domingo, enero 10, 2010

Nieve


—Esto no cuaja. Hemos escuchado decir esta mañana a la hora del aperitivo a la mayoría escéptica. Las conversaciones, todas, sobre el frío y la nieve.
En la plaza de San Juan, una mujer se ha caído.
—¿Y no te ha ayudado ningún hombre a levantarte? —le han preguntado al contarlo después.
—Sí. —Y se ha sentado, algo quejosa del codo derecho. Luego, hemos deducido hasta la identidad del caballero, corpulento y motero.
Gran novedad la nieve en Cáceres. A esta hora, las cinco y media de la tarde, la ciudad ha cambiado de aspecto —hay mucha más nieve— desde el momento en que hice esta fotografía. En esta mesa, la misma de todos los días, escribo y miro a través de la ventana el exterior nevado. La sensación es la del que está lejos de casa. Con todos mis libros, sin embargo.

3 comentarios:

Los viajes que no hice dijo...

Yo no salí a hacer fotos. Hacía mucho frío y tenía los pies congelados. Desventajas de estar escribiendo, sin calefacción, en el cuarto del ordenador.

Es curioso lo que cambia un paisaje conocido cuando nieva. Bonita vista.

Carlos Medrano dijo...

La nieve de Cáceres como presagio de un regalo hermosísimo hoy lunes al llegar del trabajo: en el suelo de mi portal estaban las revistas de homenaje a Ángel de Espacio Escrito y los Cuadernos del Matemático. Miguel Ángel, exquisito el número de Espacio; Dios me dé la fortuna de que un día tuvieras que cuidarme la edición de cualquier texto mío, o yo sepa hacerlo tan bien de este modo. Hay vocación, devoción y pericia de creador en lo que has hecho, por más gente que te haya ayudado.

Ya con la luminosa pequeña de la casa acostada, puedo tras cenar leer algo. Disculpa que al escribirte estas notas aún no lo haya hecho. Como decía Luis Arroyo en su artículo, la literatura y la amistad son indisolubles en Ángel, y creo que en muchos de los compañeros de este número. Tengo la emoción de poder leer estos días la palabra recogida de todos sus amigos, muchas veces también míos.

Impresiona la foto en la Residencia de Estudiantes de 2008, con un Ángel elegante y saludable como pocas veces.

Me quedo con la nieve como anticipo del regalo impagable hoy recibido. Sobrecogen estas sincronicidades, las mismas que me recuerdan aquel "procura ser feliz con lo que hagas" o "el secreto de tanta luz agolpada en tu puerta". Qué manera he tenido de entrar hoy en casa. Expresarte -expresaros- las gracias (en silencio).

Miguel A. Lama dijo...

Gracias, muchas gracias, Carlos. Un abrazo.