jueves, agosto 16, 2012

50 años


Hoy cumplo cincuenta años. Llevo esperando este momento desde hace poco menos de veintidós. Desde que leí un artículo titulado 50 años de José Antonio Gabriel y Galán que publicó El País el miércoles 24 de octubre de 1990. Poseo recorte. Me dije: ojalá pueda escribir un artículo como éste cuando llegue a esa edad. Mi deseo no era tanto llegar a escribir un artículo brillante y lúcido como el de GayGa, sino comenzar algo con esas cuatro palabras que fueron el inicio del texto del novelista y poeta placentino; es decir, llegar a cumplir esos años en que para el citado perdemos pasión y ganamos distanciamiento, complejidad y alcance de los contrarios. En la cincuentena —decía— "Empezamos a tener la impresión de que nuestra vida ha sido vivida por otro, un otro con el que en muchas ocasiones no coincidían ni nuestros criterios ni nuestras sensibilidades: alguien que no ha hecho sino acumular renuncias. Este descubrimiento de la identidad tardía hace que sólo en parte asumamos el pasado y de que pronto lo sintamos como irrecuperable, lo que supone una especie de invitación a ponerse serios". José Antonio escribió aquellas palabras diez años después de serle dictada lo que él llamó su sentencia de muerte, el mismo día del estreno de su versión teatral de La velada de Benicarló de Manuel Azaña: un linfoma que finalmente lo mató el sábado 13 de marzo de 1993. Hay, por eso, en 50 años ciertos vislumbres de esa conciencia de la lucidez del enfermo que habla de la enfermedad como realidad y que considera la cincuentena como "la fase en que el individuo se preocupa por vez primera del arte de vivir". Y, sin embargo, GayGa no hizo ninguna alusión a aquel texto ni a aquel cumpleaños en su Diario 1980-1993 Invitación a la resistencia, que publicó la Editora Regional de Extremadura gracias al afán de Álvaro Valverde y a la voluntad de Cecilia Alarcón y que fue Premio Extremadura a la Creación a la Mejor Obra Literaria publicada en 2007. Lo más aproximado, una referencia a los cincuenta años en las meditaciones de José Antonio sobre una futura novela: "50 años - se acentúan las complicaciones de salud; la muerte deja de ser una idea para convertirse en una hipótesis" (pág. 186). En fin, tenía ganas de recordar aquel artículo del autor de Un país como éste no es el mío en la celebración de estos cincuenta años que son, sin sones épicos, una conquista. La conquista de un territorio sembrado por recuerdos de los que no están porque se fueron demasiado pronto; la conciencia de una fragilidad a la que hay que echar de comer aparte, hay que apartarla, sí, y marear la perdiz y dejar que el tiempo pase. Con la lucidez del digno. Creo que me estoy complicando para ser mi cumpleaños. Es más fácil soplar velas, más alegre que arriarlas. Yo no me quiero morir; pero cualquiera sabe. Por ahora, y con permiso de los que verdaderamente son inmortales, hoy cumplo cincuenta años. Y dije velas, no cirios. Pues eso.

18 comentarios:

faustino lobato dijo...

Doblemente felicidades: Primero, por cumplir años con esa dignidad solemne de quien se sabe vivo; segundo, por el artículo con la riqueza de sus referencias. Un abrazote. Tino

Anónimo dijo...

Muchas felicidades, Miguel Ángel. Te esperan varios medios siglos más. Ya nos veremos. Un abrazo.
Ismael

José María Cumbreño dijo...

Felicidades, Miguel Ángel. Un abrazo.

Fulgencio dijo...

Muchas felicidades, Miguel Ángel. Y un abrazo.

Mª Victoria Jiménez Valiente dijo...

¡Hola, Miguel Ángel!Te deseo muchas felicidades.Hace muchos años que no te felicito por tu cumpleaños. Creo que sólo lo hice en una ocasión. Pero los cincuenta lo merecen. Hace poco más de un mes que yo también conquisté esos cincuenta y tú formas una parte de ellos. Compartí banco contigo cinco años de estudios. Sigo tu blog y me gusta lo que dices y cómo lo dices.
Deseo que sigas soplando velas muchos años más. Un abrazo, compañero.

Miguel A. Lama dijo...

