte, y produjeron cambios textuales en el literal ya redactado del poema». Por su parte, el poeta leonés Víctor M. Díez escribe en otro texto que presenta la exposición: «El libro es de ver, es de abrir, es de escuchar. El libro es de leer con los ojos cerrados y la mente abierta. Este libro es una fiebre amistosa para sentir el jipío del planeta». Lo leyó en la inauguración mientras sostenía un teléfono a través del cual escuchaba Antonio Gamoneda, al que un virus lo retuvo en casa. Se lamentó su ausencia; pero se disfrutó de un buen jamón extremeño en León cortado por un experto de aquí y del reencuentro con buenos amigos como Tomás Sánchez Santiago, tan cercano. Un ejemplar del libro acompañó una muestra selecta de obra anterior de Javier Fernández de Molina, de piezas colgadas derivadas del hospital y del sinsonte, y de una magnífica representación de las extraordinarias cerámicas que aún esperan una exhibición pública del artista. El hospital y el sinsonte, aprender a volar es un magnífico epítome de un prolongado y sorprendente diálogo creativo entre el poeta y el pintor, y fue una ocasión estupenda para visitar la galería Ármaga de León.
jueves, junio 19, 2025
domingo, junio 08, 2025
Moñino en la Económica de Badajoz
La semana pasada se presentó en Badajoz el número 27 —primavera de 2025— del Boletín de la Biblioteca de la Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País de Badajoz dedicado a don Antonio Rodríguez-Moñino (1910-1970). Me alegro por este nuevo recuerdo del gran bibliógrafo de Calzadilla de los Barros, pues no sobran los gestos que subrayen la relevancia de las grandes figuras de la historia, en este caso, de un hijo de Extremadura, que como tal se reivindica en estas páginas. Lo hace una sociedad como la Económica de Badajoz en la que Rodríguez-Moñino ingresó como socio en mayo de 1927, es decir, con diecisiete años casi recién cumplidos, y en la que desempeñó la labor de bibliotecario hasta 1933. Las huellas documentales de su relación con la RSEEAP quedan oportunamente recogidas en el trabajo que cierra esta entrega de la revista —de sesenta y ocho páginas—, firmado por Laura Marroquín Martínez y Remedios Sepúlveda Mangas, responsables de su biblioteca, y que completan esa presencia con la relación de libros de y sobre Rodríguez-Moñino existentes en sus fondos, y con una addenda a manera de estrena —que se entregó al público asistente a la presentación— con los artículos y noticias relacionados con la vida y la obra del bibliógrafo publicados en diarios y revistas del siglo XX. Ellas, junto a Carmen Araya, componente como vice-bibliotecaria de la junta directiva de la RSEEAP, han sido las motivadoras y coordinadoras de esta publicación en la que se ha dado cabida a colaboraciones sobre aspectos biográficos de Moñino —en los textos de Julia Rodríguez-Moñino Soriano, de Ángel Zamoro Madera, de Ricardo Hernández Megías o de Adelardo Lozano Durán—, sobre su acción en defensa del patrimonio bibliográfico y artístico durante la guerra civil —en el artículo de Pablo Ortiz Romero, cuyo libro Antonio Rodríguez-Moñino. Luces y sombras del mayor bibliógrafo español del siglo XX, de 2021, ocupa el trabajo en el boletín de Manuel Pecellín Lancharro—, sobre otros lados de la extraordinaria figura del extremeño, como su poesía —en torno a la que escribe José Luis Bernal Salgado— o sus relaciones amistosas y epistolares —en las páginas que firman Juan Antonio Yeves Andrés, Antonio Ramiro o José María Lama—, o, en fin, la imponente presencia de las obras de Moñino en el Centro de Estudios Extremeños —Sara Espina Hidalgo—, en la Biblioteca del Seminario San Atón de Badajoz —Rocío Pérez Ortiz— y en la Biblioteca de Extremadura —Javier Paule Rodríguez. Entre un conjunto de veintidós aportaciones. Me alegra mucho, además, que este homenaje a una figura intelectual de tal envergadura en la cultura española del siglo XX llegue sin efeméride redonda, en 2025, como, en feliz coincidencia, la próxima publicación en el sello de la Unión de Bibliófilos Extremeños —otra sociedad cuya fundación está ligada al reconocimiento del nombre de Rodríguez-Moñino— de un imponente estudio bibliográfico que es continuación del que don Antonio publicó en 1955 con el título de Don Bartolomé José Gallardo (1776-1852). Estudio bibliográfico y que es obra de Alejandro Pérez Vidal: Bartolomé José Gallardo. Bibliografía. Todo un homenaje doble a dos eminencias relacionadas, Gallardo y Moñino, que espero divulgar aquí en breve.
