En la versión que yo tengo en mi ordenador, previa a esta impresa, no estaba el lema del poeta norteamericano W. S. Merwin que acompaña ahora a los de Manuel Padorno, Héctor Viel Temperley y Luis Feria. En la versión que yo tengo porque me la envió Julio César Galán (Cáceres, 1978) los versos de muchos de sus poemas no tenían la disposición que ahora tienen en el libro, que juega con los sangrados constantes y los espacios entre líneas y deshace la apariencia compacta que los textos tenían. Ganan estos ahora al respirar mejor en la página, al formar islotes expresivos más aislados —también ha desaparecido la puntuación— que dan otro aire a estos Márgenes (Valencia, Pre-Textos, 2012. Premio "Villa de Cox"), quinto libro de poemas, si llevo bien la cuenta, de este autor que además se ha dado al sugerente y difícil ejercicio de la heteronimia (Luis Yarza, Paco Gaudet...). Por esta poliédrica manera de manifestarse poéticamente y por su inquietud general, que amplía sus horizontes al ensayo literario, creo que Julio César Galán es uno de los escritores que hay que tener en consideración en los nuevos panoramas. Mi relación con él fue académica —profesor/alumno—, luego literaria —prologué el primero de sus libros—; y entre lo académico y lo literario creo que hemos llegado a ser cercanos congéneres sin intimar, aunque conozco aspectos muy personales de su devenir biográfico. En cualquier caso, la única intimidad la da la lectura, y no me cansaré de repetirlo. La lectura de lo que ha sido escrito como revelación propicia un íntimo y verdadero —en una nueva forma de verdad— conocimiento del autor de lo escrito. Lo diré en dos partes. Por ahora, confieso —¿confieso?— que para acabar de escribir estas líneas he querido meterme en la piel del autor y he escuchado las dos canciones que menciona en la dedicatoria que pone al final de su libro Julio César Galán: Alive, de Pearl Jam, y Best for you, de Foo Figthers.
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