En la página 242 de este tomo de la Historia de la vida del hombre de Lorenzo Hervás y Panduro (1735-1809), considerado uno de los padres de la filología comparada, interesantísimo personaje, se lee lo siguiente: "Enseñando yo latinidad en el Colegio Jesuítico de la nobilísima ciudad de Cáceres, advertí que de dolor de costado solía morir doblada más gente que en Alcalá de Henares y en algunas poblaciones de la Mancha; y paréceme que el abuso del pimentón en la Extremadura haga en ella más común esta enfermedad." Cuando se lo cuente a mi compañero Miguel Ángel Melón, que es, en este orden, de Aldeanueva del Camino (Cáceres) y Catedrático de Historia Moderna, va a decirme —claro— que lo de su expulsión en 1767 por jesuita fue mero pretexto.
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