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sábado, mayo 31, 2025
Presentes
Es un lugar común que la lectura nos hace vivir más, que nos lleva a otras realidades, nos emociona como si estuviésemos en un sitio deseado, al que nos sentimos trasportados al pasar con placer las páginas de un libro. En una novedad reciente del grupo Penguin Random House leo después del colofón: «Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro», de Emily Dickinson. A estas alturas, no vamos a descubrir el poder de la lectura para trasladarnos a otros mundos; pero hay veces que el placer promueve experiencias menos simbólicas y más corrientes, y establece relaciones con nuestro entorno más cotidiano por una simple coincidencia. Leía semanas atrás la novela de Paco Cerdà Presentes (Alfaguara, 2024), un interesante relato múltiple que toma como hilo el hecho histórico, afectado y siniestro del cortejo que trasladó a pie los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante hasta El Escorial en once días de noviembre de 1939. En ese hilo se interpolan otras unidades textuales que son evocaciones, estampas o retratos de otros protagonistas como el Miguelillo que titula uno de estos fragmentos, que «tiene treinta y un años, se llama Miguel de Molina y esta noche actúa en el Pavón de Madrid» (pág. 55) y al que se llevan «Por marica y por rojo» (pág. 58) mientras yo contemplaba sus cosas, sus trajes, sus carteles, sus fotografías o sus cartas en la exposición que, en el ciclo para la preservación de la memoria histórica «Tiempo Negro», organizó la Diputación Provincial cacereña. En Cáceres estuvo confinado el artista entre marzo y abril de 1940. Más adelante, en «Valdemoro, km 387», otro capítulo de Presentes, escribe a mano en Mallorca un francés, Georges Bernanos, en unas cuartillas en las que se iba larvando la mutación del católico y filofalangista que condenaría la implicación indigna de la Iglesia en la guerra española: «No veía una cruzada religiosa. No veía ecos de guerra santa. Solo veía depuraciones a sangre fría y un clero oportunista, despojado de todo cristianismo, bendiciendo el aquelarre» (pág. 218); y a Bernanos escucho decir «—Desencantado. Muy pronto, el levantamiento dejó de tener aquella legítima aura nacional y cristiana que me había entusiasmado y se convirtió en una gran depuración. De pronto, en la cara de aquellos cura, militares y falangistas de última hora vi a los verdaderos enemigos de mi país, a los enemigos de la Francia eterna. Y dejé Mallorca antes de que mi voz incontinente resultara un perjuicio irreparable para los míos. Antes de que mi ejecución fuera comunicada como un accidente más de carretera». Se lo escucho por boca del actor Joan Gomila, que, junto a Òscar Intente, interpretan el diálogo del escritor francés con Stefan Zweig en la obra de Jaume Capó Z/B, que pude ver en la Sala Maltravieso de Cáceres el segundo día de mayo. Una sugerente reconstrucción de un encuentro que tuvo que darse en Brasil en 1942 entre los dos escritores, y del que ninguno de los dos dejó testimonio. Una propuesta escénica dirigida por Frederic Roda que pone el acento en un diálogo sobre cultura, escritura y dignidad, muy bien resuelta por dos intérpretes avezados que —me confesaron cuando los saludé al finalizar— todavía no tenían muy rodada la versión española de la obra en catalán, que en edición bilingüe me traje a casa (Barcelona, Mèl·loro rosso, 2024). Sin lugar a dudas, la lectura nos trasporta. En mi caso, a dos calles del barrio para reproducir a otra escala una experiencia de memoria que incorpora nuevos matices y significados a todo. A veces, leer a solas y en silencio nos predispone para probar con los demás y afuera, como el que quiere enseñar y compartir un regalo.
