A pesar de que en un rasgo de coquetería Juan Manuel Barrado haya omitido la fecha de su nacimiento (Huertas de Ánimas, Cáceres) en la nota bio-bibliográfica del final, este libro de poemas, quinto de su autor, es una prueba de la madurez de una trayectoria literaria ya importante, en propuestas de diferente filiación genérica y en número de años. Quizá la atalaya vital desde la que contempla su propio recorrido explique otras omisiones de esa nota, pues faltan su primer libro de poemas, Cuarteto (1994), y otro posterior, ¿y si te llamara isla? (2003); que hay que sumar al Texto azul del Café Rocco (1997) y a la Suite Celan (2001), obras más cercanas quizá a los intereses poéticos de Barrado hoy.
Fragmentos de cal, con un prólogo de Ricardo Senabre, lo ha editado en Almería El Gaviero Ediciones en su Colección Salamandria, al cuidado de Ana Santos Payán y Pedro J. Miguel, y a satisfacción plena –estoy seguro— de Juan Manuel Barrado, un autor que busca siempre una base formal, no sólo como ornamento sino como esencialidad artística y que logra, creo, con este libro ese nexo entre la llamada poesía discursiva y la visual y ‘objetual’ de otras propuestas en las que lleva desde casi el principio de su trayectoria. Además, contiene, de una manera desenvuelta y con cierto dominio, claves de todo el discurrir del autor por el árbol de la literatura, de Celan a Brossa en las devociones míticas, de Felipe Núñez —todo el libro está a él dedicado— a Antonio Orihuela entre las fraternales; y muestras de ese modo ético, de esa vertiente moral que menciona Senabre en su texto introductorio, y que viene de libros anteriores, muchas veces, como atenuante de un culturalismo vocacional.
Ya decía yo lo de la madurez de este libro de altura —27 cms.— y esa conciencia del tiempo o de la edad. “Donde hubo paraíso” es un poema doble, o un mismo poema en dos partes. Abre y cierra el libro. En el primero, es la madre; en el segundo, el padre. Y el último verso de ese último poema y del libro: en mitad del camino de la vida.
domingo, agosto 10, 2008
Fragmentos de cal
Publicado por Miguel A. Lama en domingo, agosto 10, 2008
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