Escribo aquí mientras mi madre, octogenaria, lee el Diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot. Dicho así, parece que mi más inmediato entorno familiar adora a Claudio Abbado dirigiendo a la Sinfónica de Chicago que interpreta el Concierto para violín nº 1 de Bruch, con cuyos acordes —preferible el adagio del segundo movimiento— mi madre se echa en los brazos de Morfeo, esa divinidad alada que luego la despide al amanecer y la deja en el seno de la mañana, el desayuno, dispuesto ya en la mesa de la cocina, a la que mi madre llega con una de las ediciones de Crimen y castigo que hay por la casa y que viene leyendo desde hace unos días.
No. Y menos mal. Mi madre anda con el Diccionario de Cirlot porque quiere saber a qué se refería su nieta cuando le dijo que le gustan los colgantes con símbolos. Símbolos gráficos, se entiende. Así que mi madre se ha quedado prendada de algunos ternarios y cuaternarios, y le han llamado la atención las esvásticas, las espirales y las estrellas. Porque anda empeñada en comprarle un collar a la niña. Sea. Todo vuelve a la realidad. Ahora mi madre come chocolate en el sofá y ve en la tele La tonta del bote, una película de Juan de Orduña con Lina Morgan y Arturo Fernández en los papeles principales.
sábado, agosto 18, 2007
Madre no hay más que (1)
Publicado por Miguel A. Lama en sábado, agosto 18, 2007
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3 comentarios:
¿Y menos mal por qué? ¿Qué hay de malo en que una madre octogenaria lea? ¿Se aplica a las madres sexagenarias que se ventilan tres libros por semana? ¿Y qué más da por qué se lea el Diccionario de los símbolos de Cirlot? (Cada vez que leo "Cirlot" me acuerdo no del poeta, sino de un amigo que tiene ese nick: cosas de internet).
Lo que me gusta es que la madre octogenaria coma chocolate en el sofá. Prefiero a Marisol (sí: vamos a comenzar a derribar mitos: me trago las pelis de Marisol), pero la hubiera acompañado con mucho gusto.
Amable UNAEXCUSA, en ningún momento en mi texto se dice que haya algo malo en que lea una madre octogenaria, lo que es una bendición. (En estos días, mi madre lee, además del Evangelio, un libro familiar cuya tirada tiene media docena de ejemplares; y está bien). El "Menos mal", claro, va referido a un supuesto y paródico aire cultural que sería insoportable. Se trataba de una anécdota a partir del diccionario de Cirlot, nada más. No sé, contigo, parece que no acierto, que no me explico bien.
Un saludo.
O puedo ser yo, que me gusta picar.
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