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sábado, mayo 24, 2025
Gaza
Buscaba un dato —que encontré, por supuesto— en mis cuadernos antiguos y me topé con este recorte de El País del verano de 2006, cuando visitamos Carmen y yo la isla de La Palma. Lo de «Ed. Canarias» no es más que había comprado mi ejemplar con un día de retraso, una mera curiosidad que no ha restado ni una pizca de aflicción a la lectura, en el contexto de la tragedia actual de Gaza, de aquella carta firmada por John Berger, Noam Chomsky, Harold Pinter y José Saramago. (Me llama la atención que en la edición digital del periódico que hoy se puede consultar falte la firma del Nobel portugués). Una desolación es constatar entre papeles domésticos llenos de recuerdos que la «larga práctica militar, económica y geográfica cuya intención política es nada menos que la liquidación de la nación palestina», de la que hablaban tan preclaros escritores, sigue justificando la masacre vigente de un pueblo; y recordar que aquellos aludían en su texto al secuestro del soldado israelí Ghuilad Shalit en junio de 2006, una acción que provocó la Operación Lluvia de Verano que causó más de cuatrocientas víctimas palestinas, de las que más de la mitad fueron civiles. No sé si la comparación de aquellas cifras con las que ahora llenan las noticias de todos los días desde octubre de 2023 podrá añadir indignación a nuestra mirada desde lejos a lo que sucede; si la contumaz hemeroteca podrá recordarnos que quienes tienen en su mano parar tal ruina son cómplices y consentidores y que, hagan lo que hagan, ya es tarde. Muy tarde.
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martes, mayo 13, 2025
Poesía a escena
Hoy, en el Gran Teatro de Cáceres, se celebrará una lectura poética especial: Álvaro Valverde, Carmen Hernández Zurbano y Basilio Sánchez en ESCENA POESÍA. Una experiencia de la palabra, con tres voces principales de la poesía española contemporánea escrita por autores de Extremadura. La intención es arropar la escritura poética en un escenario inusual y ofrecerla con atractivos añadidos, como la música en directo de Juanjo Cortés, que bien sabe de música y de versos. Es una experiencia de la palabra ideada por el área de Cultura de la Diputación Provincial de Cáceres que está enmarcada en la Semana de la Literatura «Con L de Cáceres», la semana de los premios literarios que concede la Diputación cacereña. A las 20:30 horas. Entrada libre.
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lunes, mayo 12, 2025
Poesía y luna
La nueva edición —y van diez aquí— del Festival Plena Moon en Cáceres con la participación —después de un expresivo estreno el año pasado— de estudiantes de Filología de la Facultad de Filosofía y Letras. En la esquina de San Pablo, en la Plaza de San Mateo, esta noche a las 21:00 horas, leerán sus poemas y también poesía de otros autores Fran López-Arza García-Mora, Daniel Macías Rodríguez, Elena Rubiales Galea, Julia González Sánchez, Esther Almoharín Sarró, Hugo García Pita y Miguel Rodríguez Oliver.
