El presente discurso tiene dos tiempos; el de su expresión en público, probablemente en 1936, como lección inaugural en el Instituto Jovellanos, y el de su recuperación por el propio Luis Álvarez Piñer en 1980, en copia mecanográfica, con su revisión y añadidos de una nota previa, un apéndice con la carta, contundente y reprobatoria, que Jovellanos escribió en diciembre de 1799 al obispo de Lugo, Peláez Caunedo, y una fotografía de la calle del Instituto durante la guerra civil española, potente imagen que vi por vez primera en el catálogo de la exposición de la que hablé aquí hace un par de meses. Como dice Juan Manuel Díaz de Guereñu, autor del prólogo y quien ha cuidado esta edición, el rescate por Piñer entre sus escritos del discurso tantos años después en esa copia mecanográfica puso de manifiesto la importancia que su autor confirió a esa pieza, pronunciada en aquella "hora terrible de España, hora de lodo, de muerte, de regresión, de espanto", y que destacaba la figura del fundador del Instituto como intelectual, como línea política y como maestro. En su brevedad, el texto de Álvarez Piñer sabe poner el acento en el peso que debe tener la educación para el progreso del pueblo, instruido a través de una enseñanza necesariamente secularizada. Un acierto, pues, esta agradable edición que es una de las primeras publicaciones que han anunciado el bicentenario de la muerte de Jovellanos, en el que ya hemos entrado.
Luis Á. Piñer, Jovellanos. Discurso en el Instituto 1936. Edición de Juan Manuel Díaz de Guereñu. Gijón, Ayuntamiento de Gijón (Colección Memoria de Gijón-De palabra), 2010, 48 págs.
lunes, enero 03, 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
¿Se trata del mismo Piñer que fue alumno de Gerardo Diego?
El mismo, el mismo.
Publicar un comentario