sábado, octubre 13, 2012

El Sol de Michel Seuphor


El pasado viernes 5 estuve en la cacereña Sala Croma en la primera parte —me consta que hubo una segunda con otro sabor— de la presentación de esta antología de la poesía de Michel Seuphor, anagrama de Orpheus, el poeta, crítico de arte y dibujante francés que nació en Amberes —de nombre Fernand Berckelaers— en 1901 y murió en París en 1999, un año después de que se difundiese en España por primera vez su poesía en una Breve antología bajo el título de Sol y traducida por Elisa Luengo Albuquerque (Madrid, Editorial Roela, 1998). Esta nueva antología, ahora bilingüe, muy ampliada y acompañada del estudio de su traductora Elisa Luengo Michel Seuphor. Un secreto muy bien guardado de la literatura francófona, que incluye la bibliografía comentada y un apéndice con textos y documentos de interés, la ha publicado el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura junto a la Communauté Française de Belgique, y su diseño ha estado al cuidado de Boni Sánchez, que ejerció de anfitrión la otra noche en la que un nutrido grupo de amigos y compañeros pudimos ilustrarnos con las explicaciones de Elisa e iluminarnos con los versos de Seuphor, leídos también por Colette Charbonnier y José Luis Bernal, que puso en suerte el libro. La que tuve yo hace más de tres años, gracias a la misma Elisa, de conocer aquella primera breve antología, de factura exquisita y de tirada reducida que incluyó una veintena de ejemplares con dibujos firmados por Seuphor. La comparación con este Sol más extendido y luminoso confirma, al menos, una cosa: el extraordinario trabajo de investigación, divulgación y traducción de Elisa Luengo Albuquerque, que tantos años lleva dialogando con el poeta. Si uno coteja algunos de los poemas incluidos en la antología de 1998 con las versiones que ahora se han publicado, confirmará la labor de reescritura a que ha sometido Elisa su lectura anterior de Seuphor, en exigencia contagiada de ese diálogo con su autor. Y es que esa honestidad y esa depuración, esa proclividad hacia la duda frente a la certeza, son rasgos del traducido que se aprecian en la traductora. Ésta sabe mostrar sin prejuicio de apasionamiento los valores del poeta, su esencialidad, su ética órfica, su creencia racionalista en la palabra, en la palabra poética y su juego libertario: "J'appelle jeu tout ce qui est le fait d'un besoin insolite […] Le jeu est sans valeur matérielle ou sociale, mais il a, en soi, l'immense valeur de sa liberté, de son détachement, de son inadvertance." Más adelante, ya en español, palabra de Elisa: "Y es entonces ante la evidencia del fracaso de los otros, de todos los que buscan prestigio, reputación, títulos, cuando nace la risa interior, esa ironía que aflora en nuestras obras, en nuestros actos, para aquellos que tienen ojos para ver y es el signo de la realeza verdadera." ("Page 228"/"Página 228")

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