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sábado, abril 26, 2025
Memorias de España 1937
Me complace difundir aquí la publicación de una nueva edición de las fascinantes Memorias de España 1937 de Elena Garro (Valencia, Bamba editorial, 2025), cuyos escritos siguen suscitando justificado interés en nuestro país. Me alegro de que el subtítulo principal de aquel trabajo de mi querida alumna Adriana Sánchez Vaquero, La presencia de Elena Garro en España, tenga su proyección y que el deseo explícito allí de que su obra fuese cada vez más conocida se cumpla con iniciativas como esta última en esta editorial que publicó tan solo hace un año su novela Testimonios sobre Mariana (Valencia, Bamba editorial, 2024), con prólogo de su incansable estudiosa y biógrafa Patricia Rosas Lopátegui, autora también de una introducción tras el prólogo de Ximena Garro —sobrina nieta de la autora— en esta edición de Memorias de España 1937. En 2018 la editorial extremeña La Moderna publicó su poesía desconocida, Cristales de tiempo, y hace muy poco, la colección Letras Hispánicas de Ediciones Cátedra su novela más celebrada, Los recuerdos del porvenir, sobre la que tratamos en clase en las dos últimas semanas antes del parón de la Semana Santa. Hoy, precisamente, trae el suplemento Babelia, de El País, un informe de Andrea Aguilar sobre el rescate de grandes escritoras latinoamericanas, en el que se citan las Memorias de Garro —también obras de autoras como Albalucía Ángel, María Luisa Bombal, Marta Lynch, Alejandra Pizarnik, Rosario Castellanos, Marvel Moreno, Sara Gallardo, Armonía Somers y Amparo Dávila— y otra de sus novedades en España, la novela —de 1995, hasta ahora inédita aquí— Inés (Getafe. Madrid, Editorial Espinas, 2025). Memorias de España 1937 es la reconstrucción de lo vivido a partir de algunas apuntaciones antiguas; pero, sobre todo, como un ejercicio de recordación muy posterior a los hechos, pues es en los años setenta, durante uno de los exilios de Elena Garro —el español, entre 1974 y 1981— cuando publicó en varios medios como Informaciones, Nueva Estafeta o Cuadernos hispanoamericanos, algunos trozos en 1978 y 1979. Posteriormente, se publicaría como libro en la edición de Siglo XXI Editores de México de octubre de 1992. Lo vivido recompuesto mucho después fue el viaje a España que emprendió la jovencísima Garro, recién casada con Octavio Paz, junto a otros intelectuales mexicanos, para asistir al II Congreso Internacional de Escritores Antifascistas para la Defensa de la Cultura. No puedo evitar acordarme del preciso endecasílabo «Madrid, 1937», del extraordinario poema de Paz Piedra de sol (1957), como un vestigio lírico para el que el texto de Elena Garro es un testimonio rotundo con nulas concesiones al simbolismo sobre la misma circunstancia. El sabroso relato de la mexicana, sin pretensiones de objetividad, mordaz y crítico, está dividido en XVIII secuencias que reconstruyen todo el viaje desde la partida en barco de Nueva York a Europa, el viaje en tren desde París hasta Barcelona y luego Valencia, y las sucesivas estancias en Madrid (IV y XI-XII), en el frente de Pozoblanco (VIII), en Valencia (XIII) y la vuelta por París (XV) y la travesía por mar desde Cherburgo hasta Veracruz, tras parar en La Habana en donde visitaron a Juan Ramón Jiménez. La distancia temporal desde la que narra la escritora ya experimentada —y maltratada— puede condicionar la percepción de los enfrentamientos ideológicos y doctrinarios de algunos de los personajes notables que conoció, o la de su propio matrimonio —«siempre tuve la impresión de estar en un internado de reglas estrictas y regaños cotidianos, que, entre paréntesis, no me sirvieron de nada, ya que seguí siendo la misma» (pág. 179)—; sin embargo, el relato es fresco, sabroso, irónico, con notas de humor a veces, a pesar de lo descarnado de todo, y es un gusto leerlo. Especialmente, cuando se fija en algunas figuras de especial aprecio, como Luis Cernuda («Era como si Cernuda viviera separado del mundo por una cortina invisible», pág. 57), Miguel Hernández («También ahora los envidiosos podían decir que Miguel andaba disfrazado de pobre, aunque lo vieran temblar de frío», pág. 160) o César Vallejo («Nunca entendí la manía que le tenía Pablo Neruda ni la persecución que ejercía contra él […] me fascinaba el rostro grave de Vallejo, como si estuviera devorado por un terrible sufrimiento […] Aquel hombre era un hombre aparte, era un poeta. Creo que la poesía va unida a la profundidad de la bondad. Todavía veo su suéter de lana cruda y sus ojos trágicos», págs. 166-167). Hay que agradecer propuestas editoriales como estas —Testimonios sobre Mariana también— de Bamba editorial, que son rescates deleitosos y necesarios.
Publicado por Miguel A. Lama en sábado, abril 26, 2025 0 comentarios
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