Gracias, Tino, gracias, Chema, Fulgencio. Muchas gracias, Ismael, me 'conformo' con otro medio más con salud; los otros, seguro, seguro que me esperan criando malvas, expresión que los crematorios se encargarán de convertir en antigua y necesaria de nota en un tiempo. Muchas gracias, Mariví; yo también deseo que sigamos soplando velas y que nos lo contemos. Y felicidades también.

Pilar M.C. dijo...

¡Muchas felicidades y un abrazo muy fuerte desde las Teutonias, querido Miguel Ángel!

Miguel A. Lama dijo...

Muchas gracias, Pilar, desde tu tierra. Yo, como ves, también soy Leo.

Carlos Medrano dijo...

Felicidades, Miguel Ángel, acabo de leerte y de saberlo. Los cincuenta no son sino otra segura y profunda manera de estar bien. Aunque alguna vez surjan inesperados reveses y achaques. Pasé hace poco en autobus y sin casi parar por Cáceres. Seguí comprobando que es una de esos enclaves que me recuerdan y devuelven lo feliz. Con ese sabor y vivencia, que lo disfrutes. Las ciudades también son bellas por las costumbres y memoria de sus habitantes.

Álvaro Valverde dijo...

Felicidades a destiempo, amigo. O no, según se mire. Preciosa reflexión, sin duda. Un abrazo grande.

Anónimo dijo...

Qué serios os ponéis cuando cumplís cincuenta. A mí me falta tanto que no soy capaz de imaginar qué pensaré.
Muchas felicidades y un abrazo.
Javier Alcaíns

Miguel A. Lama dijo...

Gracias, Carlos. Supe por los amigos peleños que estabas por aquí. Gracias, Álvaro, exturista. Otro abrazo, Javier; sí, a los del 63 os falta mucho, je.

Los viajes que no hice dijo...

Yo tengo 36. Cumplir años es curioso. Sobre todo cuando no recuerdas dónde estabas a los 23, en qué ciudad, o haciendo qué, o quién carajo eras en aquellos entonces, o por qué y cómo has llegado a esto que eres ahora, y quién demonios eres ahora o qué más da. Yo no tengo cincuenta, pero tengo la impresión de que mi vida ha sido vivida por otros muchas veces. De que las decisiones no las he tomado yo. Tampoco creo que seamos más complejos conforme cumplimos años. Al final, de hecho, creo que la gente es muy simple. En general. Unos más que otros. Ni querría volverme seria. De hecho, me temo que, si pudiera elegir, sería descontrolada, algo más descontrolada, más valiente, más arrojada, más desinhibida. La seriedad no me parece sana. Salvo en el trabajo, pero eso no cuenta: eso es cumplir, más bien. Comprometerse y cumplir.

Al final la vida es eso, ¿no? Cierto: un territorio. Un lugar cambiante al que volver. Con la gente que está y la que se fue. He soltado una carcajada: "Creo que me estoy complicando para ser mi cumpleaños", por toda la teoría del principio, como si usar las palabras de otros pudiera contarnos, pero no tanto como para exponernos, en un blog, con una imagen, con una -sí- "seriedad". Diciendo, pero protegidos.

Sigues teniendo una voz estupenda y eres un tío guapo e interesante. Qué más quieres. Felices cincuenta.

Miguel A. Lama dijo...

Muchas gracias, O. Buena lectora, muy buena lectora, como siempre. Incluso quitando el piropo, inmerecido; es verdad lo de que "Qué más quieres". Gracias.

Anónimo dijo...

Eres un chaval Miguel ángel.
De esos 50 yo he disfrutado de tu amistad, lo menos 25.
Que dure. Y que los dos lo veamos.

Gran abrazo.

Anónimo dijo...

Pues no lo sabia, felicidades Miguel, espero que cuando llegues a los sesenta, que yo cumplo el dia 21, apenas en cinco dias, pueda volver a felicitarte. Jeje
Toño

Gema dijo...

¡Cuántos comentarios! Yo no me areví a estrenar la entrada con mi felicitación. Lo hago ahora: joyeux aniversaire, Miguel A. Seguiré leyendo sus anotaciones aquí.

Miguel A. Lama dijo...

Gracias por vuestros comentarios, Toño (el martes hablamos), Gema. Gracias, Anónimo, que ya sé que se te olvidó firmar y que eres Elías, el de la cosecha del 59. Un abrazo.